“Antes fui amenazada de muerte muchas veces por dar la cara, pero hoy no tengo miedo porque no estoy pidiendo algo para mi casa: estoy pidiendo algo para todos, estoy cuidando al barrio y si no lo paramos ahora que no está todavía la habilitación permitida, no lo vamos a poder parar más”. Así, como si fuera una cuestión de vida o muerte, se refirió Mirta, una vecina de la zona de bulevar Avellaneda y Gálvez, a la anunciada reapertura del local en donde funcionó la disco Mogambo, que fue escenario de trifulcas y disputas que dejaron muertos: los casos que tuvieron más repercusión fueron los de Ezequiel Arce, un joven de 17 años que fue golpeado por personal de seguridad del boliche dentro y fuera de la disco el 17 de marzo de 2007, paliza que le costó la vida; y el de Eliana Salazar, de 19 años, y Carolina Aranda, de 20, que poco después de salir de Mogambo murieron baleadas por otra joven en la mañana del 27 de agosto de 2011.
En la tarde de ayer, un numeroso grupo de vecinos se reunió frente al local de 27 de Febrero y Gálvez para manifestar su oposición a la reapertura de la disco de cumbia. “No queremos que se repita el infierno que vivíamos cuando estaba Mogambo: la inseguridad estaba a la orden del día, había peleas con cuchillos, robos y como si eso fuera poco las ambulancias no llegaban a nuestras casas, la Policía nunca respondía a nuestros llamados y las líneas de colectivos se desviaban tres cuadras antes. Estábamos sitiados”, detallaron a El Ciudadano los vecinos, que iban armando la descripción en forma compartida: uno decía una cosa y otro agregaba, mientras todos asentían.
Si bien el lugar todavía exhibe sobre su fachada el cartel de “Se alquila”, los vecinos dicen que hace unos 15 días comenzaron a ver movimientos nuevos. “Ya vinieron a probar el sonido varias veces y aparentemente el nuevo negocio no se va a llamar Mogambo sino «The Rock», aunque para el caso da igual porque la gente que venga va a ser la misma y los problemas van a ser los mismos”, dijo una vecina.
Removiendo todo rastro de duda, la Municipalidad ya envió el registro de oposición a los propietarios de las casas que se encuentren un radio de 50 metros alrededor del local. Y ahí surgió un nuevo reclamo: “Nos habían dado una lista que era mentirosa, porque dentro de los nombres y la información catastral había 14 casas que eran terrenos fiscales”, se quejaron. Los vecinos recordaron que esos datos son tenidos en cuenta dentro del porcentaje total para el registro: “De esa manera nunca íbamos a poder llegar al 33 por ciento que exigen para evitar la habilitación”, explicaron.
Fue por ello que los vecinos pidieron al Ejecutivo que les confeccionara una nueva nómina con los datos correctos y de este modo obtuvieron diez días más de prórroga para las firmas, con las que esperan evitar la apertura de un nuevo boliche, cualquiera sea el propietario o la música que tenga.
Con todo, otro detalle que remarcaron fue que para la confección del registro de oposición se tiene en cuenta solamente el nivel de decibeles de la música y por eso es que la lista de vecinos abarca solamente a aquellos que viven en un radio de 50 metros. “El problema acá no es el ruido sino la inseguridad, porque ya vivimos cosas por las que no queremos volver a pasar. Hubo muertes, arrebatos y si teníamos que volver de algún lado a la madrugada los taxis no nos traían”, concluyeron los vecinos.
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