Miguel Passarini
Si hay un espectáculo que forma parte del historial del humor rosarino que ha marcado el comienzo de este siglo y, lo que no es poco, es además uno de los responsables de haber acercado a otros públicos al teatro alternativo local, es Faldas largas, un disparate lingüístico con ecos de la impronta gauchesca clásica, pero llevado hacia otros horizontes paródicos.
Faldas largas, casi una tradición anual de la cartelera local de las últimas dos décadas, se presentará este sábado en el Teatro Municipal La Comedia con entradas muy populares, a modo de cierre del ciclo de humor JaJaJa y en el marco de los festejos por sus veinte años de permanencia en los escenarios de la ciudad.
Se trata de una obra teatral de humor escrita con una sola vocal, la “a”. La propuesta cuenta la historia de Adán Aranda quien, montado en su caballo Malacara, intentará casar a su enamorada, Amanda Zapata. Para esto tendrá que luchar contra todas las trabas y prejuicios sociales y económicos de la época y particularmente contra la familia de ella, que básicamente lo desprecia por su condición de “gaucho pobre”. Es así como lucha se dará también contra personajes bíblicos, religiosos y políticos que tratarán de convencer a Adán con fines no tan santos, desembocando en un inesperado final.
El elenco está compuesto por Paula Costa, Rolo García, Evangelina Bruno, Juan Emilio Vidoletti, Tito Gómez y Mario Vidoletti, entre otros artistas y técnicos y la obra lleva la firma conjunta de Miguel Kleiner, Rolo García, Juan Balbi y Mario Vidoletti.
“En realidad, Faldas largas se estrenó en agosto del 2000 pero ahora festejamos los veinte años porque tuvimos dos años de pandemia donde no hubo nada y todo se modificó. Lo que pasa es que ahora la están viendo los nietos de los primeros que la vieron hace veinte años, porque los hijos ya la vieron, incluso los actores ya somos abuelos y hasta hay un bisabuelo (risas). De todos modos, todavía estamos enteros y venimos a demostrar que aún podemos, que «todavía cantamos» como dice la canción”, dijo Mario Vidoletti a El Ciudadano con su habitual sentido del humor y horas antes del esperado regreso.
Más allá del guiño y la complejidad que implica poder sostener un texto que remite a una sola vocal, la obra transita otras cuestiones, entre políticas y religiosas, que marcan su vigencia. “Después de un par de años de no hacerla es complicado acordarse de la letra, es un texto complejo para cualquier actor; de todos modos, volvemos porque sentimos que la obra siempre da para más, independientemente del tiempo que pasó desde que nació la idea original porque fue a mediados de los años 80”, recordó.
“Este juego de palabras vinculado con la letra «a» nació concretamente en 1986, en una oficina del Instituto Movilizador del Fondos Cooperativos. Allí trabajábamos con Rolo García y Miguel Kleiner (coautores) y en algunos cumpleaños jugábamos a la Batata macabra, que es un juego todo con la letra «a», muy parecido a Dígalo con mímica. En un momento, Miguel tuvo una idea maravillosa e hicimos un primer sketch a partir de ese juego, siempre todo con la letra «a». Lo hicimos en una de esas fiestas del trabajo y tuvo tanto éxito que decidimos hacerlo un poco más largo; así empezó todo”, contó el actor sobre la génesis de la obra.
Y sumó: “A partir de allí nos metimos con el campo, con la Pampa, la mama, el tata, el caballo Malacara; en ese mismo momento surgió esta historia de amor entre Adán y Amanda, la historia de un amor desesperado en primera vocal. Pero todo eso está llevado medio al disparate aunque es un poco lo que pasa en todas las familias, porque la de Amanda rechaza a Adán por ser un gaucho pobre pero sobre todo por ser muy vago. De todos modos, él trata por todos los medios de casarse con Amanda. Así es que tiene un sueño en el que se va a encontrar con un montón de personajes que por sus creencias políticas, como por ejemplo Marx, o también religiosas, van a tratar de convencerlo a Adán, cada uno para llevarlo por su camino. Es un sueño fantástico que lleva a un final que es bastante inesperado y sorpresivo, muy a tono con todo lo que pasa en la obra”.
Otro de los datos que marcan el derrotero de la propuesta es el diálogo que entabla desde lo estético con el imaginario del artista plástico Florencio Molina Campos. “Sí, eso aparece también en los títeres y en los muñecos que están en la obra, que son personajes, y que remiten a la estética de Molina Campos; son obra del titiritero Jorge Nieto a partir de esa idea, que fue un disparador en su momento y que hacen que esos mismos títeres hoy sigan teniendo vigencia”, destacó el artista que por estos días es parte de cuatro proyectos teatrales.
“Además de Faldas largas y de La medicina de Moliere, el proyecto de la Comedia Municipal Norberto Campos de 2019 que hemos continuado de forma cooperativa e independiente (se presenta nuevamente 8 y 9 de abril en la sala Empleados de Comercio), ensayo Barbacoa con un gran elenco, que es nada más y nada menos que la continuación de Esperando la carroza, otro clásico argentino, bajo la dirección de Esteban Trivisonno, y el 10 de marzo estaré estrenando en el Cultural de Abajo Mirandolina, sobre La Posadera de Carlo Goldoni, una adaptación dirigida por Vincent, un catalán que está viviendo en Rosario que ha trabajo mucho en teatro en Barcelona; es un enamorado de Goldoni y de la Comedia del Arte. Es muy interesante porque le hizo algunos toques a la obra que la traen más al presente”, adelantó el actor finalmente.
Para agendar
El ciclo de humor JaJaJa en La Comedia (Mitre y Ricardone) se despide este sábado, desde las 21.30, con el imperdible clásico rosarino Faldas largas. Las entradas están a la venta a través de la plataforma https://1000tickets.com.ar/ y en la boletería del teatro. La función se realiza con protocolos vigentes y Pase Sanitario.
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