Ciudad

Incómodos

Vecinos de Entre Ríos al 600 quedan atrapados por una obra

El plan de “Revitalización del área histórica” provoca severos trastornos en quienes viven y trabajan en esa cuadra.


Vecinos y comerciantes de Entre Ríos al 600 viven un caos desde que el gobierno municipal inició el lunes pasado parte de las obras del plan de “Revitalización del área histórica”, el cual contempla modificaciones en distintos sectores emblemáticos de la ciudad. Los titulares de la mayoría de los negocios de la cuadra coincidieron en que no fueron notificados previamente por funcionarios municipales de los trabajos que se llevarían a cabo y, en su defecto, se enteraron por los medios de comunicación. Algunos afirman, además, que bajaron sus ventas en un 80 por ciento desde que las cuadrillas colocaron el vallado de esquina a esquina dejando habilitado un único carril para la circulación de vehículos. Ese cerrojo tampoco permite la descarga de mercadería y ascenso o descenso de pasajeros de taxis. Pero hay más: no se contempló un espacio para que estacionen ambulancias en caso de emergencia, dado que en la zona hay cuatro edificios y casas particulares en donde viven adultos mayores y personas con discapacidad motriz.

Por parte de los comerciantes, el malestar es generalizado de acuerdo a lo que pudo recoger El Ciudadano en su recorrida, aunque no cuestionaron las obras sobre las que dijeron que “supuestamente mejorarán el aspecto de la cuadra que estaba abandonada”, pero sí se sintieron defraudados por el gobierno local que no les informó en qué consistían los trabajos y en qué los afectaría, tanto para sus operaciones de ventas como para la prestación de servicios, como también para la movilidad que muchos de los locales demandan. Algunos responsables de los negocios del sector fueron más allá y sacaron sus propias conclusiones con respecto al resultado de la finalización de las obras: dado que se ensanchará la vereda y se reducirá la calzada a 6 metros de ancho, incluyendo la bicisenda habilitada desde el año pasado sobre Entre Ríos, quedará solamente un espacio físico en el que cabe un colectivo, por lo que no se podrá estacionar. “Es un carril exclusivo encubierto”, dijo un comerciante, mientras recordó que hace unos años fueron al Concejo Municipal para evitar su aprobación, ocasión en la que pusieron de ejemplo la baja en las ventas y la cantidad de locales que cerraron en los lugares en que se implementó el sistema.

“No es novedad el impacto negativo que tuvieron los carriles exclusivos en calle Maipú, San Lorenzo y Santa Fe”, sostuvo Andrés Chitarroni, dueño de un tradicional negocio ubicado a mitad de la cuadra, que cuenta con una historia comercial muy arraigada en la zona cuando su abuelo abrió un humilde local de venta de repuestos para audio y electricidad casi a mediados del siglo pasado y que con el paso del tiempo continuaron él y su padre. Según refirió el joven, también se enteraron por la prensa de que los trabajos en Entre Ríos al 600 concluirán en un mes.

Para Rodrigo Medina, gerente comercial de una conocida empresa dedicada a la venta y reparación de computadoras, el daño colateral que provocará el hecho de que no puedan estacionar más autos es clave para el funcionamiento del negocio, además de que desde el inicio de las obras las ventas también bajaron.

“Nuestros clientes necesitan parar unos minutos para llevarse los productos que comercializamos; dado que se trata de computadoras no se las pueden llevar caminando”, dijo Medina y, al igual que sus colegas, aseguró que se enteró de las remodelaciones por los medios de comunicación y que sólo se acercaron dos arquitectos de  la Municipalidad, quienes les dejaron sus respectivas tarjetas “por si surgía algún problema durante el desarrollo de la obra”.

“Nos enteramos por el diario de que empezaba esto y ese mismo día pusieron las vallas y empezaron a romper la calle con las máquinas. No nos oponemos a las obras pero ningún funcionario nos avisó ni nos consultó sobre el tema para decirnos en qué consistirían”, señaló Carina Zanotti, propietaria de una cochera sobre la que, según relató, se vio notablemente afectada y su negocio disminuyó las operaciones casi en un 80 por ciento. “Esperábamos que pasaran los meses duros de enero y febrero, en los que el trabajo decae, para repuntar en marzo y resulta que ahora prácticamente se paralizó todo”, agregó.

Zanotti también cuenta con una historia familiar y comercial de muchos años en la cuadra porque su padre fue don Enrique, almacenero que al igual que Chitarroni estableció en Entre Ríos al 600 su negocio a finales de la década del 50. Pero en las postrimerías de los 80, en coincidencia con el auge de los supermercados, se fundió y se vio obligado a cerrar sus puertas y falleció cuando estaba en plena etapa de construcción de la cochera que lleva adelante hoy su hija junto a sus nietas.

En tanto, el dueño de una verdulería y granja de la cuadra decidió abrir de 8 a 16, debido a las complicaciones generadas por los trabajos en la zona, cuando su horario habitual se extiende hasta cerca de las 20.

La voz de los vecinos

Un detalle no menor que preocupa a muchos vecinos de Entre Ríos al 600 es que cuando colocaron el vallado que separa la obra de ensanchamiento de vereda, no tuvieron en cuenta el dejar un espacio libre para que puedan estacionar ambulancias en caso de emergencia. Justamente, en dos de los edificios del lugar viven personas mayores y otras con discapacidad motriz que necesitan trasladarse con móviles especiales.

Gladys, de 85 años, es justamente una de las personas afectadas por el inicio de los trabajos, quien refirió que en un año sufrió fractura de rótula y cadera, debió someterse a dos operaciones y actualmente está en tratamiento de rehabilitación y no puede ir a las sesiones de kinesilogía, ni siquiera en taxi ya que tampoco pueden estacionar, ya sea por Entre Ríos, o por Santa Fe y San Lorenzo en donde hay carriles exclusivos y las paradas de taxis y remises están prohibidas. “Es un desastre, están locos, no hay lugar ni para caminar”, se quejó una estudiante que vive en la cuadra, mientras un amigo hacía malabares intentando entrar su moto al edificio. Otra mujer fustigó: “¿Por qué no se van a arreglar los problemas que hay en los barrios?”.

Siete líneas de colectivos debieron cambiar sus paradas a entre Ríos y San Juan, lo que generó desconcierto entre los habituales usuarios del transporte público de pasajeros, quienes el 2 de marzo pasado no sabían en dónde esperar los coches para ir a sus trabajos o llevar a sus hijos a la escuela.

Desde el Concejo

La concejala del bloque Frente para la Victoria (FPV) Norma López pide que desde el Ejecutivo local se envíe al Concejo Municipal para su tratamiento y posterior aprobación el plan de revitalización del casco histórico. En particular, la edila reclama contar con planos de detalle, informes técnicos, imágenes y toda la información referida a la intervención urbanística y arquitectónica. “Una vez más evitan al Concejo y dejan obras al borde de la ilegalidad”, afirmó López, quien precisó que “los equipos técnicos de la Municipalidad y la misma intendenta conocen la ley y saben que correspondería una suspensión en las obras”.

“Esperamos que esta vez, hayan convocado y escuchado a todas las organizaciones de la zona centro. Ya ocurrió con los carriles exclusivos que los vecinos se levantaron una mañana y encontraron que no sabían cuáles eran las nuevas paradas del transporte y que no podían utilizar parte de la calzada”, recordó.

Luego, López precisó que la ley orgánica de la municipalidades establece que son atribuciones y deberes de los concejos ordenar la obra pública que exija la necesidad del municipio, el ensanche y apertura de calles, la formación de nuevas plazas, paseos, parques o avenidas, la construcción de caminos, puentes, calzadas, acueductos y la delineación de la ciudad.

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