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Vecinos tiran abajo búnker

Por Agustín Schcoler.- Funcionaba desde hacía 7 meses en inmediaciones de Rueda y Virasoro.


bunker

Cansados del interminable desfile de personas que, en bicicleta, moto, caminando o en vehículos de distinto tamaño y valor, vecinos de barrio Triángulo tiraron abajo cerca del mediodía de ayer un búnker de venta de estupefacientes que funcionaba en inmediaciones de Rueda y Virasoro. “Estamos podridos de que nos maltraten los soldaditos y clientes. En el Triángulo no se vende más falopa”, contó una angustiada pero a su vez decidida vecina.

Según indicaron habitantes de barrio Triángulo, la pueblada comenzó cerca del mediodía de ayer, aprovechando un –cuanto menos llamativo– cambio administrativo en el lugar acondicionado para la venta de estupefacientes. “Al búnker lo manejan dos narcos diferentes. Trabajan semana por medio y hacen el cambio de mando los miércoles. Nosotros nos juntamos con los muchachos de la zona y cuando se fueron, nos metimos”, afirmó un joven, con la cara tapada por una remera, para evitar ser reconocido por allegados a quienes comercializan droga en el barrio.

Cerca de las 16 de ayer, sobre las paredes de la construcción de ladrillos, unos diez jóvenes, utilizando mazas y martillos, sacaban las chapas y rompían todo lo que quedaba en pie de la construcción que, según contaban los mismos demoledores, hizo que los vecinos tuvieran “hasta que dejar de tomar mate en la vereda”.

Entre el polvo y el calor de la tarde, cada uno de los justicieros pretendía dar su testimonio sobre las problemáticas que se generaron con la instalación del bunker. “De un día para el otro tuvimos que empezar a cuidarnos. Acá llegaba gente a toda hora en autos, sin respeto por nadie, a toda velocidad. Los nenes ya no podían jugar en la puerta. Los soldaditos nos insultaban. No daba para más”, relató otra vecina del lugar, la cual indicó que los empleados del expendio son captados de diversas maneras; “a los pibes que laburan con los narcos les dan 300 pesos por día, un arma y droga para tomar. Así se va degradando todo, hasta que se pudre”.

Según indicaron los habitantes de Triángulo, la situación explotó durante la víspera de Noche buena y Navidad, donde las mismas personas que trabajan en el búnker comenzaron a hostigar a los vecinos, amenazándolos con armas de fuego. “Nosotros nos hacemos cargo de nuestro barrio. En Triángulo no se vende más falopa, de los otros lugares se tienen que hacer cargo los vecinos de la zona. La cana no hace nada, nosotros sí”, remarcó a El Ciudadano un demoledor.

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