Policiales

Las viudas del juez

Una pelea sin fin de dos mujeres por la pensión de un magistrado

Daniel era un hombre de pocos amigos. Su paso por el Poder Judicial dejó rencores a cada paso. Una fuente tribunalicia explicó que era hijo de un conocido funcionario de la Justicia. Hizo carrera y llegó a juez de Sentencia.


Dos consuegras en pie de guerra por la suculenta pensión de un ex juez enmarca esta historia. María fue la esposa del ex magistrado: tuvieron tres hijos y se divorciaron. Ella se fue al exterior y el hombre quedó viviendo en Funes. En 2004 falleció ahogado en una pileta. Varios años después otra mujer, Ana, se hizo pasar por la concubina del jubilado fallecido y accedió a la pensión, afirma la denunciante. Pero Ana y María ya se conocían: eran consuegras. Sus hijos estaban en pareja y a la vez tuvieron hijos. Durante años, después de la muerte del ex juez, ambas se vieron frecuentemente. Ana era una maestra que vivía con lo justo y de golpe cambió su nivel de vida: así María dijo haber sospechado de la maniobra. El caso terminó en Tribunales. Ana enfrenta una causa penal en la que fue procesada por defraudación a la administración pública. Un Juzgado de Sentencia la absolvió por el beneficio de la duda a fines de 2016, pero la Cámara Penal revocó recientemente el fallo y dispuso su reenvío a otro tribunal para una nueva decisión. Los nombres de esta historia fueron cambiados, ya que aún no hay sentencia firme.

Daniel era un hombre de pocos amigos. Su paso por el Poder Judicial dejó rencores a cada paso. Una fuente tribunalicia explicó que era hijo de un conocido funcionario de la Justicia. Hizo carrera y llegó a juez de Sentencia. El fin de su paso por el Palacio de Mármol se dio a fines de los ochenta, cuando renunció tras un procedimiento policial que esperaba un camión con electrodomésticos de La Pampa. Cuando la Policía interceptó el vehículo, estaba escoltado por un auto con placa del Poder Judicial, explicó esta fuente. “Dicen que en el asiento del acompañante estaba el entonces juez”, agregó.

El magistrado tenía tres hijos y estaba divorciado de María, que se fue primero de la provincia y después del país. Él terminó jubilado y residiendo en una casa en Funes. Uno de sus hijos, Juan, quedó en la ciudad viviendo con él. En 2002, Paula, la más chica de la familia, vino a Rosario a terminar el secundario. Paula conoció a la hija de Ana, Claudia, de la que se hizo amiga y quien terminó en pareja con su hermano. A los cinco meses quedó embarazada.

 

Amigas

Según Paula, el embarazo fue motivo de pelea y su padre no habló más con su hermano Juan, que se fue de la casa. Durante el tiempo que vivió con su padre, Paula contó que el hombre estaba solo y bastante deprimido y se la pasaba encerrado. Lo describió como un paranoico.

Por su parte María, la ex esposa del juez, llegaba desde el exterior cada tanto a visitar a su familia. Contó que en 2003 su hijo conoció a Claudia, la hija de Ana, con quien terminó vinculándose. La mujer dijo que su consuegra, Ana, era maestra, una mujer que vivía con lo justo y se declaró en quiebra personal, aseguró. En enero de 2004 su ex marido murió. Supone que su consuegra estuvo interesada en el padre de sus hijos y no descartó que hubiese una relación esporádica con el hombre en esos pocos meses.

María recién conoció a Ana tras la muerte del ex juez, cuando su hijo la invitó a comer y se la presentó. A partir del 2010, María empezó a sospechar del cambio económico que había experimentado su consuegra: cambió el vehículo, se puso un negocio en Funes, pero en 2012 las dudas pasaron a otro nivel. María volvió para instalarse definitivamente en Rosario. Estaba en la casa de su hijo y llegó una mujer rubia. Era su consuegra, Ana: se había puesto extensiones, pechos, labios y se había retocado la nariz. “Ahí ya no me cerró más nada”, explicó. Le preguntó a su hijo de dónde sacaba la plata, pero el muchacho no le dio una respuesta.

 

El destape

Entonces María fue a visitar a su madre a Córdoba y de la charla surgió que unos cuatro años antes una abogada de Rosario la llamó para preguntar si Ana había vivido con el ex juez. Todo le cerró a María.

La ex esposa del juez consiguió el número de documento de su consuegra y averiguó en la Caja de Jubilaciones que Ana cobraba la pensión de su ex. Entonces la encaró, pero Ana redobló la apuesta. Le dijo que se había casado con el ex magistrado. María le propuso que renunciara a la pensión, pero Ana ofreció dividirla, explicó. Como no quiso, aseguró que empezó a amenazarla, le gritaba en la calle, le decía que no volvería a ver a sus nietos.

Pero su hijo Juan apoyó la versión de la acusada. Dijo que era pareja de su padre y que el revuelo lo armó su madre. El muchacho aseguró que en el 93 vino a vivir a Rosario y su padre ya tenía una relación con Ana, con la que convivió desde el 96 o 97. Claudia, la mujer del muchacho e hija de la acusada, dio la misma versión en el juicio.

Dichos que contradijo Paula, la hija del ex juez. La chica contó que en 2013 habló con Claudia –su amiga devenida en cuñada– y llorando le reconoció que Juan la convenció de hacer el trámite de pensión a nombre de su madre y que el beneficio se dividía en tres. Para la chica la mente siniestra fue su hermano, declaró. Otro testigo que nunca conoció la relación fue un amigo del ex juez, uno de los pocos con los que tenía contacto: dijo que nunca vio a Ana. Tampoco la conoció la ex novia de Juan, que visitó la casa de Funes hasta 2001.

Finalmente se supo que el 7 de septiembre de 2009 Ana presentó ante la Caja de Jubilaciones la documentación para tramitar la pensión por concubinato con el ex juez. Para ello presentó una fotocopia certificada de su documento, donde constaba el domicilio convivencial en Funes. Pero en esa copia no figuraba el sello del Registro Civil. Ana fue imputada por el delito de defraudación a la administración pública y procesada por el Juzgado de Instrucción 14a. En noviembre de 2016, el Juzgado de Sentencia 1a, a cargo de Ismael Manfrín, dispuso su absolución por el beneficio de la duda. La Fiscalía apeló y el fallo fue revisado por la Cámara Penal.

Los vocales Carlos Carbone, Gustavo Salvador y José Luis Mascali revocaron la decisión y decidieron reenviar el caso a otro juzgado para dictar nuevo fallo. Los camaristas explicaron que la Caja de Jubilaciones advirtió la irregularidad en la inscripción del cambio de domicilio. Dato que se corroboró con el que la mujer presentó en 2012 para su jubilación y no coincidieron. A lo que sumaron que la acusada dejó pasar 5 años antes de iniciar el trámite. Parte de la familia del ex juez rechazó la existencia de la relación y sus testimonios fueron contundentes, a diferencia de las declaraciones que sostienen la versión de la acusada, dijo la Cámara. El vínculo sólo se intentó probar con testimonios: no hay cartas, ni fotos, ni constancias de reuniones sociales del concubinato. Sostuvieron que las convivencias “tienen una cohabitación permanente y un trato cotidiano y social ostensible, reconocidos por todos”. Y, en este caso, esto no pasa.