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Vida y Plenitud

La paciencia como maestra

En una sociedad basada en la velocidad de las comunicaciones, es fundamental entender que ciertos proyectos necesitan de un tiempo para ser plasmados y así obtener éxito, lográndolo con calma y constancia: es primordial amar la espera.


Un aprendizaje a realizar como seres humanos para poder evolucionar es aprender a amar la espera, no padecerla, de eso se trata la paciencia. En otras palabras, entender que los tiempos de los demás no son iguales a los míos puesto que cada uno realiza su propia evolución del mejor modo posible.

Por lo tanto,  se hace necesario entender que no tenemos el control de todos los sucesos de nuestra vida y que muchos de ellos dependen de la interacción con el otro, el cual muchas veces posee tiempos diferentes a los míos; así que para la concreción de un proyecto es necesario tener esto en cuenta. Esperar a que se plasme un proyecto es importante: debemos contar con el tiempo suficiente de materialización de los objetivos, y tener en cuenta además el factor de espera.

Es imprescindible aprender a ser constantes, perseverantes, manteniendo la fe, la confianza y la certeza de que vamos a concretarlos y dejar de estar pendientes de los ritmos acelerados de una sociedad basada en la velocidad de las comunicaciones; para ello es fundamental entender que ciertos proyectos necesitan de un tiempo para ser plasmados. Así es  como en la naturaleza  podemos encontrar claros ejemplos de ello: el tiempo que toma un bebé en  madurar y desarrollarse en el vientre materno, el de una oruga en transformarse de crisálida en mariposa, o el de un bambú en germinar y sacar sus botes luego de siete años de espera en la que aparentemente nada sucede.

En estos momentos donde la velocidad parece ser el sinónimo de éxito en nuestra sociedad es menester comprender que el éxito se logra con mucha paciencia, calma y constancia, sin amedrentarnos en ningún momento por los contratiempos que puedan ocurrir, y tomarlos como algo natural y necesario para lograr un correcto aprendizaje y no observarlos y padecerlos como un castigo divino.

La paciencia templa nuestro carácter volviéndonos comprensivos a determinados ciclos que ocurren en nuestro diario vivir y comprender que como reza un viejo refrán: “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Por lo que se necesita ser constantes, optimistas y por sobre toda las cosas mantener la fe en uno mismo y en  el Universo. Se trata de creer en nuestros objetivos para poder verlos materializados. Una ayuda para esto es tratar de permanecer centrados el mayor tiempo posible en el Hoy, meditando con los cinco principios del Reiki que nos ubican en el momento presente, evitando angustiarnos innecesariamente por situaciones pasadas que no pueden cambiar por mucho que las reviva con mi mente, ni preocuparnos por las incertidumbres de un futuro desconocido.

No perder la calma

Procura no preocuparte por diversas situaciones vividas durante el transcurso del día, trata de enfocar la atención en tu respiración sintiendo cómo la energía ingresa a tu organismo revivificándote y purificando las células de tu cuerpo, llevándote  al encuentro de la armonía necesaria para mantenernos enfocados en nuestro trabajo, evitando dispersarte en situaciones hipotéticas que tu  mente alberga en su interior.

No quieras controlar absolutamente todos los detalles tratando con tu mente de prever lo que va a ocurrir puesto que sólo realizas un desgaste energético innecesario: nada se logra con perder la calma. De este modo, con paciencia puedes disfrutar de tu presente sin caer en la ansiedad de querer prever tu futuro.

Tampoco sirve elaborar una larga lista de hipótesis sobre cómo sería tu vida si hubieses optado por una elección diferente a la adoptada. ¿Sería menor el tiempo de espera? ¿Acaso sería más feliz si hubiera hecho otra elección?  Nada de ello es posible de saber puesto que en la práctica hemos hecho una elección que en su momento consideramos como acertada. El tiempo de espera deber ser usado.

Por ende lo más acertado es aceptar la elección realizada para evitar un desgaste energético mayor y luego evaluar las opciones que tenemos en la actualidad para corregirla si consideramos que hemos cometido un error. Perdónate por ello, eres humano, no una máquina.

Lo cierto es que la paciencia te ayuda a aceptar tu elección realizada y aprender la lección que ello nos deja; esto lo más sensato que puedes  hacer: estar dispuesto a aprender, a tener seguridad. Puesto que esa elección te llevó a este  instante que actualmente vives.  Trata de percibir cómo te sientes con esa elección, percibe tu conformidad o disgusto para luego poder evaluar otras posibles opciones.

El tiempo de la paciencia

Recuerda que cuando una puerta se cierra existen otras que permanecen abiertas alrededor, no te quedes estancado observando la puerta cerrada; trata de usar tu creatividad para explorar oportunidades que el Universo puede estar brindándote y que te pierdes si permaneces  centrado en el fracaso de una opción. Es la creatividad y el poder ver diversos ángulos de una misma situación lo que nos permite desesperarnos, amargarnos o preocuparnos por haber elegido de determinada manera: nos quita energía; a través del Reiki aprendemos a encauzarla con diversos ejercicios que nos llevan a la armonía de nuestro cuerpo. De nada sirve apurarnos si luego nos arrepentimos de nuestra elección.

La paciencia nos conecta con nuestro verdadero Ser, no con nuestra mente que actúa a través del ego. La paciencia es lo que permite desarrollar nuestra calma y fortalecer nuestro poder interior; la ansiedad, por el contrario, nos quita la alegría de vivir el momento presente, puesto que quedas atrapado en la angustia por un futuro incierto. La tristeza ve al momento de espera como algo negativo: te pierdes de experimentar la alegría que se encierra en este instante, único e irrepetible que es el Hoy permaneciendo atrapado en un pasado que consideramos como el mejor pero que ya sea ha ido. No puedes disfrutar de la espera, y pierdes la calma si no tienes paciencia para observar las maravillas  que diariamente la vida nos brinda y que no puedes disfrutar porque tu mente se empeña en revivir un pasado idílico.

La paciencia nos permite desarrollar un hobby, conectarnos con nuestro lado lúdico, desarrollando la creatividad y conectarnos con la energía yin de nuestro cerebro, evitando que éste se deteriore por las exigencias de la rutina diaria. El Reiki nos permite disfrutar de la espera, desarrollar  la calma, aceptando la espera como un tiempo de maduración, aprendiendo a fluir con el Universo sin resistirnos a él, sin desgastar inútilmente nuestra energía en hipótesis de nuestra mente sobre cómo debería ser nuestra vida. Evita que nos relacionemos a la ira o al resentimiento hacia el otro por tener tiempos diferentes a los nuestros, ayudándonos a madurar nuestros proyectos para poder plasmarlos del mejor modo posible.

Aprende a aceptar tus tiempos de maduración: no huyas de ellos siendo ansioso, disfruta de la espera. La paciencia es nuestra maestra: permanece dispuesto a aprender de ella, con calma. Deja lugar al equilibrio.

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