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Urge el aumento impositivo a las grandes fortunas en tiempos de covid

En el marco del covid-19, el planeta se puso de acuerdo en un punto: la pandemia impactó regresivamente en un mundo ya desigual, y la financiación hacia los Estados que dispusieron medidas de contención en esta situación extrema debe encararse atendiendo a un criterio de progresividad en los aportes


Cepa*

Para el mes de marzo de 2020 un tercio de la población mundial se encontraba confinada1 como medida paliativa contra el covid-19 dispuesta por gobiernos de diferente sesgo ideológico y económico. Al mismo tiempo, el mundo debió enfrentar lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) catalogó en un informe de abril 2020 como “la peor caída económica desde la Gran Depresión de 1929”.

La emergencia de un contexto de grave crisis económica y que, además, exigía a los Estados nacionales un nivel de inyección de recursos elevado para sostener tanto la demanda agregada de sus economías como la propia oferta, provocó que en distintos países de Europa y América aparecieran propuestas de transformación tributaria para dotar de mayores recursos a los aparados estatales. Estas iniciativas se caracterizaron por un común denominador: los cambios impositivos propuestos se dirigían hacia una mayor progresividad en la recaudación, enfatizando la necesidad de gravar con más fuerza a quienes mejor podían afrontar la carga tributaria.

Para llevar a cabo esta investigación se analizaron avances y retrocesos en políticas tributarias progresivas, estudiando comparativamente once países de América y Europa occidental. Algunas preguntas que guiaron la citada investigación apuntaron a la existencia de avances en progresividad en el periodo, y a las decisiones políticas de los gobiernos para garantizar este tipo de cambios tributarios. Entre las conclusiones más relevantes se constató una muy leve modificación en la tributación progresiva en los distintos países estudiados luego de la crisis de 2008, incluso registrándose retrocesos en los casos donde hubo políticas de reducción de déficit fiscal en los países de Europa occidental en la etapa 2010-2012.

Políticas del mismo corte, tendientes a la reducción impositiva y con sesgo pro-ricos se aplicaron más recientemente en Estados Unidos bajo la Administración Donald Trump y asimismo se vieron impulsadas por los distintos gobiernos de derecha de América del Sur, como los de Mauricio Macri en Argentina; Michel Temer y luego Jair Bolsonaro en Brasil; Sebastián Piñera en Chile, y Luis Lacalle Pou en Uruguay. En este sentido, se señaló que la pandemia constituía un momento clave para abrir la puerta a desafíos de transformación de enorme magnitud ante este panorama tributario de marcada regresividad.

La pandemia impactó regresivamente en un mundo ya desigual

El hilo analítico del documento se propone indagar y sistematizar las iniciativas existentes desde distintos puntos del globo que propusieron nuevas formas de distribuir ingresos y riqueza, apuntando para ello a una mayor justicia tributaria. Pareciera que, precisamente por la postergación de estas decisiones tendientes a una mayor equidad, incluso luego de la crisis de 2008, las iniciativas para gravar con mayor fuerza a la riqueza comenzaron a aparecer como un atajo para resolver estructuras tributarias solidificadas en la inequidad desde décadas atrás, al menos, desde los 70.

El mundo atravesado por la pandemia de covid-19, y sus instituciones multilaterales y de regulación global, revisó en distintos documentos formales la perspectiva hegemónica liberal y ortodoxa respecto de las cargas tributarias y su aumento como decisiones de impacto negativo para el crecimiento económico. En el marco del covid-19, sin embargo, el planeta logró ponerse de acuerdo en un punto: la pandemia impactó regresivamente en un mundo ya desigual, y la financiación hacia los Estados que dispusieron medidas de contención frente a la situación extrema debe encararse atendiendo a un criterio de progresividad en los aportes.

En abril de 2020, un editorial del periódico inglés Financial Times reconoció la necesidad de que los gobiernos llevaran adelante reformas radicales y adoptaran un rol activo en la economía ante la brutal crisis provocada por la pandemia. Dicha publicación generó un debate internacional, al provenir de uno de los medios de comunicación económicos más prestigiosos del mundo, el cual parecía “patear el tablero” del mainstream ortodoxo basado en la austeridad. “La redistribución volverá a estar en la agenda. Los privilegios de los ricos en cuestión.

Las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como los impuestos básicos sobre la renta y la riqueza, tendrán que estar en la mezcla”, editorializó. En el mismo sentido, Jorge Gaggero, especialista en finanzas y administración tributaria, aseguró que ante la crisis que vive la humanidad a raíz de “los desafíos de la pandemia del coronavirus, ecológicos y poblacionales, la extensión de la violencia sectaria, los estallidos con raíces en la inequidad creciente y la crisis universal de los sistemas políticos demandan nuevas respuestas con urgencia”.

Aumentar impuestos sobre los individuos más ricos y menos afectados por la crisis

Por su parte, el FMI también realizó declaraciones en este mismo sentido. El organismo recomendó la adopción de medidas fiscales que involucren el aumento de las alícuotas para los tramos más altos de impuesto a las ganancias y bienes personales. En abril de 2020 el ente multilateral sugirió considerar aumentar las tasas más altas del impuesto a las ganancias y del impuesto a los bienes personales o a la riqueza y también sugirió monitorear de cerca a los grandes contribuyentes que puedan cumplir con la presentación y el pago de sus obligaciones.

Seis meses más tarde, el FMI reafirmó esta posición. En su informe de octubre de 2020, sostuvo que los gobiernos “deberían considerar aumentar impuestos sobre los individuos más ricos y menos afectados por la crisis”. En este mismo sentido, aseguró que se debe “evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables” para contribuir “a pagar servicios críticos, como las redes de salud y de protección social”. Además, “en un contexto de pandemia es importante que aquellos que mejor estén contribuyan a compensar a los más vulnerables”, señaló.

Estos dos casos citados, un periódico financiero de reconocido prestigio global y el propio FMI caracterizado por los planes de austeridad como solución, fueron solo el puntapié de un sinnúmero de declaraciones públicas que se dirigieron en igual sentido. ¿Será un cambio de paradigma definitivo? ¿Cuánto tiempo durará? Difícil saberlo.

*Centro de Economía Política Argentina

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