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Arrebatos en el centro: el buzón delator abre polémica 

Comerciantes instalaron una urna para recoger denuncias contra presuntos “punguistas y mecheras”. Mientras, la iniciativa creada para alertar sobre venta de drogas es cuestionada desde algunos sectores por “criminalizar” de antemano.


Desde ayer comerciantes y vecinos del centro de Rosario pueden dejar en un buzón de la Galería La Favorita denuncias, fotos, descripciones físicas, horarios y modus operandi de personas que consideren mecheras, punguistas o arrebatadores. La iniciativa imita a los “buzones de la vida” que empezaron a funcionar hace más diez años en los distritos de la ciudad para juntar acusaciones anónimas sobre puntos de venta de drogas ilegales. Esta vez no fue el Estado el que la promovió sino la Asociación Casco Histórico, que reúne a comerciantes de la zona. Su titular, Fabio Acosta, explicó que la urna estará abierta al público durante 30 días y después será llevada a la Justicia.

“Recibimos información sin requisitos en particular. Pueden ser de hechos consumados o que tengan posibilidad de ser consumados”, aclaró.

El presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Elías Soso, opinó que el buzón es un llamado de atención para las autoridades pero que las denuncias igual deben hacerse en la comisaría.

El creador de los buzones de la vida, Héctor Franza, celebró la propuesta aunque recomendó hacer seguimiento de las causas. La “urna de denuncias de mecheras, pungas y arrebatadores” promete polémica desde el nombre porque apunta más a un tipo de personas que comete delitos que al delito en sí.

Para el periodista y autor de “Un mundo con drogas”, Emilio Ruchansky, la principal consecuencia es la criminalización de la pobreza: “Más que una intención de probar que se cometió un hurto, se busca demostrar que una persona es mechera, trapito, punguista, o transa, como si su identidad fuese más importante que el delito”.

Ciudad de delatores

Para Ruchansky los buzones de denuncias como el “antimecheras” no sólo criminalizan a los pobres sino que instalan la cultura del delator porque “la denuncia es anónima pero el interés de quien la hace no”.

El periodista explicó que en las causas de drogas es común que a partir de llamados anónimos se inicien investigaciones que ponen en movimiento a todo el aparato judicial pero después terminan archivadas. “Cualquiera puede hacer un llamado anónimo y denunciar a un grupo de gente que se junta en la puerta de su casa porque le molesta lo que hace. Las pruebas de este tipo buscan demostrar que alguien encaja en una identidad. Lo etiquetamos como mechera, punguista, narco, etcétera, y lo juzgamos por lo que creemos que es y no por un delito que cometió. Y nuestro Código Penal no permite eso: se juzgan acciones, no personas”.

Según el periodista lo peligroso de transformar las acciones en personas es que habilita la “limpieza social”. “Los comerciantes o vecinos no son policías ni jueces. Ir a la pesca de pruebas contra alguien sólo porque creo que es un delincuente habilita las intromisiones en la vida de los ciudadanos. Se entiende que quieran tener una zona de comercio seguro pero para garantizar eso hay herramientas del Estado”, agregó.

A eso se suma, opinó, que desde hace un tiempo las mecheras y los punguistas ganaron protagonismo en las pantallas de la televisión nacional. “Se transmiten imágenes de cámaras de seguridad y hasta hubo periodistas que las persiguieron cuando las identificaron. No hay que dejar de preguntarse si ese delito menor tiene una relevancia penal tan importante como para que lo tomemos como una política de Estado cuando hay delitos económicos mucho más graves que no se investigan ni se informan”.

El buzón

La urna para denunciar “mecheras, pungas y arrebatadores” se abrió ayer a la mañana en la oficina 3 de la Galería La Favorita. Va a funcionar durante 30 días de lunes a sábado de 9 a 21. Después de ese período, los reclamos serán presentados en Fiscalía.

Según Acosta no hay requisitos para las acusaciones: “Todos los que se sientan damnificados o que hayan vivido una situación de inseguridad en manos de pungas y mecheras pueden dejar su denuncia anónima. Recibimos descripciones físicas, fotos, modus operandi, qué tipo de mercadería roban, horarios y propuestas para erradicar este flagelo”.

El comerciante sostuvo que la validez de las pruebas juntadas será discutida hoy en una reunión con el fiscal regional Patricio Serjal. “Queremos que se cambien los protocolos de actuación y que se genere la figura del reincidente para que las mecheras queden detenidas y que no salgan en libertad rápidamente”, agregó.

La urna de la Asociación Casco Histórico está inspirada en los “buzones de la vida” que hace más de diez años se instalaron en puntos de acceso a la Justicia y en los distritos de  Rosario. Buscaban que los vecinos denuncien de manera anónima puntos de venta de drogas ilegales. Para su creador, Héctor Franza, el sistema es perfecto pero no funciona porque cuando las investigaciones llegan a la Justicia no se resuelven. Franza celebró la iniciativa de los comerciantes pero les advirtió que la clave está en el seguimiento de las causas.

Para el titular de Came, en cambio, las denuncias deben ser recibidas por el Estado para que no entren en juego intereses particulares. “Tenemos las comisarías para hacer las denuncias, el Estado es el que debe dar respuestas. Si la gente usa este atajo es un llamado de atención para las autoridades”, opinó.