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Del Sel está dispuesto al debate

El candidato del PRO quiere hablar de “propuestas e intenciones” con Hermes Binner y Jorge Obeid, cabezas de lista del Frente Progresista y el Frente para la Victoria. “Llegó el tiempo de dejar de discutir sobre el pasado”, dijo el ex Midachi.


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El primer candidato a diputado nacional de Unión PRO Santa Fe Federal, Miguel Torres del Sel, afirmó ayer que “ha llegado el tiempo de dejar de discutir sobre el pasado y empezar a pensar en el futuro de la provincia y del país porque el presente argentino deja mucho que desear”.

“Si nos honran con su voto, vamos a defender desde el Congreso los intereses de los santafesinos, escuchando todos los días los reclamos que plantea la gente, qué hay para mejorar y cuáles son sus principales preocupaciones”, prometió el ex Midachi.

Además, dijo que está dispuesto a debatir con los candidatos a diputado Hermes Binner y Jorge Obeid para que “la gente analice cuáles son las mejores propuestas e intenciones”, pero anticipó que también aprovecharía la discusión para preguntarles “por qué Santa Fe no es la gran provincia que puede ser, sin pobreza, con educación, seguridad  y producción, ya que los dos han sido gobernadores”.

“Creo que en vez de gastar energías en una guerra de egos, deberíamos trabajar para resolver los problemas de la gente, que es lo que realmente importa”, agregó.

Del Sel formuló estas declaraciones al término del tradicional remate Litoral Santafesino realizado ayer en el establecimiento de Pichu Có, ubicado en el departamento San Justo, donde recorrió los corrales de las diferentes razas de ganado, se reunió con las autoridades de la exhibición e intercambió opiniones con productores locales. En este sentido sostuvo que “disfruta mucho” ese tipo de encuentros porque “el campo es sinónimo de trabajo duro y honrado”.

En tanto, lamentó la actitud que viene asumiendo el gobierno nacional hacia el sector desde el intento de instalar en 2008 la resolución 125 de retenciones móviles. “Aquel proyecto fue el punto de partida de un ataque sin razón hacia el campo por parte del kirchnerismo, que nace de una incomprensible necesidad de crear enemigos donde no los hay”, enfatizó.

Del Sel afirmó que “hoy es tiempo de dejar de discutir sobre el pasado y pensar en el futuro, dándole la posibilidad de participar a nuevos dirigentes, con ideas nuevas y ganas renovadas de transformar la realidad”.

+“Hay un momento de necesidad de exteriorización de la muerte como un ritual importante y allí aparecen los panteones, y en el cementerio conviven, en clara muestra de la diferenciación social, con los nichos donde está la gente con menos recursos, que no tenía acceso a la pomposidad del rito de la muerte. Después tenemos la irrupción en los 90 de los cementerios privados, donde se pasa a la simplicidad de esas tumbas, donde no dejan demasiada señal respecto del ritual; sin embargo detrás de esto está claro que no cualquiera tiene acceso a este tipo de cementerio: allí no hay gente humilde. En un momento de la exteriorización de lo económico, donde la persona que falleció vivió de manera pomposa, elige un lugar sencillo”, marca la antropóloga.

“Grupos étnicos de Norteamérica –continúa Barboza– no enterraban a sus muertos sino que los quemaban. Estaba relacionado a una creencia, no es sólo la cremación. Se acompaña el rito con ajuares, por ejemplo. En Santa Fe, antes de la llegada de los españoles, tenían distintas formas de enterrar, se sepultaba a los muertos con algún tipo de ajuar, acompañado por algo que había formado parte de sus vidas. También se encontraron «paquetes funerarios»: esto es, después de muerto y enterrado, se exhumaba el cuerpo y en paquetes se colocaban restos de osamenta mezclados con los de otros cuerpos. Los guaraníes tenían como práctica, cada vez que se movilizaban, llevarse en cueros estos cuerpos. Se encuentran vasijas rotas, alguna punta de flecha o proyectil, o valvas de moluscos o huesos de animales”.

“Luego, con la llegada de los españoles, los católicos eran enterrados dentro de las iglesias: cuanto más cerca del altar estaba el cuerpo, mayor rango social tenía ese individuo. Hoy la cremación puede tener que ver con un corrimiento de lo filosófico-religioso, donde lo espiritual en relación al muerto pasa por otro lado: ya no es necesario tener el lugar físico donde ir a rendir homenaje a un familiar. En Catamarca o Jujuy, por ejemplo, se realizan fiestas en los cementerios donde la familia come y toma junto al difunto. La religión no acepta la cremación por aquello de la trascendencia del alma”, sorprende Barboza.

“Vemos un acceso a otros sistemas filosóficos religiosos como puede ser a través de otras prácticas, como por ejemplo el yoga. Se va mezclando y haciendo más heterogéneo un momento que antes estaba marcadamente atravesado por lo cristiano. Hoy la sociedad está más permeable a estas otras creencias y las va adaptando a sus propias creencias. Tiene que ver con la posmodernidad, al individuo de hoy ya no lo cohesiona la religión, por eso es que la cremación es algo más natural entre la gente”, concluyó la investigadora.

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