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Vázquez, preso por homicidio

Para la jueza de Instrucción Inés Cantisani, el ex baterista de la banda Callejeros causó intencionalmente la muerte de su esposa tras haberla rociado con alcohol y luego prendido fuego con un encendedor.

El ex baterista de la banda Callejeros, Eduardo Vázquez, se presentó en la mañana de ayer en los Tribunales porteños de Comodoro Py junto con su abogado defensor y quedó detenido por el homicidio de su esposa, Wanda Taddei, a quien roció con alcohol, prendió fuego y le provocó fatales quemaduras durante una pelea ocurrida en febrero en su casa del porteño de Mataderos. La medida fue dictada por la jueza de Instrucción Inés Cantisani, quien procesó a Vázquez como autor del delito de “homicidio calificado por el vínculo”, que prevé una pena de prisión perpetua, y le trabó un embargo de 180.000 pesos sobre sus bienes.

En la resolución, Cantisani sostuvo que Vázquez, quien se presentó junto a su abogado, “causó intencionalmente la muerte de quien era su esposa, Wanda Taddei, tras haberla rociado con alcohol y luego prendido fuego con un encendedor en el interior de la finca de la calle Pizarro 7083 el 10 de febrero de 2010 en horas de la madrugada”.

Por la “distribución de las quemaduras en la superficie corporal de Taddei”, la magistrada consideró “verosímil” que “la víctima se encontrara sentada y en posición defensiva, descartándose de esta manera la versión introducida por Vázquez en su descargo”.

El pasado 28 de octubre, el músico volvió a declarar y reiteró que el día del hecho ambos discutieron, Wanda zamarreó una botella con alcohol, ambos se mojaron y, cuando él se recostó en un futón, prendió un cigarrillo y ambos se prendieron fuego.

Según Vázquez, su mujer, en un intento por auxiliarlo, lo abrazó, lo que provocó que también ella se prendiera fuego y entonces él la envolvió con una colcha del futón para apagar las llamas. El músico llevó a su mujer al hospital Santojanni y la joven murió tras diez días de agonía en el Instituto del Quemado.

Sobre lo declarado por Vázquez, la jueza consignó que “se han advertido diferencias en relación a las pruebas que se efectuaran a los fines de reproducir el encendido del proceso ígneo”.

“Se llevaron a cabo distintos ensayos sobre diferentes superficies y concentraciones del acelerante de la combustión, concluyendo que en ninguna de esas pruebas se produjo la ignición del alcohol con el cigarrillo encendido”, remarcó Cantisani.

Agregó que “aún realizando pitadas muy intensas se logra inclusive apagarlo (al cigarrillo) sobre el área humedecida” y aclara que éste “sólo se pudo encender con el contacto de la llama libre del encendedor”.

“Como se advierte, dicha circunstancia se contrapone diametralmente con lo relatado por Vázquez. En efecto, mientras éste mencionó que cuando encendió el cigarrillo «resopló» y automáticamente se le prendieron fuego los brazos, los expertos explicaron que, de haber sido así, Vázquez debió presentar signos de quemaduras en su rostro que no existieron”, remarcó la jueza.

Otro punto a tener en cuenta es que la magistrada descree de la versión del músico sobre que al momento de rociarse con alcohol él se encontraba acostado en el futón y señala que “las pericias practicadas demostraron justamente lo contrario”.

Es que de la autopsia se desprende que Wanda tenía quemaduras en los pechos, cara, cuello, tórax, abdomen, pelvis, muslo derecho, hombros, brazos, antebrazos y dedos y, por ejemplo, ninguna en la zona anal, de lo que se interpreta que estaba sentada en el futón.

En ese sentido, Cantisani remarcó que “se ha demostrado suficientemente que mientras Wanda estaba sentada en el futón discutiendo con el encausado fue atacada por éste, al rociarla con alcohol y luego prenderla fuego con un encendedor, intentando acabar con su vida, lo que finalmente ocurrió tras la prolongada agonía que sufriera la víctima mientras duró su internación”.

Los peritos también determinaron que el fuego se inició en la zona de los hombros, ya que la víctima no presentaba heridas en cuero cabelludo, pestañas, cejas y córneas, y que las lesiones del rostro se debieron al “efecto llama”.

Tampoco tenía quemaduras en las palmas de las manos, lo que implica haber tenido los puños cerrados en posición ofensiva o estar agarrada de un cuerpo extraño en posición defensiva.

“Lejos de haberse tratado de un mero accidente, fue el imputado Vázquez, quien previa discusión y forcejeo, utilizó la botella de alcohol para rociar a la víctima y luego la prendió fuego”, dijo.

Para procesar a Vázquez la jueza también tuvo en cuenta la declaración de uno de los hijos de Wanda, que afirmó que esa madrugada escuchó desde su habitación una “discusión” entre la pareja, un ruido que le hizo pensar que el músico había tirado a su madre a la pileta y que ella le decía: “¿Me querés matar?”.

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