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“Ya lo encontramos, ahora lo que resta es pedir justicia”

Familiares del cabo primero santafesino Germán Suárez calificaron la tragedia de "asesinato colectivo”. Para Jorge, papá del submarinista, el buque sumergible “no podía navegar, tenía problemas, había orden de que no salgan y desde el Ministerio de Defensa pidieron que salga”


Familiares del cabo primero y sonarista Germán Suárez, oriundo de la ciudad de Santa Fe, cuestionaron con dureza a la Armada y al gobierno nacional luego de que se conociera el hallazgo del submarino ARA San Juan en las profundidades del mar.

Jorge, el papá de Germán sostiene que “con esto (por el hallazgo) los familiares tenemos la confirmación de que los asesinaron, pero también la alegría de saber que los encontraron. Ahora viene la lucha para sacarlo y empezar los juicios contra las mentiras”, dijo a UNO Santa Fe, a horas de la novedad del resultado positivo de la búsqueda que ya cumplió un año.

Además, indicó que el buque sumergible “no podía navegar, tenía problemas, había orden de que no salgan y desde el Ministerio de Defensa pidieron que salga”. “Ahora lucho por la memoria de mi hijo y para que los asesinos vayan presos porque esto es un asesinato colectivo”, sostuvo visiblemente emocionado.

En tanto la esposa de Germán, María Itatí Leguizamón, se enteró del hallazgo por la televisión. “Ya los encontramos y ahora lo que resta es pedir justicia; saber lo que pasó por la vía judicial, qué fue lo que hundió el ARA San Juan. Porque nuestros muertos se lo merecen”, declaró Leguizamón en diálogo con El Litoral.

“Aparte del dolor que siento, estoy sorprendida. Nunca creí que lo iban a encontrar. Para mí era como un sueño imposible. Siempre pensé que no encontrarían más al submarino. Cuando pasaron los meses sentía eso simplemente: nunca más aparecerá. Y ahora que lo encontraron no puedo creerlo. Por un lado me alegra pero, por otro, me sorprende”, expresó.

Como el resto de los familiares, criticó el trato por parte de las Fuerzas Armadas: “Nunca nadie me habló, fue un abandono total. Desde que llegué a Buenos Aires nunca recibí un llamado, ni un ofrecimiento de ayuda, de asistencia, nada”.

“Yo estoy en paz desde hace un año. El 23 de noviembre fui la primera que asumió que ellos (los tripulantes) estaban muertos, y casi me crucifican porque salí a decirlo públicamente. Era una verdad obvia. Desde ese entonces empecé mi duelo”, dijo Leguizamón.

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