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Electrocardioguau

Yo vengo a ofrecer mi corazón

Mario Bartolomeo es veterinario y se dedica a una disciplina en la que hay pocos profesionales en el país: cardiólogo de perros, y gatos. Explica que el padecimiento es común, y marca que a partir de los 4 años hay que llevar a las mascotas a controles.


Mario Bartolomeo es médico veterinario, especialista en cardiología clínica y ecocardiograma de animales. Pocos profesionales en el país hay en su disciplina, y de hecho él enseña: es docente en la Universidad Nacional de Rosario, en la facultad de Casilda; en la Universidad de Buenos Aires, y en la Universidad Nacional de Córdoba. Desde su conocimiento, asegura que el corazón de los animales es casi similar al de los seres humanos, y sus padecimientos, también. “Generalmente las enfermedades cardíacas en los animales no se curan sino que tienen tratamiento de por vida y lo más importante es que no se le suspenda la medicación”, detalla.

—¿Cómo es su trabajo?

—Cardiología por derivación. El veterinario clínico atiende a la mascota y si le detecta alguna anomalía cardiológica me lo deriva para que lo evalúe y le realice los estudios pertinentes. Es decir que, además de la revisación cardiológica, hay que hacer ecocardiogramas, electrocardiogramas, ecodoppler, determinar la presión arterial y radiografía de tórax, entre otras.

—¿Cuáles son la diferencias del corazón del animal con el de las personas?

—Ambos tienen un funcionamiento muy similar. Lo que varían son las enfermedades que se presentan. El 75 por ciento de las enfermedades cardíacas en el perro se debe a una enfermedad valvular degenerativa, que es una enfermedad en la cual la válvula se va engrosando, va perdiendo su textura fina y generan insuficiencias que se detectan a través de un soplo en la auscultación. Eso es lo más común en perros. En los gatos, lo más común es la enfermedad del músculo del corazón, que se llama miocardiopatía. El corazón se puede enfermar en sus válvulas, en el músculo o en el pericardio, que es la membrana que lo envuelve. La diferencia con el ser humano es que los animales prácticamente no tienen enfermedades coronarias. Hay enfermedades valvulares y del músculo del corazón, que es lo más común.

—¿Cómo es el tratamiento?

—Se lo medica como a una persona y, generalmente, son los mismos medicamentos que toman las personas con enfermedades cardíacas. Lo importante de los estudios es determinar cuál es el momento justo para medicar, porque no todos los perros y gatos tienen que tomar medicación. Hay muchos animales con enfermedades cardíacas que no están medicados.

—¿Se curan las enfermedades cardíacas?

—Generalmente no. Tienen tratamiento de por vida y es importante que no le suspendan la medicación, porque la van a necesitar de por vida. Lo que hacen los medicamentos es controlar la enfermedad y prolongar la sobrevida de los pacientes. Además previenen la aparición de signos de descompensación o fallos cardíacos. La enfermedad más común es el edema de pulmón, que es cuando se junta líquido, y el animal lo expresa con dificultades al respirar, igual que nosotros.

—¿Pueden las mascotas tener enfermedades cardíacas y no insuficiencias cardíacas?

—Un perro puede tener un soplo en el corazón por una enfermedad en la válvula y come, juega, salta y tiene una vida normal. La diferencia del enfermo cardíaco al insuficiente cardíaco es que el primero tiene una vida normal y el otro manifiesta los signos de la enfermedad, como la tos cardíaca, la disnea –dificultad para respirar– y otros síntomas, por ejemplo, se les hincha la panza porque juntan líquido. Hay enfermos cardíacos que no necesitan medicación y otros que sí. La insuficiencia cardíaca se debe medicar siempre.

—¿Son enfermedades genéticas?

—Sí. La diferencia del perro con el gato es que el felino puede expresar enfermedades cardíacas de origen nutricional. Los alimentos balanceados traen suplementos como la taurina, que es un aminoácido, y cuando los gatos tienen deficiencias de esa vitamina pueden manifestar una enfermedad cardíaca que se llama cardiomiopatía dilatada por deficiencia de taurina. Actualmente la mayoría de los alimentos balanceados traen suplemento de taurina, tanto los de menor calidad como los más caros.

—¿Qué controles se le debe hacer a un animal?

—A partir de los 4 ó 5 años hay que practicarle una evaluación cardiológica, una vez por año, tanto a perros como a gatos. Hay razas predispuestas a las enfermedades cardíacas como los bóxer, los doberman, el mastín napolitano, el dogo de burdeos y el ovejero alemán. Los animales jóvenes pueden tener enfermedades congénitas, es decir malformaciones de nacimiento. Un animal debe ser evaluado por su clínico cuando es cachorro y si en la auscultación aparece un problema, se deriva a un cardiólogo para que lo estudie. Las enfermedades cardíacas se dividen en dos grupos: las congénitas, que son los que nacen con las enfermedades, y las adquiridas, que son las que se desarrollan en el transcurso de su vida. Un animal que tiene una enfermedad cardíaca debe ser reevaluado cada tres o cuatro meses, dependiendo del tipo y la gravedad de la enfermedad. Y hay otros que se controlan más seguido todavía.

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