Ciudad

Pintar Las Flores

Por Luciana Sosa.- En Las Flores sur los vecinos pintaron un mural en una parroquia para mostrar otra cara del barrio, lejos de la violencia que estigmatiza a su gente.


La extensión del mural en barrio Las Flores, en la parroquia Nuestra Señora de Itatí, es una muestra de la importancia de trabajar en conjunto: el barrio entero participó de cada una de las imágenes reproducidas en el mural que cambia la fisonomía del lugar, en la esquina característica de una zona golpeada por las inclemencias humanas. El gran cuadro comenzó a gestarse el martes de la semana pasada y esta tarde, cerca de las 17, se estima que se dé la última pincelada, bendecida por el padre Néstor Negri, en un acto al que están invitados aquellos que hicieron posible la obra: es decir, el barrio.

Al llegar a la parroquia (a la altura de Flor de Nácar al 7000), las escaleras, las cajas de huevos y los pinceles con sus puntas de todos colores una muestra del trabajo que se ha realizado en más de una semana. La teóloga alemana Anne Skieckll, el filósofo colombiano Warner Benítez y la hermana Valeria Nougues fueron los encargados de coordinar los dibujos que inmortalizaron las actividades y necesidades del barrio. Hasta una mujer preparando torta asada fue la que más identificaciones tuvo, según los comentarios de los chicos.

En medio de las pinceladas, el párroco Néstor Negri repartía mates abrazado a su termo de Boca Juniors. El sacerdote manifestó a El Ciudadano “nunca haber visto una obra semejante en los 20 años que viene trabajando con la comunidad del barrio Las Flores”. “Esta pared estaba muy sucia, deteriorada y ahora es increíble el trabajo que vienen haciendo, el proyecto por fin salió a la luz, hacía ya casi tres años que estábamos planificándolo”, comentó.

El mensaje fue claro: mostrar otra imagen del barrio. La hermana Valeria Nougues expresó que se buscaron lenguajes que “no sean el de la violencia, la agresión, el dolor y la muerte. Es un mural comunitario que tiene como fin imaginar qué se le puede decir al barrio, por eso lo hicimos en las paredes externas de la parroquia”. A su vez, la religiosa remarcó que en el mural hay muchos niños jugando. “Estamos insertos en una zona, y en una realidad social donde los chicos ya no hacen cosas de chicos como jugar y aprender –ahondó–. La situación que atraviesa cada familia le quita la inocencia típica de la edad y los lleva, los empuja a ejercer acciones de adultos, cuando no lo son. Por eso pedimos que los niños vuelvan a ser niños y se dediquen a jugar, a conocer, a compartir”.

Los chicos del colegio participaron de la pintada organizada por grupos. Lo destacable fue que hubo muchos vecinos del barrio que se sumaron y dejaron su huella en tremenda obra, alcanzando la cifra de 200 participantes.

“Esta no es una actividad de la escuela sino de todo el barrio, por eso han participado los chicos del comedor vecino, los papás de alumnos y otros que no tienen nada que ver con la escuela ni la parroquia. Esperamos que, al ser una obra de todos, esto se cuide como se debe, de hecho tuvimos una muy buena señal: durante tres días estuvo el mural en blanco y nadie lo agredió”, relató la religiosa.

Por otra parte, la mujer comentó que si bien han recibido mucha ayuda comunitaria para el material que se necesitó, aún no lograron cubrir los gastos, “pero sentimos que era algo que iba a hacer bien al barrio, por eso nos largamos. Ya nos dicen que al tomar el colectivo sienten otra energía en el barrio, y nos pidieron que se hagan otros murales en otros sectores del barrio. Les dijimos que al ya saber cómo se hace, ellos tomen la posta y embellezcan el barrio aún más”.

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