Ciudad

Desesperada solicitud

Vecinos de barrio Santa Lucía piden que no cierre el comedor de escuela que alimenta a 400 personas

Los vecinos dicen que desde el Ministerio de Educación de la provincia les informaron que a partir de la semana próxima les ofrecerán a cada familia, en vez de un plato de comida diario, un bolsón de alimentos secos de 12 artículos cada 15 días


Gentileza Redacción Rosario

“Somos vecinos y vecinas del barrio Santa Lucía de Rosario y queremos contar la situación que estamos pasando en la Escuela 1396. En medio de la pandemia del coronavirus quieren cerrar el comedor del establecimiento, donde todos los días van más de 250 chicos, sumado al Jardín de Infantes N° 318, que reparte unas 150 raciones diarias. Muchos chicos pueden tener su plato de comida gracias a este comedor”. Así comienza el comunicado de los vecinos de ese sector del oeste para que se hagan eco de la cruda realidad que los golpea.

Y continúa: “Nos informaron que la comida va a ser reemplazada por bolsones de mercadería que son insuficientes para asegurar la alimentación, ya que no incluye ni verduras, ni carne. Exigimos pedir esa ración de alimentos”.

Según contaron los vecinos de Santa Lucía, el Ministerio de Educación de la provincia entregaba partidas de alimentos para que puedan tener un plato de comida diaria alrededor de 400 personas.

Pero, a partir de la semana que viene, les dieron el utitmátum: los vecinos dicen que el plato de comida no se entregará más y será reemplazado por un bolsón de alimentos secos (con 12 artículos) para cada familia, cada 15 días. Es decir, en el barrio señalan que ese mismo bolsón le corresponde a una familia que tiene uno, dos, tres o cinco hijos.

¿Qué hacés con un kilo de arroz o un paquete de fideos si tenés dos, tres, cuatro o cinco hijos?”, se pregunta Andrea, que tiene tres hijos, dos en el secundario y uno en la primaria.

La mujer, contó que los barrios Los Eucaliptos, La Palmera, la zona rural (e incluído el de ella) no tienen comedores comunitarios, y por eso la situación es desesperante: no tienen dónde ir.

“La gente está muy mal económicamente y de ánimo. A 30 días de la cuarentena obligatoria no había llegado ninguna ayuda oficial y muchas familias no tenían qué comer. Seguimos en la misma situación, con la salvedad de que algunas organizaciones sociales están colaborando”, lamentó Andrea.

“¿Cuál es la solución? ¿Hacer ollas populares con donaciones, que se concentre gente y sea un foco de contagio del coronavirus?”, se preguntó la mujer.

Luego remarcó que en el barrio se abusan con los precios de los alimentos: “Acá un kilo de carne sale 500 pesos y nadie controla”.

“Los vecinos viven de la changa, de lo que cirujean, de la albañilería. Son familias muy humildes que no pueden salir de acá. Muchos quedaron relegados de la ayuda del Estado y no puede acceder a ningún beneficio. La realidad es muy compleja. Para muchos, ese plato de comida diario es el único”, advirtió Andrea.

Y cerró: “Nos piden que aguantemos la crisis, que nos quedemos en casa, pero cómo le pedís a un papá y a una mamá que se quede en su casa si no tiene para darle de comer a su hijo. No pedimos limosna, sino que se respeten nuestros derechos. Pedimos que nuestros chicos no se mueran de hambre en medio de una pandemia”.

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