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El sexo adolescente relatado por sus propios protagonistas

Por Nicolás Maggi.- Alumnos del Politécnico ficcionaron un documental donde se hacen planteos reales en referencia a la sexualidad.


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El Instituto Politécnico Superior “Gral. San Martín” estrenará un video educativo sobre sexualidad adolescente que formará parte de la currícula de una de las asignaturas, de producción propia y realizado íntegramente en la institución. La temática está abordada como ficción, con alumnos como actores y con la participación de un reconocido profesional del área. La presentación será el viernes 7 de junio a las 10.30 en el Espacio Cultural Universitario (San Martín 752). Cuando en 2006 se sancionó la ley 26.150, que determinó que la educación sexual debía ser un contenido obligatorio en las escuelas, hacía 35 años que el Politécnico ya la había incorporado a su currícula. Pioneros en la materia, desde el instituto vuelven a innovar, esta vez realizando un trabajo audiovisual de carácter educativo sobre el tema, interpretado por alumnos de la escuela. El objetivo es actualizar el material didáctico con el que los estudiantes ya no se identifican, por poseer un abordaje anticuado.

El video se vale del formato ficción. Trata de ocho chicos que se encuentran en un club a hacer el típico asado entre amigos. Así, mientras los varones preparan la carne y las chicas la ensalada, se va dando a partir de los diálogos, un intercambio de consejos y anécdotas referidas a la vida sexual de los personajes. Cada uno de ellos muestra una conducta distinta respecto al sexo, apareciendo así conflictos. Está representado, por ejemplo, el joven que no utiliza preservativos y tiene sexo con múltiples parejas casuales; la pareja estable que mantiene relaciones; el que tiene su primera experiencia sexual con su novia, etcétera. También participó del proyecto el médico Walter Barbato en calidad de “palabra autorizada”, prestigioso profesional del área Salud Sexual especializado en Ginecología, integrado a la ficción como médico que resuelve las dudas.

El Ciudadano dialogó con Diego Espinosa, jefe del departamento de Extensión Cultural del Politécnico. También participaron de la entrevista Ignacio Evangelista y Valeria Busnelli, dos de los actores, ambos ya de 19 años y graduados de la institución educativa.

—¿Cómo surgió la idea y con qué objetivo?

Diego —El trabajo comenzó como una iniciativa de los departamentos de Ciencias Humanas y Naturales, que supervisó el contenido; Extensión Cultural, que eligió los actores; y Recursos Pedagógicos, que dirigió el video. Nos dimos cuenta de que el material que se estaba utilizando como apoyo de la enseñanza de educación sexual estaba desactualizado. Si bien los contenidos de la parte biológica eran los mismos, los chicos no se sentían identificados con las personas que aparecían en los videos. Esto generaba desatención sobre los contenidos, incluso había materiales que venían de España que generaban algunas risas por el tema del lenguaje. Además, abarcaban exclusivamente lo biológico, y nosotros pensamos que en este tema había que añadirle las problemáticas que tienen que ver con las interrelaciones entre los adolescentes, las conductas que van adoptando, una mirada más social.

—¿Cómo se llevó a cabo?

Diego —Lo primero que hicimos fue un taller, durante un año, para definir el guión, y qué contenidos iba a incluir y cuáles no. Así, a los contenidos curriculares que ya estaban se le sumó el aporte de los chicos. Es un aspecto importante que influyó positivamente sobre el resultado final el haber incluido las demandas de los propios alumnos. Después se hizo un taller de teatro, para poder encontrar la dinámica de los personajes, donde tuvimos en cuenta que ninguno se parezca al actor que lo iba a encarnar, para que se suelten más. En la actuación se buscó siempre la naturalidad, por eso dejamos que los chicos hablen como hablan ellos, por más que eso signifique incluir algunas “malas palabras”, que no es común en los videos educativos. Para eso se usaron consignas temáticas, evitando los diálogos guionados, por lo que siempre cada escena ensayada terminó siendo parecida pero diferente. Se trató de evitar que los personajes fueran estereotipados. A su vez, no se usó maquillaje. Queríamos que aparezca el cuerpo del adolescente en una dimensión real, el acné y ese tipo de cosas. La vestimenta y la estética se intentó representar de la manera más “ascéptica” posible, para que identifique el que lo ve en Rosario pero también en una escuela del norte de Santa Fe, evitando las referencias a tribus urbanas.

—¿Cómo fue la experiencia para ustedes, los alumnos que actuaron?

Ignacio —Nos pareció una idea buenísima porque conocíamos el material existente, que era realmente anticuado para estos tiempos. Entonces entendimos como necesaria la idea de hacer algo nuevo con lo que el que lo viera pudiera sentirse más identificado. Pienso que es una forma de dejarle algo a la escuela, quedar nosotros como parte del material con el que se va a trabajar, y además consideramos que la educación sexual es algo muy importante tanto en la casa, como en la escuela y el grupo de amigos.

Valeria —Me parece que se trataron un montón de temas que uno por ahí no conocía o no sabía bien. Se rompieron muchos mitos, cosas que uno piensa que tiene muy en claro, y se da cuenta que no. A nivel personal creo que me ayudó un montón para poder charlar aspectos que a veces tienen algo de tabú, y que en el video están muy bien explicados. Cosas básicas como el uso correcto de los tampones, por ejemplo.

Ignacio— A veces uno cree que sabe más de lo que en realidad sabe, y cuando empieza el debate en los talleres, se da cuenta de que no. Ahí es cuando empieza a aprender.

—¿Se divirtieron actuando? ¿O se pusieron nerviosos?

Valeria —Para nada. La verdad que se generó un clima muy divertido durante la filmación, pasamos un día entero riéndonos. Como el guión no era estricto, nos dio la libertad de que sea menos rígido.

Ignacio —Al haber compartido un año de taller con los chicos con los que actuamos nos conocíamos bien entre nosotros, ya habíamos conversado muchísimos de estos temas e intercambiamos experiencias.

—¿Existe la idea de difundirlo para que se use en otras escuelas?

Diego —El primer lugar donde se empezó a usar es en este instituto. La enseñanza sexual es obligatoria por ley en la provincia, por eso lo ponemos a disposición de la comunidad educativa. Está pensado como un video para el aula, dura poco menos de media hora, para permitir que el resto de los 80 minutos que duran los módulos se utilice para que docentes y alumnos trabajen sobre él. El material es una herramienta para permitirle al docente cierta entrada con los chicos para debatir las problemáticas. El video no las resuelve, abre puertas para instalar el tema. Cuando lo empezamos a pasar la reacción fue muy positiva, porque los temas que imaginábamos de antemano que se iban a disparar después de verlo, fueron los que  surgieron en el debate.

—¿Cómo se encara la educación sexual en el Politécnico?

Diego —Aquí se trabaja desde el año 1971 en la temática, con distintas formas a lo largo del tiempo, no es que estemos innovando en instalarla. Hace mucho tiempo que  se habla de sexualidad, de las problemáticas en las que se ve envuelto el adolescente, y ya no sólo de genitalidad, desde el esquema estrictamente biológico. Se trata todo lo que tiene que ver con el embarazo adolescente, anticoncepción, enfermedades de transmisión sexual, pero también aparecen distintos mitos, por ejemplo sobre el ciclo menstrual, distintas actitudes como que alguien se sienta obligado a tomar decisiones porque el otro lo presiona, ese tipo de cuestiones aparecen en los diálogos que tienen los chicos en el video. Sí intentamos acotar los temas porque era imposible abarcarlos todos, por ejemplo, no introdujimos en este video las cuestiones de diversidad sexual, discriminación, abuso. Eran temas muy complejos que quedaron para desarrollarse más adelante porque son bastante profundos en sí mismos como para nombrarlos al pasar.

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