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¿A qué juega Cagna?

Pasaron cinco fechas y es difícil definir qué estilo pretende el técnico para su equipo. La sensación es que juegan como pueden. Así, la misión será difícil.

Está claro que Newell’s hizo méritos suficientes como para, al menos, empatar el partido que perdió ante Tigre. Pero con eso no alcanza para afirmar que jugó un buen encuentro. Y la pregunta que cae de madura es: ¿Cuál es su identidad de juego? Con cinco partidos dirigidos, Diego Cagna no muestra un estilo definido. Newell’s encara los partidos como puede. Es imposible predeterminar o definir si se trata de un equipo agresivo, defensivo, contragolpeador, que le gusta esperar al rival, o ir a presionarlo arriba. En todo momento hacen lo que les sale, está sumergido en un mundo repleto de improvisación.

Los errores defensivos en las pelotas quietas denotan, sin ánimo a yerro, que no se trabaja al respecto. O se lo hace, pero mal. Resultados a la vista.

¿Qué pretendían los directivos cuando buscaron a Cagna? Es otra pregunta sin respuesta. El técnico llegó con una muy buena campaña en su comienzo como DT, triangular definitorio con Boca y San Lorenzo para definir el Apertura 2008, ganado por Boca. Pero también es quien condenó a Tigre al presente actual, con un torneo de 9 puntos. Nunca dio la sensación de ser un estratega, y tampoco un tipo sanguíneo. No tiene nada que ver con la historia de Newell’s, dato que aportaría algún plus a su favor.

En juego no se ve reacción alguna, pues los rivales se le animan. José Romero (técnico de All Boys) ante la expulsión de Hugo Barrientos en lugar de sacar de la cancha un jugador de ataque sacó un defensor, dejó tres en el fondo y siguió atacando. Está claro que vio a Newell’s como un conjunto vulnerable.

Es cierto que no cuenta con un gran plantel, pero ¿tan poco tiene? Por qué seguir experimentando con los pibes cuando ya se sabe (por experiencias vecinas) que es más fácil “quemar” la cantera que encontrar soluciones futbolísticas. ¿Y lo anímico? Parece no transmitir nada, desde su postura de pensador sin conclusiones sacadas. Nunca una reacción, y van cinco fechas con tres empates y dos derrotas. Números lapidarios, casi condenatorios.

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