“Dime cómo evalúas y te diré cómo enseñas”, decía el profesor de física conocido por generaciones de alumnos del Instituto Politécnico como el Tío Merli. Y así se sigue entendiendo: la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario consultó vía encuesta a 1.335 docentes, y 6 de cada 10 consideraron imposible evaluar aprendizajes sólo a través de medios virtuales.
Coad, el gremio de los profesores, indagó sobre la situación en el día a día de los afiliados, abocados a dictar materias en forma no presencial en el marco de la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus. El sondeo arrojó que el 57,68% de los encuestados consideró imposible evaluar en forma correcta a sus alumnos, al menos a través de los medios disponibles hasta ahora.
Y esto, en un marco de esforzada dedicación: el 79,18% de los participantes, casi 8 de cada 10, aseguró tener “más trabajo” desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. En contraparte, apenas un 6,97 por ciento considera que se facilitó su actividad a partir del contacto online con sus estudiantes. Es una buena, pero que alcanza apenas a 7 profesores por cada 100.
La consulta se hizo a lo largo de las últimas jornadas sobre los 3.800 afiliados a Coad, a excepción de los profesores jubilados, unos 300. Para el secretario General del sindicato, Federico Gayoso, la cantidad de respuestas alcanza a dar “una buena muestra” de lo que ocurre en la UNR en medio de la cuarentena obligatoria, ya que respondieron profesoras y profesores de todas las facultades, de diferentes cátedras y carreras y con distintas realidades propias. Un dato extra es que otras actividades hogareñas imprescindibles ahora, en medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio vigente, demandan mucho más tiempo que antes, como el simple hecho de hacer las compras o atender a las personas que en cada casa requieren de cuidados, como bebés, niños, y adultos mayores.
Entre otras aristas, el relevamiento reflejó que el 38,95% de los profesores que empezaron a dar clases virtuales no habían utilizado antes los recursos disponibles y más de la mitad sólo admiten “algo” de experiencia previa. Por otra parte, el 71 por ciento hoy le dedica más tiempo a la tarea –es decir al medio– que a la docencia, el fin.
Se trata de un desafío doble, relata Gayoso a El Ciudadano, ya que muchos docentes no cuentan con la infraestructura requerida –esto es equipos propios y conectividad en condiciones aceptables– pero mucho menos los alumnos, algunos con serias dificultades económicas propias. En ese marco, relata que por ahora en contados casos, como defensa de una tesina, por ejemplo, se utilizó alguna plataforma de reuniones –como Zoom o Jitsi– para entrevistas orales, pero a primera vista resulta impracticable un uso generalizado: “Hay comisiones que tienen 200 alumnos”, planteó Gayoso.
Y contó que este mismo viernes atravesaron por una reunión paritaria particular, y a cinco miembros de la mesa se les cortaba la comunicación. “Las redes también están saturadas”, refirió con toda lógica el dirigente.
Con todo, con los resultados del sondeo, el gremio Coad manifestó su preocupación por los inconvenientes para “sostener una mínima relación pedagógica” con los estudiantes. Sobre este punto, la encuesta arroja que en un tercio de los casos no superan el 40 por ciento de participación, por diversas razones. “Hay un gran margen que, por dificultades económicas, de conectividad o simplemente por falta de experiencia, está quedando por fuera de las actividades virtuales”, completó Gayoso.
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