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Y el humo volvió a Moscú

A pesar de que los brigadistas lograron reducir el tamaño de los incendios forestales rusos, los vientos cambiantes tornaron otra vez irrespirable el aire en la capital, en el marco de una ola de calor histórica.

Mientras las autoridades rusas afirmaban que habían conseguido reducir el tamaño de los incendios en zonas aledañas a la principal central nuclear del país, los vientos cambiantes volvieron a inundar de humo Moscú, dando fin al breve respiro que los moscovitas habían tenido en los últimos días. Para colmo de males, sufren la peor ola de calor en la historia. Como aliento, los pronosticadores climáticos eran optimistas que al concluir la jornada las condiciones comenzarían a mejorar con cambio de vientos y descenso de temperatura.

Según el Ministerio de Situaciones de Emergencia, unos 498 incendios seguían ardiendo en Rusia ayer, cubriendo una superficie de 53.500 hectáreas. El área afectada, que alcanzó las 200.000 hectáreas en su momento más crítico, se redujo en unas 2.500 hectáreas desde el sábado. El fuego ha cobrado hasta el momento 54 vidas.

Las autoridades lograron reducir el área de incendios alrededor de Moscú en 25 hectáreas anteayer, pero aún quedan siete pantanales –que suman ocho hectáreas– en llamas, indicó a la AFP la portavoz del ministerio en Moscú, Elena Chernova.

Sin embargo, el olor a quemado regresó ayer a la capital a causa de vientos cambiantes, que trajeron de vuelta la capa de humo tóxico desde las vecinas regiones de Riazan y Vladimir, donde tres importantes pantanales aún ardían.

Los niveles de monóxido de carbono en Moscú eran 1,3 veces más elevados que el tope de alerta, indicó a la AFP un portavoz de Mosekomonitoring, el organismo que vigila la contaminación del aire.

Los vientos cambiantes deberían alejar la capa de humo otra vez al caer el domingo, confiaba ayer el portavoz, en tanto los servicios meteorológicos indicaban que lo peor de la ola de calor podría haber pasado.

Rusia ha luchado durante días por apagar cientos de incendios a través del país, incluyendo uno en una reserva natural cercana a su principal central de investigación nuclear en Sarov, una localidad aún vedada a los extranjeros, como en tiempos soviéticos.

El centro nuclear se encuentra en un bosque justo en medio de las regiones de Nizni Novgorod y Mordovia, donde el número de incendios había sido reducido, según indicó el Ministerio de Situaciones de Emergencia.

“A pesar de la ola de calor, el hombre ha comenzado a ganarle a los incendios forestales. Una tendencia firme hacia reducir el número de incendios ha aparecido por primera vez en los últimos días”, señaló en un comunicado la oficina regional del ministerio en el Volga.

El área afectada por los incendios en la región de Nizni Novgorod fue reducida considerablemente el último día, permitiendo a los oficiales reunir esfuerzos en la reserva natural cerca de Sarov, indicó a la AFP Mijail Turkov, portavoz de la oficina regional del ministerio en el Volga.

Dos incendios seguían ardiendo en los pueblos de Popovka y Pushta, ubicados dentro de la reserva natural, donde unas 1.200 personas luchaban contra el fuego.

El incendio en Popovka aún cubre 1.000 hectáreas, pero las autoridades han logrado controlar su expansión y el área más activa cubre apenas 30 hectáreas, precisó el ministerio. El incendio en Pushta cubre 200 hectáreas y su extensión también ha sido limitada, añadió.

El director de la agencia nuclear rusa Rosatom, Sergei Kirienko, indicó haber inspeccionado el área alrededor de Sarov personalmente y aseguró que no había peligro de explosiones nucleares u otras amenazas ambientales, incluso si las llamas alcanzaban los predios de la central.

La posibilidad de que los incendios llegaran a la zona de la central nuclear eran “bastante reales” hace unos días pero la situación se encuentra bajo control ahora, señaló el viernes pasado Kirienko, cuyas declaraciones fueron divulgadas por Rosatom el sábado pasado.

“El fuego viene constantemente desde la reserva de Mordovia y en tanto no sea extinguido allá, habrá un riesgo para Sarov”, indicó el director de Rosatom, añadiendo que esa amenaza “solamente sería eliminada por completo una vez lleguen lluvias prolongadas”.

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