Espectáculos

Una reina que quería vivir

En una novela que cabalga entre la aventura, el drama social y el cuadro de época, el español Ildefonso Falcones narra la historia de una esclava liberta en la España del siglo XVIII en un contexto social jerarquizado, estratificado y decadente.


 

Por Paulo Menotti

LITERATURA La reina descalza Ildefonso Falcones Grijalbo  752 páginas
LITERATURA
La reina descalza
Ildefonso Falcones
Grijalbo
752 páginas

En una primera impresión, la novela de Ildefonso Falcones La reina descalza pareciera enraizarse en el barroquismo de Francisco de Quevedo, por situar su relato una centuria después del Siglo de Oro español. Principalmente, por el juego de palabras con que abre la obra. La reina descalza narra la historia de una mujer negra en la España de mediados del siglo XVIII, en el momento histórico en que una mujer de su condición ocupaba el lugar más bajo de la jerarquizada y muy estratificada sociedad.
Otra paradoja se centra en que la antigua esclava deja su condición de servidumbre en un viaje del Nuevo Mundo hacia la antigua Europa, por entonces y a pesar de la difusión de las ideas de la Ilustración, impregnada de feudalismo.
Una vez presentada la historia, podemos sostener que Falcones comienza a construir un relato que cabalga entre la aventura, sin llegar al tono épico de los escritos de Arturo Pérez-Reverte, el drama social y el cuadro de época. El autor catalán logra sostener su historia en estas tres bases alcanzando una belleza y una dinámica sorprendentes. Al mismo tiempo, no deja de ser una historia contada desde el presente aunque con un consistente conocimiento del Siglo de las Luces español. Se conjugan temas de la actualidad como el rol y los derechos de la mujer, la vida en las comunidades de minorías en la península ibérica, en particular los gitanos y el bajo mundo que los rodea, así como las instituciones y personajes que los sujetan, que no dejan emerger a estos grupos humanos, a la vez que se nutren de ellos y los utilizan.
Falcones, un autor catalán que ya logró reconocimiento mundial, cuenta la historia de vida de Caridad, una mujer negra que nació en Cuba sirviendo a su amo, el mismo que decidió quitarle a su hijo para venderlo y llevársela a ella para que lo atendiera en España. Sin embargo, durante el viaje el hombre muere y en su testamento le otorga la libertad a su esclava. Al llegar a Cádiz, un camino de libertad se le presenta a Caridad pero será una libertad condicionada.  Su trajín la llevará como destino obvio a Sevilla, que para entonces seguía siendo la gran capital, la metrópoli de las Indias occidentales a pesar de que Madrid estaba emergiendo. Más precisamente, Caridad irá a parar a Triana, ese arrabal dominado por los gitanos que entonces era extramuros de la ciudad. Allí, la negra que ganó su libertad conocerá a Melchor, su esposa, su hija y su nieta, los gitanos con quienes permanecerá y aprenderá la rudeza cotidiana y la cultura flamenca que se va gestando. En particular, la más joven de las gitanas, Milagros, trabará una relación especial con la antigua esclava y heredará su cultura y su energía, a las que agregará sus ansias de amar.

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La condición femenina

Si hasta ahí se vio el drama de una mujer esclava que estribaba en no tener derechos sobre su persona ni sobre su descendencia y ser un objeto de uso para sus poseedores; Caridad ahora podía ver en carne viva que las relaciones feudales deparaban apenas más livianas situaciones para las mujeres, que sin embargo empeoraban para las gitanas. Considerados impuros, al igual que los judíos, los miembros de estas minorías no tenían derecho a realizar determinados tipos de trabajo considerados nobles. En este punto, Ildefonso Falcones recrea con destreza detallista el estilo de vida gitano y la situación de las mujeres de esa comunidad. Todo sumido en el bajo mundo de la época. Así se ve cómo los hombres contrabandean tabaco para la iglesia católica; a las mujeres que no saben siquiera coser, y a las que la negra protagonista venida de Cuba les enseñará a cantar. Estos son algunos de los rasgos más sobresalientes acerca de la vida en ese ghetto que era Triana y que en la actualidad  se convirtió en un lugar obligado para conocer la cultura flamenca, las bailaoras y la voz ronca de cantaores y guitarras.

El maquillaje de las reformas

En el relato de Falcones tampoco falta la política y se comprende por qué el autor situó su historia a mitad del siglo XVIII. A principios de esa centuria, y tras una sangrienta guerra de sucesión, los Borbones llegan a la corona española. La Casa Real trae consigo reformas administrativas e ideas de la Ilustración que se está gestando en Francia. Pero las nuevas ideas llegan deformadas a la península ibérica y se ponen por encima de la vieja estructura feudal. De ese modo, la libertad reclamada por los filósofos no se concreta, siguen los lazos de sometimiento, todo es maquillaje y en la corte real todos adoptan la nueva moda de pelucas y caras empolvadas. Las reiteradas crisis de una España en plena decadencia se precipitan sobre la sociedad que busca sus chivos expiatorios. Como había sido la expulsión de los judíos (marranos) y de los musulmanes, ahora le tocaba el turno a los gitanos que no serán echados pero si encarcelados, no importa mucho el motivo, en las “redadas”. De ese modo, la nueva familia de Caridad conoce el destierro y la cárcel que se entrelazan con disputas por el poder al interior de la comunidad gitana.

Decadencia madrileña

Por último, la mujer que llegó de Cuba, que conoció a una familia a la que ama, que tuvo contacto con hombres que se aprovecharon de ella, y con otros que la ayudaron, llega a Madrid. Sin embargo, la capital del imperio en decadencia es una metrópoli con altos desequilibrios. La riqueza de las carrozas se pasea por la inmundicia y la pobreza de los barrios, una ciudad rodeada de tapiales y casas precarias, a modo de muralla. Falcones deja su mejor cuadro de la urbe que llegó tarde al poderío del imperio español; el rey Felipe II llevó su corte allí en 1561. En ese escenario, Caridad encarará nuevos desafíos.

Colaboración: Graciela Sibilla

De ventas y traducciones

ldefonso Falcones, un abogado barcelonés devenido escritor, lleva con este libro tres exitosas publicaciones. La catedral del Mar, su primera novela, se convirtió en un éxito editorial mundial sin precedentes y fue publicada en más de cuarenta países. Ese trabajo preparó el terreno al escritor catalán para una carrera que le valió varios premios en Italia y España. Su segunda novela, La mano de Fátima, fue galardonada con el premio Roma 2010. Con su producción bibliográfica, el autor ya lleva vendidos siete millones de ejemplares en todo el mundo.

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