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No todos son números

Vivir la pandemia en los barrios: cuando la contención se busca en la calle más allá del contagio

Cuando en marzo se decretó el aislamiento, la pregunta sobre cómo quedarse en casa resonó en los barrios populares de la ciudad. Siete meses después, el padre Fabián Belay dice que el cierre de las instituciones dejó a las infancias y adolescencias vulnerables sin espacios seguros.


Franco Trovato Fuoco

Dos días después que se decretara el aislamiento social, preventivo y obligatorio, la trabajadora social María Victoria Cano se preguntaba cómo la consigna “quédate en casa” iba a afectar a quienes desarrollan su vida afuera. “La vida de algunos sectores se desarrolla afuera de la casa. Porque habitar algunas casas es un tema complicado, no sólo porque no se cuenta con las comodidades básicas, sino también porque se convive en situaciones truculentas. Entonces mejor salir a la calle. Mejor estar afuera”, dijo en una nota publicada el 22 de marzo. Siete meses después, con una curva en alza de contagios y la cercanía del verano, el padre Fabián Belay repite la pregunta. Para él, el cierre de las instituciones por la pandemia dejó sin espacios de contención a niñas, niños y adolescentes de los barrios periféricos de la ciudad que hoy encuentran en las calles un resguardo. “Con los clubes y las escuelas cerradas, el niño y adolescente vulnerable encuentra una gran captación de la calle. Hemos retrocedido en el trabajo de contención que veníamos haciendo. Tenemos que empezar a pensar cómo vamos a recuperar el trabajo con esta población porque el verano en los barrios suele ser tiempo de mucha conflictividad. Lo peor no fue el covid sino la violencia”, dijo Belay a El Ciudadano.

En tanto, este martes, el coordinador de la Pastoral Social de la Drogadependencia encabezó la lectura de un documento escrito por el Foro de Adicciones Rosario, que integra junto con otras organizaciones, para pedir al Estado políticas de prevención y contención para los consumos problemáticos.

Pasar el verano

En medio de una curva de contagios en ascenso, y a dos meses de que comience el verano, el padre Fabián Belay cuenta que el mayor problema que deja la pandemia en los barrios periféricos de la ciudad es la falta de espacios de contención para niñas, niños y jóvenes de familias vulnerables. “Desde nuestros centros de día y de noche estamos intentando fortalecer lo vincular. El sistema educativo y las redes de contención son fundamentales. El cierre de las instituciones llevó a los pibes a las calles y aumentaron los consumos problemáticos y la violencia”, describió.

Para él, el cierre de las escuelas y el traspaso a la virtualidad acentuó la brecha educativa. “Antes de la pandemia, la mitad de las y los adolescentes no estaban dentro del sistema educativo. La virtualidad arrasó con la contención de la escuela. Los chicos que vienen de familias vulnerables están en la calle. La política no está tomando el termómetro de la realidad y no está viendo la crisis social que esto está provocando”, contó.

A nivel sanitario, el sacerdote valoró la presencia del Estado y aseguró que el Plan Detectar brindó las herramientas para que muchas familias pudieran tomar las medidas de aislamiento necesarias y evitar el aumento de contagios. “En los barrios, el Estado tuvo una presencia muy fuerte con el IFE y programas alimentarios. El Plan Detectar fue clave para que la familia que dio positivo pudiera aislarse y para generar una conciencia del cuidado. En los barrios populares podría haber sido peor el contagio. Lo peor no fue el covid sino la violencia”, aseguró.

Por eso, considera necesario pensar alternativas para que las y los jóvenes cuenten con espacios para pasar el verano. “La única alternativa son las piletas y los clubes. Si van a seguir cerrados vamos a tener que ser creativos a la hora de sumar esfuerzos. Ya hay que empezar a trabajar en lo que se viene”, agregó.

Sostener el vínculo

Desde el municipio señalaron que desde hace 7 meses trabajan con los centros de convivencia barrial, que reúnen a más de 1.500 chicas y chicos, para sostener el vínculo y dar herramientas para acompañar a las familias ante la pérdida de instancias educativas.

“Las infancias se vieron muy afectadas con la pérdida del espacio colectivo que es la escuela. Tratamos de sostener los programas municipales para las primeras infancias en los 32 centros de convivencia barrial con instancias semanales con educadores. También mantuvimos el acompañamiento a las familias con actividades para que sigan vinculadas a la institución. Les otorgamos cajas con alimentos y material didáctico con juegos para hacer en familia. Hicimos entrevistas individuales, actividades lúdicas y acompañamiento. El objetivo fue seguir poniendo en valor los derechos de las infancias en Rosario”, dijo el Secretario de Desarrollo Humano, Nicolás Gianelloni.

Para quienes están en el nivel primario, el municipio ofreció talleres virtuales de las distintas áreas. Mientras que para las y los adolescentes buscaron mantener las grupalidades con reuniones pequeñas y actividades para que sostener el vínculo con la institución.

“Trabajamos para que el vínculo con las instituciones municipales no se cortara en la pandemia. Con los jóvenes articulamos a través de las redes sociales y desde la Dirección de Juventudes hicimos un ciclo de actividades. Hace 15 días inauguramos un canal de acompañamiento emocional para las familias llamado “¿Cómo estás? con charlas y talleres diarios haciendo foco en las situaciones subjetivas desde la pandemia. Buscamos una agenda para cada población”, agregó Gianelloni, y señaló que la clave es sostener el acompañamiento social desde la virtualidad. “Queremos brindar un acompañamiento a jóvenes y familias durante el verano y pensar alternativas para un verano con actividades, acciones y sosteniendo los cuidados”, concluyó.

Cuando la frase “quedate en casa” no es igual para todos los sectores sociales

Documento al Concejo

El Foro de Adicciones Rosario, que el padre Fabián Belay integra junto con otras organizaciones, presentó este martes un documento al Concejo municipal tras la aprobación a principios de mes de un registro de usuarios y usuarias de cannabis medicinal. Desde el Foro apoyaron la iniciativa, pero cuestionaron que derive en una legalización de los consumos problemáticos.

“La ordenanza del Concejo nos generó tristeza e impotencia a las instituciones y organizaciones que trabajamos en la contención. En los barrios, la pandemia llevó a que se vaciara la institucionalidad. La agenda política está disociada de la agenda de la gente. Apoyamos que el Estado invierta recursos en la investigación para cannabis medicinal y para brindarles a las familias lo que están pidiendo, pero sigue naturalizando un problema que nunca se animó a enfrentar que son las drogas”, dijo Belay, y cuestionó la falta de inversión estatal en prevención y contención.

“En los últimos 4 años a nivel provincial se abrió una Agencia de Prevención del Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones cuyo presupuesto equivale a sólo dos escuelas. Muchas personas son derivadas a otras provincias para iniciar tratamientos. No hubo inversión en Santa Fe para la prevención ni la asistencia. En la ciudad, tampoco hay inversión en dispositivos municipales. Pedimos que, al menos, haya una guardia de salud mental para atender a las personas que están en crisis por consumo. En las guardias de hospitales no lo pueden abordar porque no hay equipos de salud mental las 24 horas”, explicó.

Belay hizo énfasis en la situación que atraviesan las familias: “La familia se enfrenta a la falta de respuesta. La estigmatización es muy fuerte y es acusada como culpable. Hay familias atravesadas por el stress y las enfermedades. Cargan con una doble estigmatización: el dolor de no encontrar ayuda y el dedo acusador de una sociedad que no los escucha”.

 

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