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Panorama Político

La comezón del cuarto de siglo

Bonfatti y Fein inauguraron obra en avenida Ovidio Lagos durante esta semana.


Una de las virtudes del Partido Socialista desde que ganó las elecciones municipales de 1989 fue su capacidad de regenerarse, de sortear el paso del tiempo cada vez que su liderazgo electoral parece estar agotado.

En 2003 Miguel Lifschitz, que fue intendente por 5 mil votos de diferencia, renovó a un socialismo que venía de dos gobiernos de Hermes Binner, el último vilipendiado por la crisis y el “que se vayan todos”. Al cabo de cuatro años su reelección consiguió el 57% y 292 mil votos. El vínculo electoral del PS con la ciudad se volvió a resentir en 2009: la lista de concejales apenas sobrevoló el 28% y Lifschitz perdió la mayoría en el Concejo.

Apuntalado por funcionarios una generación más joven que revincularon la gestión con los barrios y las tareas básicas de una comuna, en dos años revirtió el panorama y alcanzó sus dos objetivos: entregó las llaves del Palacio de los Leones a un tercer socialista y se blindó el futuro con la friolera de 356 mil votos para la poco relevante banca de senador por el departamento Rosario.

Ese año la inesperada Mónica Fein se convirtió en intendenta con más del 50% y 260 mil votos y dos años más tarde enfrentó el mismo escenario que en 2009 había amargado a su antecesor: la lista de concejales sólo cosechó 140 mil votos y 27%, muy poco en relación a lo que necesitaba, pero suficiente para ser primera con 8 puntos sobre el siguiente.

Ahora que falta un año para las elecciones, de nuevo se plantea el interrogante. La impronta de Fein, la responsabilidad que los votantes le asignen sobre los problemas de la ciudad y el cuarto de siglo de intendencias socialistas serán sometidas a examen.

Cuando Fein llegó a la Municipalidad se dispuso a quitarle presión a una ciudad taponada de autos que clamaba por soluciones a los problemas de movilidad urbana.

A medida que avanzó el tiempo, el drama de la seguridad, el espacio público sobrepasado, la necesidad de reordenar equipos de trabajo en el territorio y la crítica situación de “convivencia urbana” ganaron terreno en la agenda del gobierno hasta convertirse en prioridad.

Dónde hay un mango Mónica

A decir verdad, Mónica Fein no tiene un peso partido por la mitad. La oposición aduce deudas y mala administración. El gobierno replica que cuenta con un presupuesto mucho menor que Córdoba, por ejemplo; que un rosarino paga menos de Tasa General de Inmuebles por un departamento en el centro que un santafesino o un cordobés, y acusa al Concejo de no querer dar ese debate.

Hay más malas noticias. El país técnicamente entró en recesión y la economía de la provincia se contrajo 1,3% en el primer semestre. La recaudación del Drei en agosto todavía creció 33% interanual, pero la foto es frágil: el rubro concesionarias sólo registró 10% (ni siquiera recupera la inflación). En el otro extremo compensa el rubro entidades financieras al ritmo de tasas de interés por las nubes.

Lo cierto es que la intendenta no tiene en el Concejo respaldo suficiente para contar con otra estructura de recursos. A duras penas logró realinear al Frente Progresista tras las discusiones de diciembre de 2013, crisis que la obligó a repensar la relación con los socios minoritarios.

Inversión como nunca

Sin auxilio, las posibilidades de sobrevivir de un gobierno sin recursos son pocas. Por eso hay que pensar más allá de Rosario para dilucidar las chances de renovar que tendrá la intendenta.

Mientras el Palacio de los Leones admite que no hay dinero para obras, en las calles de la ciudad nunca hubo tanta inversión en obras e infraestructura social.

“Mónica es una intendenta sin plata, pero es una gestora incansable. Toda esa inversión de la Nación y la provincia se concretó gracias a que ella no se quedó quieta, consiguió el dinero”, es la mirada de su gabinete.

Aquí talla la figura de Antonio Bonfatti. El gobernador comprendió que para seguir gobernando después de 2015 tenía que ir en auxilio de la ciudad que parió el proyecto del Partido Socialista.

Al mismo tiempo, la intendenta logró reconstruir puentes con el gobierno nacional, con lo cual Rosario volvió a recibir recursos por afuera de los comprometidos por ley.

Veamos: el barrio de las Madres (proyecto Travesía) que podría ser hoy un baldío a medio construir con yuyos está en pleno desarrollo ($400 millones); urbanizaciones de La Cerámica (59 M) e Iratí (40 M), Estación de Trenes (100 M). En tanto, la provincia financia y ejecuta junto con la Municipalidad “proyectos urbanos en asentamientos irregulares”: barrio Industrial (8,5 M), Pineda (5,7 M), Las Flores Sur (10,7 M en el barrio y 50 M para reubicación de familias), Fuerte Apache (28,2 M), La Palmera (10,7 M), El Eucaliptal (5M).

El Cordón Ayacucho, el más poblado y extenso del sur de la ciudad, cuyas obras serán una contraprestación de los privados que se queden con el sector del ex Batallón 121 destinado a vivienda. Además, la pintura y acondicionamiento del entorno de los complejos Fonavi (62 M). Las remodelaciones completas de las avenidas Ovidio Lagos (77 M), Rivarola (20 M), Rouillón (22 M) y San Martín. Se podría agregar el acceso a Villa Gobernador Gálvez por ruta 21, que será autovía (100 M). Se suma la nueva planta potabilizadora de aguas (650 M), el aliviador III (100 M) y la extensión de cloacas para llegar a 16.300 conexiones más, lo cual según la Municipalidad implica cubrir el 85% de la ciudad. Más el costeo de fuerzas de seguridad nacionales (50 y 50 Nación y provincia), el finamiento provincial de servicios de salud municipales por cientos de millones al año, el reemplazo de la red subterránea en el microcentro y el remozado del casco histórico, única obra relevante que encarará el Ejecutivo local, ya que la pavimentación de Uriburu y La Guardia la tuvo que patear al año próximo por falta de recursos. Todas esas obras se inauguran a lo sumo en 15 meses.

¿Alcanza?

Un buen termómetro para medir el impacto de la catarata de obra pública e inversión social es analizar de qué habla la oposición. La falta de cloacas, preocupación central hace un año, desapareció de la agenda. Tampoco se escucha tanto aquello de las dos ciudades con que batía el parche el peronismo.

En lo discursivo, la respuesta de Fein y Bonfatti parece haber sido efectiva para obturar ese flanco. Ahora el eje de crítica se corrió a la seguridad pública, un frente más complicado porque los resultados no se consiguen reasignando presupuesto.

¿Alcanza esta catarata de recursos y proyectos para que Mónica Fein sea reelecta y el socialismo se reinvente en el poder? ¿Llegará a tiempo para revertir el distanciamiento que se percibe de sectores del electorado que históricamente lo acompañaron?

Sería aventurado buscar una respuesta en una realidad tan dinámica. Además juega la oposición, a la que hoy le alcanza para condicionar el juego en el Concejo, pero faltando un año para las elecciones no alumbra todavía un candidato que pueda torcer el escenario de 2013.

Lo que sí puede decirse es que el tradicional electorado que consagró al socialismo, sectores medios predominantemente, hace un tiempo reparte sus preferencias con el PRO, candidatos como Jorge Boasso y otras ofertas del momento.

Mientras en las seccionales electorales del centro y macrocentro de la ciudad el socialismo vio reducido su caudal de votos, en la periferia creció exponencialmente.

En 2011 ganó todas las seccionales. En 2013 sacó menos votos y sólo perdió tres de 21 por escaso margen. Esos resultados obligaron a la oposición a releer el tablero, en especial al peronismo que mandaba en esos territorios.

Si en las dos últimas elecciones el PS logró expandir su predominio electoral, para 2015 habrá que observar en detalle el impacto geográfico del Plan Abre o los proyectos nacionales. ¿Podría deducirse que el socialismo tiene la oportunidad de fidelizar a quienes empezaron a votarlo tarde?

No hay necesidad de sacar conclusiones prematuras. Menos en política. Y habría que decir que menos que menos en Rosario, donde la capacidad de regeneración que el socialismo demostró en este cuarto de siglo, es desafiada por el paso del tiempo y la grave situación de seguridad pública. La intriga se mantendrá hasta el final.

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