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Vicisitudes de algunas ocupaciones

Por: Roberto Rosúa

Al asumir Héctor Cámpora la Presidencia de la Nación, el 25 de mayo de 1973, se produjeron en casi todo el territorio nacional ocupaciones de oficinas públicas, locales comunales y municipales, hospitales y escuelas que junto a las sublevaciones y motines carcelarios de los presos comunes en reclamos de igualdad de trato con los detenidos políticos liberados generaron una situación de anarquía y descontrol en las primeras horas del nuevo gobierno.

Por la notoriedad que adquirirían después algunos protagonistas y por las circunstancias de haber participado en las gestiones para desactivar aquellos hechos los recuerdo con detalles que valoro que pueden testimoniarse.

Registro Civil Santa Fe

 La sede de la Dirección Provincial del Registro Civil, en la ciudad de Santa Fe, fue ocupada por un grupo de militantes de la JP Regional II a cuyo frente se encontraba el entonces joven dirigente Jorge Obeid. Lo acompañaban varios militantes, entre ellos Domingo Pochettino y otros cuyos nombres no recuerdo, y el sempiterno amigo y compañero de Obeid, el Perse Mehauod.

Después de algunas gestiones que realicé con la intervención del jefe de Policía de provincia y, obtenida la renuncia del director Puccio, finalidad de la ocupación, los ocupantes fueron invitados a trasladarse a la sede del Ministerio. Una vez allí, y luego de los saludos de práctica, los invité a tomar un café. Aceptaron, en tanto el Perse, insolente y con desparpajo, decía: “Para mí, con medias lunas”. A partir de ese hecho, y en un primer momento, me propusieron y acepté que el Perse trabajara en la Secretaría del Ministerio; allí, por falta de lugar en la oficina, ubicado en el pasillo y detrás de un pequeño escritorio llevaba el listado de los visitantes. Con Obeid, el Perse y Pochettino se fue anudando una relación política y personal que se extendió por los años que siguieron hasta hoy. Lo personal y entrañable supera cualquier connotación política o militante para inscribirse en el plano de los sentimientos y afectos perdurables e imborrables.

 “Los muertos de esta noche”

En San Javier no se había podido integrar el Frente para la elección comunal, y la El entonces Hospital Escuela Granadero Baigorria, escenario de una de las tomas. ganó el MID. El peronismo, conducido por la dirigencia del sindicato que agrupaba a los obreros arroceros ocupó la comuna, situación que se prolongó, como la mayoría de las ocupaciones, durante varios días. Así hasta que desde el Ministerio del Interior llegaban las instrucciones para que a la hora cero del día fijado se procediera a normalizar la situación de todos los locales e instituciones ocupados.

Sabedores de la orden, los dirigentes gremiales, con el secretario general del sindicato a la cabeza, se presentaron en el Ministerio a eso de las ocho de la noche para advertir que no estaban dispuestos a acatar la orden, El secretario general, Aurelio Martínez, conocido como “El Bataraz”, luego intendente y vicegobernador, me advirtió, de viva voz y en medio de la aprobación ruidosa de quienes lo acompañaban, que debía tener presente que en San Javier los 38 no sólo se llevaban sino que se usaban.

 

Al ratificarle la orden de desocupación para la hora cero y hacerle saber que ya viajaban hacia San Javier los efectivos policiales que iban intervenir en el desalojo, insistió

en la advertencia y además, con gesto solemne y señalándome con el índice dijo: “Compañero ministro, los muertos de esta noche pesarán sobre su conciencia”, tras lo cual se retiró acompañado de sus seguidores y poco rato después, unos quince minutos, más o menos, sonó el teléfono rojo –una línea reservada que utilizaba para mis comunicaciones  con la Policía y algunos otros funcionarios– y al atenderlo me sorprendió Martínez, quien (para «salvar la ropa», según su expresión) me pedía alargar el plazo para el desalojo en por lo menos una o dos horas, según pudiera, y de ese modo exhibir algún resultado frente a los suyos.

“Estamos desbordados”

En el departamento Caseros un grupo de dirigentes y militantes del Partido Demócrata Progresista ocupó una comuna en la que habían perdido la elección. No puedo precisar si fue en Arequito o Los Molinos. Lo cierto es, que cuando informé al gobernador Sylvestre Begnis lo ocurrido, éste reaccionó sorprendido y no sin una cuota de humor dijo más o menos: “Si los demócratas se han animado a hacer esto….señal de que estamos  desbordados”.

 “Doctor, ¿qué hago con los enfermos?”

El Hospital Escuela de Granadero Baigorria también fue ocupado por un grupo de militantes juveniles de la JP. A las pocas horas, en el Ministerio de Salud se recibió un llamado angustioso de quien dirigía la toma, J. L., que pedía instrucciones para atender las urgentes necesidades de los internados. Se le aconsejó desocupar el establecimiento y permitir la atención de los enfermos por los médicos y personal auxiliar. Poco después nos comunicaban la normalización de la situación.

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