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Crimen en zona oeste

Una violencia desmedida para conflictos cotidianos

Un taxista de 57 años fue asesinado en medio de una discusión con vecinos por un problema de humedad.


Hace tiempo que la violencia de los plomos dejó de ser un atributo exclusivo de las bandas delictivas o de las fuerzas de seguridad. Cada vez está más enquistada en los conflictos cotidianos que en los barrios vulnerables se suman a la falta de recursos y suelen transformar las penurias en tragedias. El miércoles pasado no fue la excepción.

La rotura de un caño en un complejo habitacional de zona oeste enfrentó a dos familias vecinas. La víctima, un taxista de 57 años que vivía en la planta alta, discutía a diario con las moradoras de abajo por una mancha de humedad. Un disparo le arrebató la vida y enlutó al barrio Hipotecario. La Policía dijo tener identificado al agresor aunque los vecinos aseguran que se lo puede ver entrar y salir del departamento con un arma en la cintura.

“Si te cuento lo que pasó tengo que decirte la verdad. Y si te digo la verdad capaz que mañana los de abajo me pegan un tiro, porque parece que ahora las cosas se arreglan así”, dijo ayer una vecina a El Ciudadano mientras señalaba el departamento ubicado en la planta baja de su casa ubicada en el Fonavi de Manuel Origone al 5900 (ex pasaje 1831), que está a la altura de Rouillón al 3800, en jurisdicción de la seccional 19ª.

Enfrente de su casa vivía Eduardo Enrique Rodríguez, un taxista de 57 años, junto a su esposa, hija y yerno. Cerca de las 18 del miércoles, una de las tantas discusiones que mantenía con sus vecinas terminó cuando un joven que las visitaba a menudo disparó desde la planta baja hacia arriba al menos tres veces. Sólo un plomo impactó en el cuerpo del taxista, un hombre obeso que según los investigadores pesaba alrededor de 180 kilos. El proyectil le perforó las costillas y le quitó la vida.

Mientras la mujer dialogaba con El Ciudadano, un muchacho salió del departamento señalado con el torso desnudo, se acomodó un arma en la cintura, se puso una remera y arrancó una moto a toda velocidad.

“Es increíble que por un caño roto haya pasado esto”, comentó un hombre sentado en la vereda de enfrente mientras otra vecina que tomaba mates en la esquina decía que el barrio era tranquilo. Según esa señora, en el departamento ubicado debajo de la casa de la víctima viven tres mujeres, pero suelen recibir visitas a diario. Esa misma información brindó ayer un alto jefe policial quien aclaró que, si bien el presunto agresor participó de la discusión con el taxista, no tenía domicilio allí. “Era allegado a las moradoras”, explicó.

Fuentes del caso agregaron que el joven está identificado, tiene 25 años y algunos antecedentes por robo calificado. Asimismo informaron que el arma utilizada fue un revólver calibre 22, compatible con el plomo que le extrajeron en la autopsia a la víctima y con algunos testimonios recolectados.

El crimen de Rodríguez es investigado por el fiscal de Homicidios Dolosos Pablo Pinto.

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