La Cámara de Apelaciones denegó ayer el pedido de arresto domiciliario a un hombre que, según fue procesado, hace dos años le metió ocho tiros a su pareja –delante de su hija de 9 años–, quien sobrevivió de milagro, en Villa Gobernador Gálvez. El lunes pasado, una ONG había advertido durante una manifestación en Tribunales que, en caso de que el acusado accediera al beneficio, sería una condena a muerte para la víctima.
En una audiencia que se llevó adelante en Tribunales ayer, ante la camarista Carina Lurati, la defensa de Mario T. pidió el arresto domiciliario para el hombre, detenido desde fines de septiembre de 2012. Está acusado de haberle disparado en su vivienda de Villa Gobernador Gálvez a su entonces pareja, Rosalía B. ocho tiros, delante de la hija de 9 años de ambos, agresión por la cual la víctima estuvo en coma dos semanas.
La fiscal Cristina Herrera se había opuesto en primera instancia y, ayer, su par Guillermo Corbella, hizo lo mismo, al entender que había “peligrosidad procesal”. La jueza Lurati estuvo de acuerdo y, tal como había hecho el juez de Sentencia Julio César García, denegó la solicitud. Así, el procesado seguirá con prisión preventiva en su lugar de detención, “donde recibirá atención a sus patologías de vieja data”, dijo el fiscal Corbella.
Es que la defensa había argumentado el pedido de arresto domiciliario en que el acusado no recibe adecuado tratamiento para su enfermedad, diabetes, en su lugar de detención. Pero la Fiscalía se opuso al sostener que puede ser tratado en el penal sin ningún inconveniente.
Voceros del caso dijeron que se prevé que en diciembre próximo el acusado sea sometido a juicio bajo la imputación de “tentativa de homicidio agravado por alevosía y premeditación”. La mujer ya había sido víctima de malos tratos y golpizas en ocasiones anteriores, por lo cual el hombre –con quien vivió durante 17 años– tenía una orden de exclusión de hogar al momento del intento de asesinato, que según la acusación se produjo cuando el atacante llegó armado con una escopeta y dos armas de puño. El agresor aprovechó que el hijo adolescente de ambos se había ausentado y que la víctima estaba sólo con la hija de 9 años. Entonces le disparó ocho tiros en presencia de la niña.
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