Ciudad

En Aurora al 3600

Una nena de 9 años murió cuando jugaba en el patio de su casa

Fue alrededor de las 14 de este martes en barrio Plata. La pequeña había tomado una bufanda, se subió a una silla y enganchó la prenda con la traba de un caballete para andamio. Toda la familia estaba en la vivienda. La madre relató la saga de infortunios que terminó con la vida de Delfina


El patio de la casa donde la travesura de Delfina terminó con su vida (Fotos: Juan José García)

Una nena de 9 años murió este martes en el hospital de Niños Víctor J. Vilela al sufrir un ahorcamiento cuando jugaba en el patio de su casa de barrio Plata, pasado el mediodía y minutos después de que, con su familia, terminara de almorzar. La niña fue trasladada primero por su papá hasta el dispensario de la zona, desde donde la derivaron al Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Los médicos no pudieron recuperarla, y falleció cerca de las 20.

El Ciudadano escuchó el relato de la madre de Delfina Boñiardi.

La mujer contó que, en la mañana del martes, toda la familia se trasladó en el auto para hacer trámites y regresó a la vivienda de calle Aurora al 3600 para almorzar. Les prometió a sus hijos, dijo, helado como postre. Lo hacía seguido, y en particular con Delfina, contra la promesa de que comiera porque “era muy flaquita”.

La madre llamó a sus hijos, siguió contando, para que volvieran a la mesa. A Delfina la buscó en la habitación donde, unos minutos antes, la había visto jugando con su gato. No la encontró y fue hasta el patio de la casa para ver si estaba allí. La encontró “paradita”, dijo, arriba de un banco de plástico, inmóvil.

Un día normal que terminó en drama

Los padres de Delfina en su casa de barrio Plata. Foto: Juan José García.

 

La nena solía hacerle la broma de permanecer quieta y no contestar cuando la llamaba. Pensó que era otra de esas travesuras, se dio vuelta y fue hasta otra de las piezas de la casa, cuya ventana da al patio, para mirarla de nuevo desde ahí pensando que al retirarse iba a terminar con la “actuación”. No fue así y, ya preocupada, fue a ver qué pasaba.

A medida que se acercaba, contó, empezó a tener miedo: primero vio un pequeño charco de pis debajo del cuerpo de su hija, enseguida, la notó pálida y con una pequeña mancha de sangre en la boca. Comenzó a los gritos pidiendo la ayuda de su marido.

Delfina estaba con una bufanda que había tomado para jugar. La tenía enroscada al cuello y la otra parte enganchada en la traba del caballete para montar andamios que hay en el patio, pegado a la silla a la que se había subido. El padre la pudo bajar, mientras todos salían desesperados a la calle a pedir por los vecinos, a los gritos.

Después de que Brian, el hermano mayor de Delfina, le hiciera unas primeras maniobras de resucitación. “Se las habían enseñado en la escuela”, explicó la mamá. La nena vomitó un poco de comida, pero no reaccionaba. El papá la llevó en su auto hasta el dispensario de Lamadrid y Crespo. Su compañera lo siguió en un taxi.

Los médicos le practicaron resucitación cardiopulmonar (RCP) tras comprobar que la pequeña estaba sin pulso. Enseguida pidieron una ambulancia y la derivaron hasta el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Delfina no resistió: falleció cerca de las 20 del mismo martes.

El fiscal Donato Trotta, de la Unidad de Homicidios Culposos, se hizo cargo del caso.

 

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