Edición Impresa

Unidad latinoamericana y proyecto opuesto al de 1910

“Nuestros pueblos están mejor que hace cien años, le pese a quien le pese”, enfatizó la presidenta.

Finalmente, al cabo de cuatro jornadas de masivos festejos que colmaron el porteño Paseo del Bicentenario, la presidenta Cristina Fernández pronunció ayer su discurso de la fecha patria por cadena nacional con algunas marcas distintivas, como la apuesta a la unidad latinoamericana, la convocatoria a “construir una nación para todos” y la diferenciación entre el escenario político de este Bicentenario y el de la celebración de 1910, sobre la que recordó el estado de sito, la ausencia del voto universal y las persecuciones sindicales que entonces contrastaron con el discurso oficial de un país pujante y granero del mundo: “En estos 200 años nuestros pueblos están mejor que hace cien años, pese a quien le pese”, remató la jefa del Estado, quien también se refirió al reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas y agradeció a la región la solidaridad con esa deuda histórica.

En Casa de Gobierno la presidenta recibió a los siete presidentes que se llegaron al país para acompañar la celebración: el de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; el de Bolivia, Evo Morales; el de Venezuela, Hugo Chávez; el de Uruguay, José Mujica; el de Ecuador, Rafael Correa; el de Paraguay, Fernando Lugo, y el de Chile, Sebastián Piñera.

A ellos, aunque no en el mismo plano, ya que fue ubicado con el resto de los invitados, se sumó el derrocado mandatario de Honduras Manuel Zelaya, invitado especialmente como símbolo del posicionamiento de la Casa Rosada respecto de las turbulencias políticas de la región. De hecho, el jefe de Estado que pareció un tanto incómodo fue el chileno Piñera, solitario entre pares que se reivindican –con sus amplias diferencias– de centroizquierda. Y fue el único que no aplaudió cuando, al principio del acto, Cristina Fernández nombró a las 24 personalidades cuyos retratos integran la Galería de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario” inaugurada también ayer en la Rosada. Es que entre esos cuadros figuran desde el de Ernesto Che Guevara hasta el de los revolucionarios mexicanos Emiliano Zapata y Pancho Villa, además de jefes de rebeliones de las naciones originarias como Tupac Amaru, a lo que se suma el del ex presidente chileno socialista Salvador Allende (ver aparte).

Entre quienes escucharon el discurso de Cristina estaba el gabinete nacional en pleno, el ex presidente Néstor Kirchner, varios gobernadores –entre los cuales se contaba el santafesino Hermes Binner, en primera fila–, y las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

La presidenta recordó que la celebración del primer centenario ocurrió “en un país donde se había declarado el estado de sitio, donde los inmigrantes que habían llegado de Europa a buscar un trabajo habían traído las ideas anarquistas y socialistas y los festejos se hicieron con estado de sitio y represión a los dirigentes sindicales”. Y en esa línea continuó: “Por querer parecernos a Europa, habíamos traído como protagonista a un miembro de la Casa Real de España”. Como corolario, la jefa del Estado remarcó la idea de dos proyectos de país opuestos separados por esa centuria: “Queríamos en nombre de la historia, de todos los que en estos 200 años abonaron con su sangre una América del Sur más democrática, libre en la igualdad, darnos un Bicentenario diferente, popular, con el pueblo en las calles”.

Y como respuesta a las variadas declaraciones comparativas entre 2010 y 1910 desgranadas desde algunos sectores de la oposición, la presidenta dejó sentada su postura: “Nuestros pueblos están mejor que hace cien años, pese a quien le pese”, porque –abundó– entonces “no existían derechos sociales, estaba prohibida la actividad sindical, no se podía elegir a los gobernantes”.

Pero también hubo una auto-reivindicación.

Cristina dedicó un párrafo a remarcar que el 25 de mayo del Bicentenario coincidió con el séptimo “cumpleaños del proyecto” nacional cuyo inicio situó en igual fecha de 2003, con la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia. Y convocó a la oposición a compartir “no un día que es el del Bicentenario, sino los 365 días del año en el esfuerzo de construir una Nación para todos”.

Por último, la mandataria agradeció a sus pares latinoamericanos presentes el apoyo brindado a la Argentina en sus reclamos de soberanía por las Malvinas. Una vez finalizado el discurso, se dirigió junto a sus invitados al Cabildo –un recorrido de 200 metros que cumplió con saludos a la gente agolpada en las calles– para presenciar el desfile artístico que cerró los festejos y que incluyó un homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Comentarios

10