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Vivió hace 237 millones de años en La Rioja y fue el inicio de las primeras ramas de mamíferos

Fue un primo lejano de los mamíferos y, aunque no era parte de este grupo, ya poseía numerosos rasgos mamalianos, como un paladar óseo bien desarrollado y dientes complejos, explicaron los investigadores

Riojanodon nenoi. Investigadores del Conicet bautizaron así a un pequeño animal que vivió hace unos 237 millones de años en La Rioja. Los restos fósiles de un ejemplar fueron hallados en el Parque Nacional Talampaya. El espécimen no dejó sólo sus huesos, sino una importante pista evolutiva: de los estudios hechos sobre dientes y paladar, surge que se trata de un linaje, hasta ahora desconocido, que está vinculado al origen de los mamíferos y su diversificación en diferentes grupos.

«Es una nueva especie de lo que se conoce como cinodonte probainognatio. Era un bicho pequeño, no mayor a una comadreja actual. Fue un primo lejano de los mamíferos y, aunque no era parte de este grupo, ya poseía numerosos rasgos mamalianos, como un paladar óseo bien desarrollado y dientes complejos», explicó Agustín Martinelli, investigador del Conicet e integrante del equipo integrante del equipo Archosaur Research Group (ARG) y de la Asociación Paleontológica Argentina (APA).

El investigador resumió una secuencia temporal a la agencia CTyS de la Universidad Nacional de La Matanza: estos cinodontes, dijo, «se diversificaron previamente al surgimiento de los dinosaurios», mientras que «los mamíferos que conocemos hoy en día tuvieron su auge recién después de la extinción de los grandes dinosaurios del Mesozoico».
Los primeros trabajos de campo que permitieron dar con los restos fósiles fueron en 2014. Se extendieron hasta 2022.

“Recién en septiembre de 2014 encontramos el cráneo, en el campo en la Formación Chañares”, repasó la investigadora del Conicet Julia Desojo, quien coordinó los trabajos de campo al Parque Nacional Talampaya y es presidenta de APA.

“Es uno de los tantos casos donde mostramos el trabajo interdisciplinario que realizamos, entre geólogos, paleontólogos, técnicos y becarios, tanto locales como internacionales”, rescató la científica.

La descripción del Riojanodon nenoi fue publicada en la prestigiosa revista The Anatomical Record. “Encontramos restos de las mandíbulas y dientes. Es algo bastante peculiar lo de este extinto animal, porque es una forma de dentición herbívora dentro de un grupo que era principalmente carnívoro. De alguna forma, se abrió una rama de herbivorismo en esta línea evolutiva”, detalló Martinelli.

Un bautismo que es homenaje

Riojanodón nenoi. La primera palabra significa “diente de La Rioja”. La segunda es un homenaje a Roberto “Neno” Narváez, guardaparque del Parque Nacional Talampaya y actor clave en las campañas paleontológicas en esa región.

“Hace más de diez años que trabajamos en esta zona. Personas como Neno son importantísimas porque conocen al territorio como la palma de su mano”, rescató el paleontólogo Martinelli. “Imaginate que acá no hay caminos ni nada marcado, pero, como un baqueano experto, él nos va diciendo en qué lugar están las rocas de distinto color y, por lo tanto, antigüedad, como ningún mapa lo describe”, elogió el investigador.

Los restos hablan del tiempo pero también del espacio

Para los investigadores, el hallazgo, además de aportar nuevas pistas en términos evolutivos, ofrece nueva evidencia de cómo la fauna prehistórica de Sudamérica de esa época se condice con la del sur de África, abonando la teoría según la cual ambos territorios estaban unidos hace unos cuantos millones de años.

Un potencial enorme

El Riojanodon vivió durante el período Triásico, hace entre 237 y 236 millones de años. No llegó a convivir con los dinosaurios, aunque sí con sus predecesores. Los restos fósiles de este animal fueron encontrados a partir de trabajos de campo en la Formación Chañares, una de los depósitos de rocas continentales triásicas más ricas en contenido fósil de América del Sur.

Debido a su abundancia y diversidad, los especímenes hallados en esta formación constituyen uno de los mejores registros de tetrápodos –grupo de los vertebrados que tienen dos pares de extremidades– del Triásico Medio-Superior.

“Estos fósiles que presentamos son solo una mínima muestra del potencial paleontológico de nuestro patrimonio que debemos cuidar y difundir entre todos”, repasó Desojo. “Para ello, estamos tanto los cultores de la paleontología como las autoridades provinciales y nacionales y la APA, que conecta a todos los activos sobre la paleontología nacional”, rescató la investigadora y titular de APA.

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