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Vicente Echevarría, un rosarino en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810

Por: Ernesto Del Gesso

El Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, al resolver la deposición del virrey español del Virreinato del Río de la Plata, produce la revolución institucional que conocemos como Revolución de Mayo. Pero en una jugada política, los peninsulares intentaron colocar a don Baltasar Hidalgo de Cisneros y Latorre, a título personal, como presidente de la nueva junta, que lo reemplazaba como virrey. El golpe simbólico de un español gobernando fue captado por los patriotas, reprobado y rechazado, lo que motivó el llamado a otro Cabildo Abierto que determinó la jornada del 25 de mayo de 1810, con participación y calor popular del que surgió la primera junta patriota. Acto de trascendencia americana del que este año festejamos el Bicentenario.

Según hemos visto en la nota anterior, el teniente de gobernador santafesino se preocupó muy poco por hacer conocer la noticia del acontecimiento a los pobladores de la Capilla del Rosario. Los rosarinos de entonces tardaron en enterarse, pero en el primer cabildo revolucionario de mayo tuvieron la honra de que uno de los votos por la destitución del virrey haya sido dado por un rosarino.

En efecto, en la humilde aldea, un 22 de enero de 1768 nacía Vicente Anastasio Echevarría, que fue bautizado rápidamente dado su débil estado, pero vivió 89 años. Después de las primeras letras, fue enviado a Buenos Aires, donde su tío paterno lo educó en el Colegio Carolingio y lo envío a estudiar a la Universidad de Charcas para graduarse de sacerdote, pero el joven sobrino decidió cambiar la terminación de sus estudios para doctorarse en leyes. Fue el primer doctorado de la Capilla, su primer intelectual y su primer patriota, no sólo por su voto apoyando al de Saavedra, sino por toda su trayectoria en pro de la revolución.

Su actuación política comenzó con las invasiones inglesas, participación por la que fue distinguido oficialmente, pero su inclinación criolla se evidenciaba al ser asesor de Liniers y por su amistad con Manuel Belgrano. Después de mayo, el rosarino conformó el primer tribunal de alzada criollo al ser destituidos los miembros de la Real Audiencia, que fueron embarcados a las Canarias junto con Cisneros. Pero sería muy largo enumerar todas sus actuaciones, por lo que destacaremos algunas de ellas.

Una se sobresale por la característica del formato de la placa en el muro norte de la Iglesia Catedral, que puede observarse desde el patio frente a la sacristía, al lado del Pasaje Juramento. Esta placa cubre la urna de mármol que guarda sus cenizas. El texto de la misma está contenido en una vela de barco antiguo. ¿Por qué ese símbolo? El porqué dice mucho de uno de sus principales aportes a la lucha por la independencia. Después de los triunfos de Guillermo Brown en Martín García y El Buceo, frente a Montevideo, que fue factor determinante de la rendición del enclave español en el Río de la Plata, acto en el que nuestro doctor Vicente Anastasio Echevarría recibió las llaves de la ciudad en su calidad de gestor diplomático, la escuadra argentina poco a poco se desmanteló. Ello llevó a la idea de organizar campañas de corso para obstaculizar el aprovisionamiento de las posesiones españolas en América, principalmente en el Pacífico. Se organizó una flotilla en base a la fragata Hércules, donada por el gobierno a Brown, una nave menor ofrecida y armada por el chileno Uribe, y la corbeta Halcón, que fue armada por Echevarría y su capitán fue Hipólito Bouchard.

La flota al mando Brown partió en octubre de 1815. No viene al caso detallar esta campaña, salvo que el buque del chileno con el armador a bordo naufragó en el Estrecho de Magallanes. Que la corbeta Halcón se perdió en las luchas, pero Bouchard volvió a Buenos Aires con la fragata española La Consecuencia. Esta nave obtenida en calidad de presa legítima de acuerdo con el código de corso, compensó con gran ventaja la pérdida de la corbeta Halcón. Se la rebautizó Argentina. En este barco, con bandera argentina, que partió el 9 de julio de 1817, Bouchard dio la vuelta al mundo con innumerables aventuras positivas para el prestigio argentino y logró importantes presas y botín. Ya de regreso a fines de 1819 recala en Valparaíso, donde Cochrane, al servicio de la marina chilena, le confisca las naves y lo aprisiona por una supuesta acusación de piratería. Estuvo varios meses prisionero y luego fue sobreseído y liberado, pero encontró a sus barcos desmantelados de armamento y vaciados del botín. Algunas de las presas fueron enviadas a Buenos Aires, La Argentina fue utilizada en apoyo de San Martín y sirvió de transporte de tropas a Perú. Después del retiro del libertador del Perú, Bouchard se quedó al servicio de la marina peruana y, ya retirado a la vida civil, murió asesinado por sus esclavos en una finca que explotaba donada por el gobierno peruano.

La Argentina tampoco regresó al puerto de Buenos Aires, después de varios años de intenso ajetreo. Fue desguasada para leña, triste final, para tan heroicos servicios. Todo esto significó un duro golpe para las finanzas de don Vicente Anastasio. Porque el armado de un buque de guerra resulta muy oneroso y sólo recuperó un par de presas de barcos pequeños desmantelados, utilizados para transportar arcilla de Chile a Buenos Aires. Pero no por ello Echevarría dejó de prestar servicios al país, incluso gestionando la paz en las luchas civiles. En 1828 lo encontraremos en Santa Fe presidiendo la Convención o Representación Nacional que se efectuaba en esa ciudad, congreso al que llevó una imprenta, que quedó en la ciudad y fue la primera en la provincia.

En la época de Rosas se retira a la vida profesional y comercial. Falleció en Buenos Aires el 20 de agosto de 1857, a los 89 años. El 21 de setiembre de 1928 sus restos fueron trasladados a Rosario y el acto cívico de la instalación en la catedral fue apoteótico. El espacio y el objetivo de difusión sólo permiten un resumen recordatorio de la figura de este brillante rosarino del que volveremos a escribir.

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