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Crisis diplomática

Santos, en la frontera

El presidente colombiano volvió a viajar a Cúcuta, epicentro de la crisis limítrofe con Venezuela, que se inició hace 11 días y aumentó en tensión.


El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, viajó ayer a Cúcuta, una localidad ubicada 600 kilómetros al noreste de Bogotá y epicentro de la crisis fronteriza con Venezuela, en medio de la tensión bilateral tras la salida masiva de colombianos, luego de que el gobierno de Nicolás Maduro decretara el Estado de sitio en la zona para evitar el comercio ilegal y el contrabando.

El mandatario cafetero visitará uno de los albergues acondicionados para recibir a los cientos de colombianos deportados en los últimos días o llegados al país huyendo de Venezuela por temor a serlo.

Santos, quien ya estuvo el miércoles pasado en Cúcuta con muchos expulsados, algunos separados de sus hijos o deportados “con lo puesto”, aseguró que con Venezuela “no es una situación fácil”.

“Nosotros siempre hemos tenido unas norma de conducta: conducir nuestras relaciones internacionales con firmeza, pero con diálogo y diplomacia”, dijo el mandatario a última hora del viernes pasado.

En Cúcuta, una ciudad de unos 700.000 habitantes con fuertes vínculos económicos con Venezuela, y estrechos lazos de sus pobladores con los ciudadanos del vecino país, se siente ya el impacto económico del cierre de la frontera, en especial ante la falta de gasolina venezolana vendida ilegalmente en Colombia.

La tensión entre Bogotá y Caracas comenzó el 19 de agosto pasado con el cierre de algunos pasos fronterizos por decisión de Maduro tras un ataque de desconocidos a militares venezolanos, ocurrido días antes en medio de una operación anticontrabando en el fronterizo estado venezolano de Táchira y que Venezuela atribuyó a “paramilitares colombianos”.

La crisis aumentó con el estado de excepción decretado por el presidente venezolano el 21 de agosto y se profundizó aún más el jueves pasado, cuando ambos países llamaron a consultas a sus embajadores en medio de las denuncias de violaciones de derechos humanos de los damnificados.

Además de las deportaciones, que ya superan el millar de personas, el gobierno colombiano estima que otros 5.000 a 6.000 colombianos han huido de Venezuela en los últimos días por temor a ser expulsados, separados de sus seres queridos y sin poder llevarse sus pertenencias.

Maduro, quien el viernes pasado anunció el cierre de un segundo sector de la frontera con Colombia en el estado de Táchira “para limpiar de paramilitarismo, de criminalidad, de bachaquerismo (contrabando), de secuestros, de narcotráfico”, tenía previsto viajar este sábado a China y Vietnam en busca de apoyo financiero a causa de los “momentos difíciles” que atraviesa su país.

La crisis diplomática se tratará este mañana en el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y, también a solicitud de Colombia, el próximo jueves será objeto de una reunión extraordinaria de los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Quito.

Colombia y Venezuela comparten una porosa frontera de 2.219 kilómetros, en la que ambos denuncian la presencia de grupos irregulares que lucran con el contrabando de combustible y otros productos subsidiados por Venezuela.

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