La Cazadora

A las urnas

Voto femenino: un derecho político que cumple 75 años

La ley 13.010 fue promulgada en 1947, un 23 de septiembre, fecha en la que se conmemora el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Una lucha que comenzó a principios del siglo XX, de la mano de las primeras sufragistas, y que se convirtió en un derecho de la mano de Eva Perón


Ilustración: Ana Stutz

El 23 de septiembre de conmemora el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Ese día de 1947, hace 75 años, se promulgó la ley 13.010 de voto femenino, que otorgó a las mujeres el derecho a votar y a ser votadas para ocupar cargos públicos, algo que hasta ese momento sólo podían hacer los varones. La ley fue obtenida durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, y Evita tuvo un rol relevante tanto para que la ley sea tratada como para que unos años después, en 1951, se pusiera en práctica por primera vez. Sin embargo, el trabajo de las sufragistas argentinas se remonta hasta principios del siglo XX, cuando comenzaron a organizarse políticamente para reclamar, entre otras cosas, ese derecho. Se presentaron 22 proyectos de ley desde 1911, hasta que el 1947 fue aprobado por unanimidad por una Cámara de Diputados que, hasta aquel día, sólo estaba integrada por varones.

Las mujeres votaron por primera vez en 1951.

La obtención del voto femenino en Argentina fue el resultado de la organización de mujeres que, desde principios de siglo XX y con distintos orígenes, lucharon en Argentina para conseguir que los derechos civiles y políticos de las mujeres queden plasmados en una ley.

Quizá el primer antecedente del que se tiene registro de las mujeres argentinas luchando por sus derechos cívicos data, en realidad, de fines del siglo XIX. Cecilia Grierson, la primera médica mujer que tuvo Argentina y Latinoamérica participó, en 1989, del Segundo Congreso Internacional de Mujeres, en Londres, en el que fue elegido vicepresidenta. En 1900 fundó el Consejo de las Mujeres y, en 1910, el Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina.

Otro nombre de relevancia en la época fue el de la socialista Alicia Moreau de Justo, quien creó el Comité Pro-Sufragio Femenino.

Hay, además, una figura fundamental, osada: la de Julieta Lanteri, una médica, política y feminista ítalo-argentina que en 1911 exigió ser empadronada. Lanteri se presentó ante un juez y manifestó su voluntad de sufragar. El juez resolvió que como la Constitución no puede privar a ningún habitante del país de lo que la ley no prohíbe, la habilitó. Entonces, incluso un año antes de la sanción de la Ley Sáenz Peña –que en 1912 consagró el derecho y la obligación al voto para los varones argentinos de más de 21 años- se presentó en las elecciones del Concejo Deliberante en el barrio porteño de La Boca y se convirtió en la primera mujer de Argentina y de Latinoamérica en emitir un voto. Un tiempo después el Consejo acomodó los tantos y sancionó una ordenanza explicitando la exclusión del voto femenino.

Julieta Lanteri

Más tarde, en 1918, Lanteri fundaría el Partido Feminista Nacional y desde esa plataforma se presentó como candidata a diputada. Las leyes no se lo impedían. Obtuvo más de 1.700 votos pese a que sólo podían votar los varones. En 1920, desde el Partido Socialista siguieron sus pasos y, en la lista de Alfredo Palacios, la tercera candidata fue una mujer: Alicia Riglos de Berón de Astrada.

En la década del ’20, las agrupaciones que lideraban Lanteri, Moreau de Justo y Elvira Rawson de Dellepiane, realizaron simulacros de voto femenino, el mismo día que se hacían las Elecciones Municipales. Más de 4 mil mujeres pasaron por las mesas y realizaron el ejercicio de ciudadanía, aunque el sufragio no tuviera validez.

Proyectos truncos

En rigor, el primer proyecto de ley para el voto femenino fue presentado por el socialista Alfredo Palacios en 1911. De nuevo, un año antes de la sanción de la Ley Sáenz Peña. Claro que el proyecto nunca fue tratado. En ese momento, el Código Civil vigente era el de 1871, que consideraba a las mujeres como incapaces. Recién en 1926, y través de la Ley 11.357, alcanzaron la igualdad legal con los varones, aunque fuera una igualdad relativa: no incluía el voto ni la patria potestad compartida.

Desde aquel proyecto de Palacios hasta 1947, cuando efectivamente se sancionó y promulgó la ley de voto femenino, se presentaron otras 22 iniciativas legislativas para consagrar los derechos políticos de las mujeres. El primero en llegar al recinto fue el del diputado radical por Santa Fe, Rogelio Araya, en 1919, pero no prosperó.

A nivel provincial, hubo dos leyes de voto femenino previas a la consagración del derecho a nivel nacional. En 1921 se reformó la constitución provincial de Santa Fe y se reconoció el derecho a votar de las mujeres, aunque sólo en el ámbito municipal. La nueva constitución fue vetada en seguida y vuelta a reconocer en 1932 hasta 1935. En 1928, San Juan reformó su constitución provincial y habilitó a las mujeres a votar.

Evita

El voto femenino se transformó en ley el 9 de setiembre de 1947. Ese día, una multitud de mujeres de agolpó en las inmediaciones del Congreso de la Nación para exigir a los legisladores la aprobación de la ley de sufragio femenino. Pero, ¿qué pasó para que la lucha por la reivindicación de los derechos políticos de las mujeres obtuviera esa masividad? La figura de Eva Duarte de Perón es una clave para entender el asunto.

Multitud en Plaza de Mayo tras la promulgación de la ley

 

Juan Domingo Perón se consagró presidente electo de la Argentina en febrero de 1946, unos meses del histórico 17 de octubre de 1945 y la masividad del movimiento obrero en las calles reclamando la liberación de Perón, que había sido detenido unos días antes. Evita lo acompañó durante toda la campaña y se convirtió en la mujer que acompañaba a la figura política más importante de la historia del país.

Evita se erigió como una figura imprescindible en la política argentina que desafió el rol decorativo destinado a la primera dama, movilizó a las mujeres del peronismo y se transformó en una referente del movimiento obrero.

La docente de la Maestría en Análisis Político de la Universidad de Tres de Febrero (Untref), Carolina Barry, dijo al respecto en una nota con la agencia Télam: “Eva cumplió una de las metas más importantes de la agenda feminista de esa época: la consecución de los derechos políticos de la mujer. Y si bien no fue la principal luchadora del voto femenino -porque esa pelea se había iniciado a fines del siglo XIX-, ella realiza el último acto que consagra la ley de voto”.

Ensayo de voto femenino realizado por las sufragistas en 1920

 

La historia cuenta que las feministas que venían dado la lucha por el voto femenino desde principios de siglo XX no estaban del todo felices con que la ley 13.010 sea conocida como Ley Evita, puesto que invisibiliza todas las luchas de las mujeres y entrega los laureles por la consagración del derecho al peronismo.

Sea como fuere, en 1945, y mientras era secretario de Trabajo y Previsión, Perón planteó el tema del voto femenino. Ya asumido como presidente, al inaugurar las sesiones del Congreso Nacional en 1946, anuncio que enviaría un proyecto de ley reconociendo el sufragio femenino y sus derechos políticos y sociales.

El 21 de agosto de 1946, la Cámara de Senadores dio media sanción al proyecto del Ejecutivo, que llegó a la Cámara de Diputados el 9 de setiembre de 1947.

Por esas épocas, en las que no existía aún la televisión, las noticias se transmitían en el cine. Gracias al registro de Sucesos Argentinos, el primer noticiero cinematográfico argentino, hoy podemos ver parte de lo que fue ese debate.

Abundaron los argumentos biologicistas: “Señores, como legislador y como médico quiero dejar bien establecido en esta sesión que el hombre y la mujer no son iguales. Yo me pregunto entonces, ¿para qué otorgar igualdad política a dos seres que no lo son?”, dijo un diputado que también se refirió al tamaño del cerebro de la mujer respecto del de los varones.

Hubo argumentos morales: “El voto femenino no debería ser obligatorio sino optativo, porque atentaría contra la integridad de la familia argentina. Las pasiones que lleva implícitas la actividad política ¿no producirá acaso que el hombre y la mujer se peleen, teniendo como testigos innecesarios a sus propios hijos? Diciendo que sí al voto femenino obligatorio, seremos responsables de que se rompan nuestros hogares, de que los hijos sufran la más cruel horfandad”, argumentó otro legislador, a quien un colega tildó de “provinciano machista”, antes de pararse de su banca con un gesto físico que invitaba a la pelea.

Y mi favorito: casi un debate por el lenguaje inclusivo, pero en 1947:

—Los señores legisladores que tanto defienden este proyecto, ¿imaginan, acaso sueñan con una mujer presidente de la Nación? Porque si vamos a darles derechos políticos me permito recordarles que la Constitución argentina dice expresamente que el presidente debe ser un ciudadano, EL presidente.

—Eso es una cuestión del lenguaje. En el texto constitucional se han empleado las expresiones en género masculino por una razón meramente gramatical. Porque siempre, y también parece que la gramática la han hecho los hombres, siempre se indica a los seres por el sexo masculino. Y no hay dudas, señor presidente, una mujer bien podría ser presidente de la República.

—Perdóneme señor legislador, pero, ¿usted realmente cree que una mujer, no digo ya presidente de la República, pero cree usted que una mujer podría estar aquí, en este recinto hoy, presidiendo un debate como este? ¿Acaso, señor legislador, no sabe que es distinto ser votante que ser elegido? No me opongo a lo primero, pero es inaudito lo segundo.

­ —Inaudito será, en todo caso, seguir concibiendo una democracia sin la participación de la mujer.

Ley 13.010

Pese a los argumentos en contra de dar a las mujeres el derecho a votar y ser votadas, el proyecto se aprobó por unanimidad. La ley 13.010 fue aprobada el 23 de septiembre de 1947 y se recuerda como el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Este año, la normativa cumple 75 años.

Eva Perón recibe en sus manos la ley 13.010

Ese mismo día, Evita debutó como oradora en el balcón de la Casa Rosada y habló frente a una multitud convocada por la CGT que celebraba la obtención del derecho: “Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos.”, dijo, y fue vitoreada.

Las mujeres argentinas hicieron uso del derecho al voto en las elecciones presidenciales de 1951. Entre la promulgación de la ley y esa jornada electoral, hubo mucho que hacer, como empadronar a todas las mujeres del país para que pudieran participar del sufragio, ya que hasta ese momento lo hombres votaban con las libretas de enrolamiento del Ejército. Evita jugó un papel decisivo en ese proceso, con la creación del Partido Peronista Femenino en 1949, que trabajo con delegadas censistas en todo el país para cumplir con esa tarea.

Además, se realizaron campañas para concientizara las mujeres sobre la importancia de que ejercieran su derecho a votar.

Las elecciones de 1951 tuvieron más de un 90 por ciento de participación y llevó a un 25 por ciento de mujeres a las bancas de los parlamentos: hubo 23 diputadas nacionales y 6 senadoras nacionales. Esta cifra recién pudo superarse cuando se aplicó la ley de cupo en los años ‘90 en la Argentina.

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