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Política Exterior

Una nueva provocación inglesa en Malvinas

La empresa sueca Saab emitió un comunicado detallando que el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña contrató la provisión de radares de última generación denominados Jirafa (en inglés, Giraffe).

Londres destinará esos equipos desarrollados por el grupo industrial sueco para reforzar el sistema de defensa aérea de las Malvinas. La decisión está en línea con las declaraciones que hizo el secretario de Defensa británico, Michael Fallon, el 25 de marzo pasado durante una sesión abierta del Parlamento.

El ministro inglés consideró que existían “constantes intimidaciones del gobierno argentino” que obligaban a su país a incrementar el presupuesto militar destinado a las islas, con un refuerzo de 267 millones de dólares para los próximos diez años. Luego se anunció el despliegue hacia el archipiélago de dos helicópteros Chinook, y el reemplazo de las baterías de misiles Rapier (defensa antiaérea) por otros más sofisticados.

El contrato de adquisición de los radares Jirafa alcanza unos 74 millones de dólares. Son equipos tridimensionales de alcance medio (150 kilómetros), se pueden desplegar en el terreno, tienen una resolución que les permite detectar aviones pequeños como los no tripulados y descartar las señales reflejadas por aves.

No son pasos aislados, se trata de las piezas de un ajedrez mayor que es la conformación de un sistema de integración y provisión de datos en el escenario del combate tierra-aire, ingenio electrónico presupuestado en más de 300 millones de dólares. Este sistema es un hub que concentra comunicaciones tácticas, obtención de inteligencia electrónica, comunicaciones satelitales encriptadas, representación de los ambientes de combate, comando y control de operaciones. La maquinaria de guerra británica puesta al servicio de la defensa del archipiélago contrasta con el precario dispositivo del aparato militar criollo, aunque se repita hasta el cansancio que la solución es el diálogo y la vía diplomática.

El Reino Unido se adelantó a la próxima movida de Buenos Aires: la instalación de dos radares tridimensionales fabricados por el Invap para la vigilancia del espacio aéreo sud atlántico. Los equipos, denominados Radar Primario Argentino, integran la serie de 6 que desarrolló y construyó el Invap para la Fuerza Aérea. Su misión es la vigilancia y alerta temprana, tienen un alcance de 400 kilómetros y son los ojos del Sistema de vigilancia y control aeroespacial (Sinvica). Cuatro se desplegaron en provincias del NOA y el NEA en el marco de la lucha contra el narcotráfico, contrabando de mercaderías y tráfico de personas.

La otra pata del sistema de control del espacio es la capacidad del país de interceptar aeronaves furtivas o desconocidas que ingresen a espacio soberano, función que pende de un hilo porque no se ha decidido aún el reemplazo de los cazas Mirage que serán desprogramados en dos meses.

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