Policiales

Colón al 3800

Vaciaron cargador de ametralladora a ex testigo de la causa Monos: sobrevivió

Es el Ojudo Treves, cuyo testimonio impulsó la famosa pesquisa del juez Vienna contra el clan Cantero. Había sido condenado como partícipe secundario de un crimen de 2012 y tenía otra condena cumplida en el fuero federal. Cuatro tiros lo alcanzaron de los 22 disparados el sábado por la tarde


Foto gentileza Canal 3

Más de 20 vainas servidas calibre 9 milímetros quedaron regadas este sábado por la tarde en el marco de un nuevo tiroteo en barrio Tablada. El blanco del ataque fue César Aron “Ojudo” Treves, un hombre de 38 años con profuso historial en la crónica policial por una condena como partícipe de un homicidio de 2012, por las famosas escuchas que fueron interpretadas como un plan criminal para matar al juez Carlos Vienna y por su rol de testigo protegido en la megacausa Monos. Treves fue alcanzado por al menos cuatro disparos en inmediaciones de su histórico domicilio de Colón al 3800 y fue internado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. A juzgar por las vainas y los comentarios de vecinos los autores podrían haber utilizaron una ametralladora.

Durante la década pasada el nombre de Ojudo sobrevoló causas de relevancia en el fuero provincial y federal. Las últimas novedades sobre este hombre se conocieron hacia fines de 2019 cuando purgaba los tramos finales de una condena unificada a 9 años y la Cámara de Apelaciones le negó –pese a tener los plazos cumplidos– el derecho de la excarcelación porque los informes penitenciarios no pronosticaban para él una posible resocialización.

Mucha agua había corrido bajo el puente. En abril de 2017 Ojudo había sido condenado a 11 años de cárcel por el homicidio de Gustavo Serra, acribillado de cuatro balazos el 24 de noviembre de 2012 en Maipú al 800 en un estacionamiento lindero al local bailable Zoom.

El crimen estuvo relacionado con la actividad de bandas narco de la zona sur y el autor de los disparos nunca fue detenido. En cambio Ojudo, que según el fallo condenatorio conducía el Chevrolet Astra en el que escaparon los homicidas, fue sancionado como partícipe primario del hecho.

Al mes, Ojudo fue detenido en Villa Gobernador Gálvez con dos kilos de pasta base y 20 litros de acetona, materia prima y precursor químico para fabricar cocaína. Por eso fue condenado en mayo de 2014 a 5 años de prisión. Las penas unificadas alcanzaron los 16 años. Siete meses más tarde la Cámara Penal entendió que Ojudo era participe secundario en el crimen de Serra, y le rebajó la pena a 4 años y la unificó en 9 con la sentencia federal.

Mientras seguía preso por el crimen de Serra, Treves declaró como testigo encubierto en la megacausa 913/12 que investigaba la asociación ilícita de Los Monos. El juez de Instrucción Carlos Felipe Vienna era el encargado de la investigación y el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini dirigía el equipo del Ministerio Público que impulsaba medidas bajo el viejo sistema procesal penal escrito. “Si pasaba información de Los Monos me iban a largar, me mintieron”, diría Ojudo a fines de 2017 en el juicio que terminó en condena a varios miembros del clan Cantero. Allí dijo que su declaración contra la banda de La Granda había sido guionada a cambio de promesas que no se cumplieron.

Antes, en 2014, Ojudo había saltado a la palestra por una llamada que captó una conversación con el policía de la entonces Brigada Operativa de la División Judiciales Germán Almirón que fue interpretada como un plan para asesinar a Vienna, a Camporini y el comisario Luis Alberto Quevertoque. “Pensalo tranquilo, meditá y mañana a la noche me decís si nos comemos el arroz con salchicha (Vienna) o nos comemos al bocón (Camporini). Porque si yo me como al bocón, salchicha se va a pegar un susto bárbaro”, le decía Almirón al Ojudo Treves en la comunicación que salió a la luz en marzo de ese año.

El 2021 encontró a Ojudo finalmente en la calle y con ese historial sobre su espalda. El sábado a las 16.15, mientras estaba frente a su casa de Colón al 3800 desde un auto –que según testigos era un Siena gris– le vaciaron el cargador de una ametralladora. Ojudo corrió y quiso refugiarse en un pasillo de Biedma al 250 pero llegó herido. Cuatro tiros lo habían alcanzado: dos en el estómago, otro en el tórax y un cuarto en la pierna izquierda. Del Hospital Roque Sáenz Peña fue derivado al Heca donde, según voceros del caso, tenía buen pronóstico de recuperación. La investigación del caso quedó en manos de la fiscal de Homicidios Gisela Paolicelli.

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