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Una multitud emocionada despidió a Néstor Kirchner

El cortejo fue acompañado por miles de personas apostadas en las calles para darle el último adiós.

Una verdadera multitud emocionada, en medio de una mística militante, le dio la despedida final a Néstor Kirchner, fallecido el miércoles pasado a raíz de un paro cardiorrespiratorio. Militantes, personas “sueltas”, oficinistas, curiosos, trabajadores, algunos mojados, otros cubiertos con diarios, vestidos con pilotines y otros con paraguas, la mayoría de las personas se ubicó sobre las avenidas de Buenos Aires donde esperaron tranquilos el paso del cortejo fúnebre rumbo al Aeroparque Metropolitano, desde donde trasladaron los restos del ex presidente a Río Gallegos, la ciudad patagónica que lo vio nacer.

El cortejo salió pasadas las 13 de la Casa Rosada, guiado por el automóvil que llevaba a la presidenta Cristina Fernández y sus hijos Máximo y Florencia. Detrás, el automóvil fúnebre que llevaba los restos del ex presidente, cubierto por flores, banderas, papeles mojados y cascos de trabajo.

Antes, el velorio se había extendido dos horas más de lo previsto frente al goteo incesante de personas que desfilaron durante la madrugada y la mañana por la Rosada para darle el último adiós al ex presidente. Funcionarios nacionales, gobernadores, sindicalistas, referentes del mundo artístico y representantes del gobierno español, entre otros, marcaron las presencias que acompañaron a la presidenta Cristina Fernández en el segundo y último día del funeral de su esposo.

Una hora después de haber salido de la Casa Rosada, el cortejo arribó al Aeroparque Metropolitano, donde lo esperaba otra multitud agolpada en el portón de ingreso a la pista. Los granaderos fueron los encargados de recibir y cargar el féretro desde el automóvil hasta el avión, custodiados por Cristina y Florencia inmediatamente detrás. Máximo había quedado unos pasos rezagado luego de mostrarse visiblemente quebrado.

Sin un vallado que la contuviera, una verdadera marea humana se agolpó sobre los vehículos en la avenida Alem, empujados desde atrás por una columna de la agrupación juvenil La Cámpora, cuyo mentor fue Máximo, hijo del fallecido ex presidente. A paso de hombre, el cortejo recorrió las primeras ocho cuadras y tardó más de media hora en realizar ese recorrido. Desde los balcones de edificios y oficinas, más simpatizantes, más gritos, más aplausos, se sumaban ante el paso del féretro. Claveles rojos y amarillos, consignas de “Argentina, Argentina”, empujones y escenas de cierto nerviosismo por parte de las fuerzas de seguridad, todo mezclado, condimentaban el lento paso del cortejo.

No había silencio, por el contrario, el ambiente se pobló de cánticos como: “Néstor, querido, el pueblo está contigo”, “para Cristina, la reelección”, en medio de aplausos y agitar de banderas y pancartas. El avión partió, con una gran cantidad de banderas argentinas flameando sostenidas por los trabajadores de la pista del aeroparque Jorge Newbery. Y todo bajo la lluvia, como marco épico, pero también dramático, como despedida final para Néstor Kirchner de una ciudad, una metrópoli, a la que hace tan sólo siete años le costaba pronunciar correctamente su apellido.

Una notable gratitud de miles de argentinos despidió a quien presidió los destinos decisivos país entre 2003 y 2007, una figura indiscutida de la política local y latinoamericana en los últimos años. “Vamos Néstor, fuerza Cristina”, se oyó en las calles de Buenos Aires. Las demostraciones de afecto y cariño al líder desaparecido fueron acompañadas por cantos militantes, muchos contra la figura del vicepresidente opositor Julio Cobos. Desde el 4 de julio de 1974 con la muerte del presidente Juan Perón, en otro contexto político, no se veía en el país una masiva y fervorosa manifestación callejera para despedir a una figura de la política nacional. Un pueblo dolido pero esperanzado; un pueblo lleno de jóvenes como señal de futuro.

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