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Crimen de odio en Córdoba: piden justicia por Azul Montoro

Azul había llegado de San Luis a la ciudad de Córdoba. Tenía 26 años y era una chica trans que ejercía el trabajo sexual. El miércoles pasado fue asesinada mientras cuidaba la habitación de una amiga en el centro de la capital cordobesa.


Azul había llegado de San Luis a la ciudad de Córdoba. Tenía 26 años y era una chica trans que ejercía el trabajo sexual. El miércoles pasado fue asesinada mientras cuidaba la habitación de una amiga en el centro de la capital cordobesa. Fue por la madrugada, con un ensañamiento que le dejó marcas en el cuerpo, como en la mayoría de los transfemicidios. Las redes sociales estallaron en un pedido de justicia y tuvieron protagonismo en la detención del sospechoso, un pibe de 23 años al que le encontraron el celular de Azul.

Azul Montoro estaba contenta. El último fin de semana su mamá y su hermana habían llegado a Córdoba desde Villa Mercedes, San Luis. Festejaron el Día de la Madre en su departamento. Comieron carne el horno con papas y también recorrieron Carlos Paz. Antes de que su Facebook se transformara en un altar, a Azul le gustaba postear fotos de comidas y contar lo que hacía durante el día.

La madrugada de miércoles Azul dormía en una pensión de Rincón al 100, en el centro de Córdoba. Según reconstruyeron sus amigas, Azul cuidaba en esa habitación a la perrita de una amiga que se había ido de viaje.

“Fumando un cigarrillo de uva”, fue el último mensaje que escribió Azul entre palabras y emoticones en Facebook.

Eran las 3.15.

Alrededor de las 4, sus amigas la vieron pasar en moto, con un cliente ocasional, les pareció. “Estaba trabajando pero no sabemos con quién iba, no tenemos idea de con quién se fue”, había contado Claudia, amiga de Azul.

Casi amanecía, a eso de las 6, cuando una compañera trans, Maina, encontró el cuerpo de Azul en el pasillo de ingreso de la pensión. Según determinaron los investigadores, tenía 19 puñaladas. La habitación era un desorden, pero faltaba era el celular de Azul. Además estaba el cadáver de la perra que estaba a su cargo.

El transfemicidio de Azul conmocionó Córdoba. Las redes sociales se llenaron de mensajes de dolor y pedidos de justicia. “Amiga Azul Montoro aún no puedo entenderlo porque vos eras tan buena persona. Ya nos volveremos a ver. Recuerdo esta foto cuando te hice tu primer cambio de look, y vos chocha”, decía Fabry, su peluquero.

“Como la gran mayoría de las mujeres trans en nuestro país, Azul ejercía el trabajo sexual para sobrevivir debido a la discriminación laboral estructural que padece este grupo social y que les impide acceder a un trabajo formal”, dijeron desde la organización Devenir Diverse.

Con el correr de las horas los mensajes de dolor se mezclaron en la red social con la captura de la cara de un pibe. En un giro siniestro que a la vez echó luz a la investigación, una amiga de Azul denunció en su cuenta de Facebook que desde el teléfono de Azul alguien la contactaba por videollamada. “Este es el asesino, difundan. Tiene su cel y el hdp lo atiende y se muestra”. “Este tipo atiende y está en línea. Se ríe y se masturba al atender el celular de Azul Montoro”. Los mensajes iban acompañados de la foto de un pibe que se compartió por miles. No habían pasado seis horas del femicidio trans.

Este jueves por la madrugada ya había un detenido. Fabián Alejandro Casiva, de 23 años, fue apresado en las cercanías del Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba. Según informó la Policía, tenía el celular de Azul, ropas ensangrentadas y un cuchillo que será sometido a peritajes. El fiscal Guillermo González, que está a cargo de la causa, lo imputó por homicidio simple.

González indicó al matutino cordobés La Nueva Mañana que el detenido “atendió una videollamada, y quien llamó hizo una captura de pantalla. Teníamos era un rostro pero no la certeza que la persona que estaba manipulando el celular de la víctima fuera la misma persona que la mató. Con la sospecha de encubrimiento, hicimos un pedido de allanamiento, y al arribar al lugar dimos con muchos objetos que nos hicieron llegar a la conclusión de que había sido él”. El fiscal añadió que Casiva “tiene una declaración antigua de inimputabilidad por una causa anterior pero la conducta posterior de él fue de resguardar todo el tiempo lo que había hecho y ocultar las huellas. Por eso a nosotros la experiencia nos dice que no estamos ante un inimputable”.

El miércoles, mientras el país estaba en vilo por el caso Santiago Maldonado, el colectivo trans convocó una protesta frente a la Jefatura de Policía de Córdoba para reclamar justicia por Azul. “Azul fue asesinada de manera brutal, con alevosía y saña, víctima de un agresor perverso y de un sistema que lo construye”, dijeron en un comunicado de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (Attta).

“A cinco años de la sanción de la Ley de Identidad de Género en nuestro país, y ante la evidente vulneración de nuestros derechos humanos que lleva a cabo el Estado y la sociedad hacia la población trans, emitimos nuestro repudio, alerta y el reclamo por el esclarecimiento de este brutal femicidio”, concluyeron.