Región

Riesgo ambiental

Denuncian actividad ilegal en el Tonelero, un paraje ancestral a orillas del Paraná

Es uno de los humedales más grandes del norte bonaerense protegido por sus bosques nativos y yacimientos arqueológicos. Vecinos de Ramallo acusan al Municipio de avalar emprendimientos privados que arrasan con los recursos naturales del lugar


Señalan a una arenera del Tonelero por usurpar espacio publico en la costa del río Paraná.

El Tonelero es una suerte de lugar sagrado. Conserva restos de cerámica indígena, fósiles de mamíferos y hasta esquirlas metálicas que dan cuenta de conflictos bélicos: en esas tierras se disputó a muerte la soberanía Nacional. Pero su verdadero valor está en el agua. Es uno de los humedales más grandes del norte bonaerense y, como tal, regula sequías, inundaciones y hace de filtro natural para generar agua potable subterránea. Por eso lo protegen los vecinos de Ramallo, la ley de Bosques Nativos y cualquiera que entienda la relevancia de su ecosistema en la calidad de vida de la región.

Oscar Mollevi lo explica mejor. “No se puede hacer nada que altere la condición que tiene ese lugar”, dice mientras asegura que está en riesgo y repasa los avatares que viene sufriendo el territorio hace más de una década con el visto bueno de los funcionarios en turno.

Entre ellos menciona el intento de aprobar un Código de Ordenamiento Urbano y Territorial para convertir en “industrial” esa zona rural e instalar un puerto multifunción con acopio de fertilizantes; la tala del bosque nativo en manos de una arenera y la ausencia política de los gobernantes a la hora de sentarse a consensuar con los vecinos dónde hay que poner el punto límite antes de autorizar emprendimientos privados.

“El Tonelero tiene un alto valor de conservación. Está en una zona rural y por eso no se pueden instalar industrias. Sin embargo avanzan sin parar”, dice Oscar en representación de la Asamblea Vecinal Ramallo y la ONG Unidos por la Vida y el Medio Ambiente (UPVA).

 

Paraje ancestral

Antes de remontarse al año 2011 cuando los vecinos se organizaron para frenar emprendimientos que consideran ilegales, Oscar se detiene para describir ese paraje ancestral ubicado al margen del río Paraná, a sólo 10 kilómetros de la cabecera del partido de Ramallo.

“El Tonelero tiene el yacimiento arqueológico más grande de la región, conserva restos fragmentarios de alfarería indígena y también fósiles que lo hicieron parte de la literatura científica: figura entre los primeros yacimientos paleontológicos del país”, afirma Oscar. También es un sitio histórico por los enfrentamientos navales de la Guerra del Paraná (1845 – 1846) pero por sobre todas las cosas, dice Oscar, “el Tonelero es un humedal, uno de los más grandes del norte de la provincia de Buenos Aires”, que por la vegetación que atesora en sus barrancas está protegido por la ley de Bosques Nativos. O debería, porque todo está en riesgo, reitera.

 

Un puerto silencioso

Hace más de una década que distintas organizaciones sociales de Ramallo denuncian el avance ilegal de emprendimientos privados en la zona del Tonelero. De hecho el paraje se encuentra afectado por una medida cautelar que consiguieron los vecinos con la judicialización del conflicto.

Según Oscar, el primer intento fue en 2011 cuando la firma PTP Group recibió apoyo del Ejecutivo local para instalar un puerto multipropósito en la zona, que traía aparejado el acopio de fertilizantes. Recuerda que para conseguir los permisos, el Municipio intentó aprobar un Código de Ordenamiento Urbano y Territorial y de ese modo cambiar la categoría de zona rural a industrial, pero los vecinos se organizaron y frustraron el emprendimiento.

“Cuando empezaron a remover la tierra nos dijeron que iban a poner una playa de estacionamiento de camiones, pero atamos cabos y descubrimos que era la cabeza de proa para instalar un puerto. Luego tuvimos acceso a esos planos y confirmamos que estaba todo unido, el puerto y la empresa PTP Group. Todo en silencio”, rememoró el referente de UPVA tras referir que la firma, que fracciona y acopia fertilizantes líquidos y granulados, se instaló en zona rural sin habilitación.

Emprendimientos privados y desmonte

Otro foco del conflicto es la instalación de la arenera Lojda dentro del Tonelero a la que acusan de talar de forma indiscriminada el bosque nativo y usurpar espacio público en una franja importante de la costa del río Paraná, ante el silencio cómplice de la intendencia de Ramallo.

Las organizaciones señalan que la firma viola la medida cautelar con la tala del bosque y que el mandatario local, Gustavo Perié, hace oídos sordos a sus reclamos porque apoya el funcionamiento “ilegal” de esos emprendimientos que ya fueron denunciadas ante la Justicia.

“Lo que se está reclamando es que el Municipio intervenga para que esto no siga sucediendo”, dijo Oscar que también reclamó de forma “urgente un Código de Ordenamiento Territorial, porque sino vamos a vivir en conflicto judicial permanente”.

Sin debate

El ordenamiento urbano al que hace referencia el representante de la Asamblea Vecinal Ramallo se empezó a discutir con pluralidad de voces luego de una ordenanza creada a fines de 2020. En la misma se dispuso un plazo de 12 meses para que todos los sectores de la sociedad lo consensuaran por lo que tenía carácter vinculante. Pero la Pandemia retrasó nueve meses el comienzo de las reuniones donde se sentaron concejales de todos los partidos políticos, un representante del Ejecutivo local y los vecinos.

“A los tres meses se cumplió el año de la ordenanza. Pero en vez de prorrogarla, como lo contemplaba la ordenanza, el representante del Ejecutivo se levantó y se fue del espacio de trabajo, dijo que el plazo estaba caduco”, recordó Mollevi.

“Ahora, ante la falta de un código, el intendente se maneja directamente con las empresas, lleva los proyectos a la provincia de Buenos Aires y entre ellos arreglan las cosas, sin participación ciudadana. Otorga excepciones de acuerdo al pedido de cada particular y utiliza el territorio según la necesidad del empresario, sin tener en cuenta el reclamo de la comunidad ni las zonas que deben preservarse, que son muchas”, reclamó.

“La alteración de estos lugares naturales tiene un efecto directo sobre la calidad de vida, sobre la salud de la comunidad y eso es irreversible”, asegura Mollevi tras destacar que por eso hay áreas catalogadas como ambientes protegidos y se deben cuidar.

 

 

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