Sociedad

La otra pandemia

Violencia de género en cuarentena por coronavirus se hace viral en todo el mundo

“Les pido a todos los gobiernos que le den prioridad a la seguridad de las mujeres mientras responden a la pandemia”, escribió en un tuit el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterrez


Elisa Bearzotti

Especial para El Ciudadano

La cuarentena llegó a la cifra “legal”: 40 días. Cuarenta días de quietud, de temor, de ansiedad, de estar juntos, de estar solos, de estar bien y de estar mal, cuarenta días en actitud de espera que cuesta transformar en esperanza. Pareciera que el mundo se ha puesto en pausa, que nada pasa porque estamos encerrados, el planeta está “en suspenso” y todos los proyectos han quedado “para después de la cuarentena”. Hoy, lo que aparece en primer plano es lo que ocurre en el ámbito doméstico, las pequeñas cosas que antes menospreciábamos o incluso desconocíamos. La mancha en la pared va alcanzando la dimensión de un agujero negro, la cocina demasiado chica para cuatro parece una jaula, y el patio trasero se ha convertido en un lujo para pocos.

Y además, la convivencia. Ni el más extenso de los tratados podría abarcar todos los estilos que adquiere el “hogar dulce hogar”, tan idealizado por las campañas publicitarias pero nada romántico en la vida real. Si bien a veces resulta un espacio pacífico y contenedor, en otras lo que acontece detrás de la puerta es una batalla doméstica librada con armas letales, y muy, muy dolorosas: el silencio que agota, la palabra destructiva, incluso maltratos y golpes asesinos. Entonces, ¿qué ocurre cuándo esa puerta permanece cerrada durante 40 días?

Lo que ha ocurrido es que las líneas telefónicas de ayuda a las víctimas de violencia doméstica se pusieron al rojo vivo. “Les pido a todos los gobiernos que le den prioridad a la seguridad de las mujeres mientras responden a la pandemia”, escribió en Twitter el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

Según informaciones que maneja la ONU, desde el inicio de la pandemia, y en comparación con el año pasado, se ha duplicado el número de llamadas a las líneas de ayuda en el Líbano y Malasia; en China se han triplicado, y en Australia, los motores de búsqueda como Google experimentaron el mayor volumen de consultas de ayuda por violencia doméstica de los últimos cinco años.

“Sabemos que los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el Covid-19. Pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas. En las últimas semanas, con el aumento de las presiones económicas y sociales hemos visto un estremecedor repunte global de la violencia doméstica”, indicó Guterres.

Por ello, desde la ONU reclaman aumentar las inversiones en los servicios en línea y el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil, asegurarse de que los sistemas judiciales sigan enjuiciando a los maltratadores, crear sistemas de alerta de emergencia en farmacias y supermercados, como así también declarar los centros de acogida como servicios esenciales.

Para un problema que incluso antes de la pandemia ya contaba con estadísticas que mostraban a un tercio de las mujeres, niñas y niños de todo el mundo experimentando alguna forma de violencia en su vida, y que afecta por igual tanto a las economías desarrolladas como a las más pobres, la cuarentena significó el combustible que enciende la llama: la convivencia obligada con los agresores.

Las cifras mundiales asustan: casi una cuarta parte de las estudiantes universitarias en los Estados Unidos afirmaron ser víctimas de agresiones sexuales, mientras que en algunas partes del África subsahariana la violencia en pareja supone una realidad para el 65% de las mujeres. Además, el 75% de las situaciones de abuso que sufren los niños y niñas son perpetradas por familiares o personas del entorno familiar, y 9 de cada 10 abusadores son hombres.

Algunas famosas, como Charlize Theron, que creció con un padre violento y alcohólico al que su madre mató en defensa propia en 1991, se han sumado a la campaña de apoyo a las víctimas. La actriz donó un millón de dólares que repartió entre Estados Unidos, donde vive actualmente, y Sudáfrica, donde creció. También Rihanna, víctima de los abusos de su pareja, el rapero Chris Brown, se ha unido al cofundador de Twitter Jack Dorsey, destinando en conjunto 3,8 millones de euros a un fondo de la ciudad de Los Angeles.

En América latina, los datos muestran el mismo nivel de alarma. México registró un aumento del 60% de las llamadas por violencia de género; en Colombia, según el Observatorio Colombiano de las Mujeres, la línea 155 recibió un 91% más de llamadas que hace un año; las peleas entre parejas en Brasil aumentaron 431% desde que empezó el confinamiento social, según un estudio difundido por el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP).

En nuestro país, desde el inicio del aislamiento, los llamados a la línea nacional de ayuda 144 crecieron un 40% y hubo, al menos, 14 femicidios. Debido a la urgencia de la situación, en Rosario se puso a disposición de las víctimas de violencia de género, y como complemento del Teléfono Verde (0800-444-0420), un canal alternativo de contacto a través de Whatsapp (341-578-1509). Se aclara además que, ante casos de riesgo de vida, las mujeres pueden llamar directamente al 911 para pedir la intervención de las fuerzas de seguridad.

La situación es de tal gravedad que el lema “Vivas nos queremos”, vociferado en las marchas, medios de comunicación y redes sociales, se muestra como un objetivo de mínima. Vivas. Ni libres, ni empoderadas, ni felices… sólo vivas, y gritando para no morir.

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