Política

Recta final

Una radiografía de los indecisos, la pieza que define las Paso 2019

Los electores que aún no decidieron su voto cruzan todos los sectores sociales, pero se concentran en los estratos medios y medios-bajos y son mayoría de mujeres. Están descontentos con la marcha de la economía y el ajuste, pero resisten la figura de CFK. El "factor silencio" y la permeabilidad


Viviana Mariño – Tiempo Argentino 

¿Cómo establecer conversación con los sectores capturados por la apatía? ¿De qué forma acercarse a aquellos que militan el slogan “son todos iguales”? ¿Por qué resquicio articular un mensaje efectivo hacia desencantados e indiferentes? Candidatos y estrategas entran este domingo en tiempo de descuento para afinar la táctica de acercamiento a los indecisos, ese universo que puede convertirse en el actor decisivo que incline la balanza de las PASO del 11 de agosto próximo.

Señalar qué porción del electorado todavía no definió el voto es el primer dilema. Las proyecciones sobre cuántos son los ciudadanos que aún meditan su decisión –o ni siquiera analizó la oferta electoral– ofrecen un menú amplio y diferenciado. El oficialismo afirma que esa franja de votantes es alta y se ubica en un porcentaje superior al 20%; mientras que el opositor Frente de Todos calcula que el núcleo duro de indecisos se aproxima al 10. La mayoría de las encuestas dibuja un espacio que trepa hasta el 15% y señala un recorte etario entre los 40 y 55 años.

Las diferencias estadísticas encuentran, sin embargo, un punto común: esa inasible comunidad en la que conviven apolíticos, aspiracionales sin bandera partidaria y decepcionados, saca sus cartas en las últimas dos semanas previas a la elección. E incluso medita la conveniencia o no de participar de unos comicios que sólo definen un primer diagrama de candidatos. El antecedente inmediato lo confirma: en la primera vuelta de las presidenciales de 2015 votaron 2 millones de personas que no habían participado de las PASO.

Asociados a esos sectores también se ubican quienes son permeables a cambiar su voto entre cada instancia electoral: PASO, generales y balotaje.

El Frente de Todos identifica a los indecisos como ciudadanos críticos de la etapa kirchnerista en tres ejes –política de planes sociales, corrupción e inseguridad– que ahora también rechazan la oferta de Juntos por el Cambio por la marcha negativa de la economía y los efectos del ajuste en su vida cotidiana. En la Casa Rosada apuntan a los desencantados, aquellos que votaron a Mauricio Macri en 2015, pero hoy se dirimen en volver a hacerlo por la ausencia de horizonte económico. La historia del macrismo se alimentó de su apoyo (sobre la hora) en los últimos dos turnos electorales.

Ambos espacios definieron candidaturas a presidente y vice con el objetivo de apertura a esos sectores: Alberto Fernández para perforar los límites del rechazo a la figura de CFK y Miguel Ángel Pichetto para intentar ampliar la oferta del macrismo. Aunque los indecisos circulan en todos los estratos sociales, el Frente de Todos aumenta sus posibilidades de sumar adhesiones entre los más jóvenes, mientras que el oficialismo se hace fuerte con los mayores. La polarización también dibuja una grieta etaria.

Bosquejando un perfil

“Los indecisos están concentrados en la clase media-media. Están golpeados por la economía de los últimos tres años que redujo su poder adquisitivo, pero tienen resistencia a la vuelta de CFK”, razona el analista Raúl Timerman.

Es un segmento que permanece “ausente” del debate político-electoral. “Incluso no sabe si va a votar o no, o si lo hará en blanco. Observa las PASO como un movimiento electoral para elegir a ninguna persona para ningún cargo”, describe.

Los electores que desconfían de las dos fuerzas mayoritarias y todavía se mantienen en el terreno de la duda sienten, coinciden los analistas, que nadie los representa. El escaso vuelo que alcanzaron hasta ahora las candidaturas de Roberto Lavagna y José Luis Espert también les hace mirar de reojo a la ¿tercera posición?

“Sienten que tienen que optar por algo que no los representa y están atentos a la oferta competitiva”, explica el politólogo Diego Reynoso. Y agrega: “Se ubican en el centro de distribución del debate público, en posiciones intermedias. Dependiendo del tema se acercan estadísticamente a veces un poco más a Macri, y otras veces un poco más a los Fernández”.

Para Reynoso, esos electores pueden identificarse con Lavagna, pero observan que inclinarse por esa opción “no tendrá la utilidad esperada, no es estratégico”.

Como efecto de una elección hiperpolarizada y a dos semanas del primer test nacional, las dos fuerzas mayoritarias tienen consolidado a su electorado. “El macrismo y el Frente de Todos consiguen un 80% de seguridad entre sus votantes, respectivamente”, explica la investigadora Shila Vilker.

El mismo indicador baja al 50% en el caso de los votantes de Lavagna. “Ese segmento volátil todavía es disputable; está en el mercado de la oferta”, señala.

Vilker arriesga que el nivel de indecisos ¿puros? ya se ubica por debajo de los dígitos. “Es complejo establecer un patrón común, pero son más mujeres que hombres y con bajo nivel educativo. Es probable que no vayan a votar, que se decidan por el peso de su entorno o que definan en el cuarto oscuro”, explica.

Espiral de silencio

Una encuesta de la Universidad de San Andrés sumó un elemento inquietante al análisis del universo de los indecisos. Sobre un total de 1008 entrevistas con representación proporcional de todos los distritos, el 28% afirmó que aún no sabía a quién votaría, pero una cifra casi idéntica –el 27 por ciento– prefirió no contestar.

Aunque se trata de una foto con seguras modificaciones ulteriores –el estudio se realizó online entre el 2 y el 11 de julio– la categoría de aquellos electores que prefieren no contestar la requisitoria de una encuesta aparece como un elemento adicional clave.

Esa dimensión “no medible” para los analistas de opinión pública se repite en aquellos sectores que ni siquiera son alcanzados por la consulta pre-electoral. La encuesta telefónica –el método de muestreo de intención de voto más utilizado en el país desde la década del ’90– encuentra un límite para llegar a los sectores o grupos que no tienen fijo. Se trata de un fenómeno que los investigadores suelen vincular con las franjas más vulnerables de la sociedad, pero que también sumó a sectores de capas medias en los últimos años.

“El silencio es un elemento central de esta elección porque sintetiza una transición para algunos sectores de la sociedad: ya no creen en el mensaje de Macri, pero no encuentran representación política en otra fuerza o candidato”, razona el sociólogo Carlos De Angelis.

El silencio es hilo conductor de esos ciudadanos: están “presionados” por el ajuste y la situación económica –sectores populares, pero también estratos medios que vieron deteriorado su nivel adquisitivo– y no visualizan la salida en el sistema político en general. “Ese sector está fuera del microscopio por su sesgo antipolítica o antisistema. Son los grandes decepcionados”, puntualiza.

Cuestionadas por sus fallos y reveses –muchos de ellos anclados en la imposibilidad de “medir” el silencio de los desencantados, el número de dueños de voto vergonzante o hacia qué lado inclinarán sus preferencias los indecisos– las proyecciones electorales también ingresan hoy en tiempo de descuento. Faltan apenas dos semanas para que las urnas diseñen la radiografía electoral –y real– de la Argentina. « Cuestionadas por sus fallos y reveses –muchos de ellos anclados en la imposibilidad de “medir” el silencio de los desencantados, el número de dueños de voto vergonzante o hacia qué lado inclinarán sus preferencias los indecisos– las proyecciones electorales también ingresan hoy en tiempo de descuento. Faltan apenas dos semanas para que las urnas diseñen la radiografía electoral –y real– de la Argentina.

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