Espectáculos

Presentación libro

“Uniendo fisuras”, la disección de un disco que marcó una época

El escritor y periodista local Diego Giordano adelanta detalles de “Uniendo fisuras”, su nuevo libro que presentará en el ECU este sábado a las 19.30, donde analiza de manera ingeniosa “Signos”, el tercer material de Sosa Stereo, una bisagra en la historia de la banda


Gentileza: Maximiliano Conforti

El nuevo libro del escritor, periodista y músico local Diego Giordano (Rosario, 1974), Uniendo fisuras, que disecciona de manera ingeniosa Signos, el tercer disco de Sosa Stereo, ya desde el título, que es parte de la letra de esa misma canción que da nombre al disco que se publicó en 1986, intenta un recorrido, un camino a través del cual poder entrelazar, entre el anecdotario y la investigación periodística, las implicancias de un registro que es, al mismo tiempo, un eco de un tiempo musical y una época histórica.

Cuando aún resonaban en el imaginario colectivo los latidos mudos de la última dictadura cívico-militar y la democracia intentaba tomar cuerpo, en noviembre de 1986, la banda más importante del rock de Latinoamérica editaba Signos, que según expresa Giordano, “partió en dos la carrera de Soda Stereo”, un disco “con un sonido que reseteó su obra anterior y sus ambiciones artísticas futuras, el tercer álbum de Soda, integrado por ocho canciones clásicas desde el momento de su aparición”, detalla.

Editado por Vademécum, el libro, que tendrá este sábado su presentación oficial local en el ECU, propone un diálogo honesto con la época y con sus referentes, corriendo el velo a cierto anecdotario, hablando de un nuevo under musical que salía a la luz por aquellos años y que, según lo expresa inteligentemente Fernando Samalea en el prólogo, es un material que pone el foco en tantos detalles y curiosidades que acerca esa etapa de la banda y de la historia reciente de la música de los 80 a una nueva generación.

Contar lo propio

“Desde el momento en el que me senté a pensar en el libro, ya tenía claro cuál era ése libro que quería escribir; es una época muy familiar para mí y muy importante en mi vida. Desde mitad de los años 80 en adelante es mi tránsito por la adolescencia, entonces toda esa música, toda esa época me es muy cercana”, dijo Giordano a El Ciudadano, quien de algún modo entiende al material como una especie de autobiografía.

“En el Capítulo 1 pongo un epígrafe de (el periodista) Ezequiel Alemian que dice: «Contamos la historia del rock para contar nuestra propia vida». Este libro tiene mucho de eso”, expresó el autor y músico.

El libro pone en primer plano una serie de testimonios que partieron de una veintena de entrevistas donde, a través de la lectura, se pueden escuchar esas otras voces dado que el autor decide otorgarles un gran protagonismo.

“Tenía muy claro el libro que quería porque quería contar la historia del disco, y para poder contar la historia de ese disco tenía que contar todas las historias que estaban alrededor y adentro del material. Y por otro lado, me gustan los libros que tienen muchos testimonios: me gusta cuando leo escuchar las voces de los entrevistados, y no que sea siempre el narrador el que toma esas voces y las reconvierte en parte de su propia narración. Por eso el libro tiene tantos testimonios y están puestos de manera directa: son los personajes los que hablan. Son las voces de los personajes que hacen a la historia”, expresó.

El libro, una investigación periodística escrita desde el conocimiento y los detalles, suma entre otros un capítulo, “Las Canciones”, donde analiza pormenorizadamente tema por tema y va de “Sin sobresaltos”, “El Rito” y “Prófugos” a “Persiana americana” y “Signos”, algunos de los ocho cortes convertidos en clásicos.

“La investigación me llevó alrededor de un año y todo el proceso del libro, un año y medio. Estuve mucho tiempo en la hemeroteca leyendo los diarios del 85, 86 y 87 para poder meterme otra vez en aquellos años, también revisé mucho las colecciones de revistas de aquella época, y tuve un aporte inestimable de Ponchi Fernández, un coleccionista de Buenos Aires que es un loco absoluto que compra publicaciones por lotes y que tiene un material increíble”, dijo Giordano.

“Fue un contacto a partir de la editorial de Buenos Aires y allí encontré cosas como una nota de finales del 85 en una revista de la que habían salido cuatro números y en uno de ellos había un reportaje a Cerati que yo necesitaba leer; se lo pedí y al día siguiente me mandó por correo la página escaneada, un aporte muy valioso”, expresó el autor

Confirmar las sospechas

Conocedor como pocos de la obra de Soda y del mundo que se tejía a su alrededor, sin embargo, Giordano encontró en la etapa de investigación algunas cosas que lo sorprendieron o bien que confirmaron algunas sospechas y que luego desplegó en el libro. “Hubo un par de cosas que si bien no me sorprendieron del todo confirmaron algunas cosas que intuía. La primera es que Cerati había compuesto y arreglado siete de las ocho canciones del disco, porque hay una que componen al final que es la última y que aparece antes de entrada a grabar, que es «Final caja negra». Pero las primeras siete canciones Cerati las compone y arregla en soledad que es algo que no había pasado en la carrera del grupo hasta ese momento” detalló. Y profundizó: “Hasta allí, Cerati llevaba los bocetos a la sala de ensayo y las canciones se terminaban de manera grupal. Y en el caso de Signos las lleva terminadas en un 95 por ciento a la sala de ensayo. Lo otro que pude confirmar fue la pelea por los derechos autorales que adquiere en la época de Signos un carácter importante llegando a un punto de no retorno. Internamente, en ese momento el grupo se parte en dos: por un lado Alberti y Bosio y por el otro Cerati”.

En un largo proceso de entrevistas, las voces de Charly Alberti y Zeta Bosio no aparecen en el libro. “No me pasó de toparme con alguna pared”, dijo Giordano en relación con posibles obstáculos a sortear durante el proceso de investigación. Y confió: “Hace unos días, limpiando la carpeta «Uniendo fisuras» que tengo en la computadora para dejar lo indispensable, me encontré con el primer índice que había armado y es el mismo del libro editado, más allá de algún cambio en el orden de un par de capítulos y los títulos de los capítulos que también aparecieron al final”.

De todos modos, resaltó: “Desde ese primer momento supe qué quería contar y no me encontré con ninguna pared, más allá de que como cosa medio amarga me quedó que ni Alberti ni Bosio quisieron hablar. En un principio me dolió un poco e incluso me hizo dudar acerca de continuar, pero después hasta pensé que podía ser mejor, más allá de que desconozco las razones por las que no quisieron hablar conmigo. Alberti me dijo que estaba muy ocupado y con muchos proyectos; y Bosio, con quien no pude hablar directamente y fue a través de otra persona, primero me dijo que sí, después me citó en su casa y luego suspendió esa cita dos días antes hasta que me dijo que no definitivamente”.

Soda, el regreso

“En la semana en que salió el libro nos reíamos con Roque Di Pietro que es el director de la Editorial Vademécum, porque justo se cumplían cinco años de la muerte de Cerati y quizás alguno pensó que lo hacíamos apropósito. Y muy poco tiempo después se anunció la gira de los dos Soda. Pura casualidad. En principio, el libro iba a salir en abril y después se demoró por cuestiones personales”.

De este modo Giordano desestimó cualquier especulación en relación con una coyuntura en la que Soda Stereo volvió a ser tema de agenda.

“No comparto la indignación que he visto en redes sociales como que es una vergüenza que vuelva Soda”, dijo el escritor y músico que entre 1999 y 2008 integró la sección espectáculos del diario El Ciudadano. “En todo caso –continuó–, sí me pareció una vergüenza lo del Cirque du Soleil (por el espectáculo Sép7imo Día del año pasado), porque eso era sentarse en una reposera y esperar que empiecen a llegar los cheques por las regalías de las canciones. Pero los dos miembros originales que están vivos del grupo son los que deciden armar esta suerte de homenaje con artistas invitados y está todo bien. Por qué cualquier anónimo desde Facebook tendría más derecho que Alberti y Bosio a decidir que hay que hacer con el legado de Soda Stereo siendo ellos los miembros originales, los que grabaron los discos y tocaron en las giras. Es bastante ridículo”. Y cerró: “Ahora sí me parecería una locura que se les ocurriese grabar nuevas canciones, porque quién las va a componer”.

Para agendar

La presentación de Uniendo fisuras, de Diego Giordano, acerca del disco Signos y la consagración continental de Soda Stereo, tendrá lugar este sábado a partir de las 19.30, en el Espacio Cultural Universitario (ECU), de San Martín 750, con entrada libre y gratuita. Oficiarán de moderadores los periodistas Federico Fritschi y Lucía Rodríguez

Comentarios