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Vecinos casi linchan a un asaltante

Por Lucía Demarchi.- Ingresó armado a robar en un local de venta de celulares de Callao al 700 pero se fue con las manos vacías. En la calle lo alcanzaron empleados, propietarios del comercio y vecinos y le dieron feroz golpiza, por lo que terminó internado.


Un charco de sangre rodeado de una decena de guantes de látex, un cerco policial y una moto tirada era la escena ayer al mediodía en la vereda par de Callao al 700. “¿Otro robo violento?”, era lo que preguntaban las personas que pasaban por la cuadra. Así era. Poco antes, un comercio de venta de celulares había sido el blanco de un asalto que no llegó a concretarse. Sin embargo, la sangre no pertenecía a las víctimas del atraco, sino a la víctima de esas víctimas. Es que, luego de la tentativa de robo, los empleados de local dieron alcance al ladrón y comenzaron a golpearlo, con los puños y con una cadena. A la golpiza se sumaron varios vecinos y personas que pasaban por el lugar a pie o en auto. Hubo tiros. Los efectuó el sospechoso del asalto cuando ya estaba casi noqueado. Sus atacantes, que se mostraron orgullosos de haber hecho justicia por mano propia, continuaron con la paliza hasta que el joven asaltante perdió la conciencia y llegó la Policía.

Eran cerca de las 11.30 cuando Luis Iván B., de 19 años, entró a un local de venta de celulares ubicado en Callao 712.

Dentro del comercio había cuatro personas –unos dueños, otros empleados– quienes, según dijeron a la Policía, fueron apuntados por el arma del joven, una pistola Bersa calibre 11.25 que más tarde fue secuestrada.

El muchacho tenía intenciones de robo. Eso dice el parte policial, reconstruido a partir de los testimonios de las víctimas del asalto, que no llegó a concretarse. El joven pidió dinero y teléfonos, pero no se los dieron. Al ver el robo frustrado, quiso huir.

Salió a la vereda y, con el casco puesto, se montó en la moto Honda Tornado color negra en la que había llegado. Pero enseguida se vio en el suelo. Uno de los empleados del negocio lo agarró del casco y lo hizo caer del rodado. En ese momento comenzaron las patadas.

Pies y puños de las víctimas del robo le recorrieron el cuerpo. Otras personas que pasaban por el lugar se sumaron a la tunda.

“Le pegaban en la cabeza con la cadena para atar la moto, que se le había caído. En un momento un tipo que pasaba en un camión se bajó con una herramienta, pero lo pararon antes de que le pegara”, dijo a El Ciudadano un vecino de la cuadra.

“No sé cómo hizo, pero lo tenían de pies y manos, y le pisaban la cabeza, pero agarró el arma con la que había querido robar y disparó un par de veces. No le dio a nadie”, agregó el hombre, quien contó que la paliza duró hasta que el joven ladrón perdió la conciencia.

Poco después llegó la GUM, la Policía y una ambulancia, que lo trasladó al hospital Centenario, adonde quedó internado, con custodia policial.

Según los pesquisas, por el hecho –ocurrido en jurisdicción de la seccional 6ª– no hubo detenidos.

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