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Días de sangre

Una muerte que parece meterse en la espiral de venganza

Asesinaron al Chino González, acusado en la megacausa Monos y a quien quisieron achacarle la muerte del Fantasma.


A Norberto Alejandro González le decían Chino y tenía 33 años. Estaba procesado en la megacausa Monos por asociación ilícita y había estado bajo sospecha como autor material del crimen de Martín “Fantasma” Paz, en septiembre de 2012, caso que desencadenó una guerra territorial que dejó un tendal de muertes y también una avanzada judicial sobre el clan Cantero. Sin embargo, sus condenas hablaban de delitos sin armas: cinco años por una causa federal unificada con una sentencia provincial por un escruche. El sábado a la noche, como a las nueve, dos motociclistas llegaron a Cura Malal al 3900, histórico domicilio de su familia, y dispararon, según una primera reconstrucción de los investigadores. El Chino acabó muerto de un tiro en la cabeza. Por la mañana, un hermano de la víctima y un vecino fueron detenidos por orden de la fiscal Georgina Pairola, aunque no estaba claro qué delito les imputarán. Una versión es que un rato antes hubo una balacera que dejó dos heridos, padre e hijo, a pocas cuadras, y que el crimen del Chino bien pudo ser un vuelto. El homicidio de González se produjo algunas horas antes del inicio del juicio por el asesinato del líder de los Monos Claudio “Pájaro” Cantero, considerado una venganza por la ejecución del Fantasma.

Voceros judiciales y policiales dijeron que alrededor de las 21 de anteanoche el Chino estaba frente a la casa de su madre, en Cura Malal 3940, con su pareja, Marcela M., cuando llegó una moto Tornado negra desde la cual uno de sus ocupantes comenzó a disparar con una pistola 9 milímetros: González quiso guarecerse en la vivienda, pero lo siguieron y lo ejecutaron.

Fuentes de la investigación dijeron que poco antes se había producido otro ataque en las cercanías, en Garibaldi y Santiago (Villa Itatí), que terminó con dos heridos. Los voceros dijeron que allí estaban Cristian R., de 40 años, y su hijo Sebastián R., de 19, cuando desde un auto tres hombres les dispararon. Ambos estaban internados con pronóstico reservado en el Heca: uno con un agujero en el tórax y el restante con dos plomos en la cabeza. Ya por la mañana, la fiscal de Homicidios Dolosos Georgina Pairola ordenó un allanamiento en la vivienda de González, donde una patrulla del Comando Radioeléctrico detuvo a dos hombres, a quienes según la versión policial vecinos sindicaron como “involucrados en el hecho”. Fueron identificados como Axel R., domiciliado en la misma cuadra y de 18 años, y un hermano del Chino, Gustavo Maximiliano G., de 36. “Parece que el Chino fue a apretar a esta gente y después le mandaron el vuelto”, dijo  un vocero de la pesquisa.

El Fantasma en la máquina

Martín Paz, alias Fantasma, fue baleado 8 de septiembre de 2012 en Entre Ríos y  27 de Febrero cuando iba con su mujer y su hijo de 4 meses en un BMW Z 4 modelo 23i, versión cupé, valuado en 70 mil dólares. Esperaba el verde del semáforo sobre la primera de las calles cuando una moto se le acercó y su ocupante lo baleó. La víctima intentó escapar y logró transitar tres cuadras hasta que protagonizó un choque en cadena y su cuerpo agonizante de cinco balazos quedó sentado en el asiento del conductor, en Corrientes al 2600.

El Chino González fue apuntado por un testigo de identidad reservada como el asesino del Fantasma. En una nota que le concedió a El Ciudadano en la cárcel local y que fue publicada el 28 de diciembre de 2013, el Chino juró que jamás había empuñado un arma. Las paradojas se acumulaban sobre su figura: él decía que un sicario, alguien que mata por encargo, en este caso a una persona que tenía mucho dinero como Paz, no estaría sumida en la pobreza. “A un sicario se lo premia con un quiosco (de drogas). Yo soy pobre”, juró. Su madre tiene una verdulería: “Se la rompieron toda en un allanamiento”. No tomaba drogas ni alcohol, decía. Testigos de la muerte de Paz aseguran que el tirador era petiso: el Chino medía casi un metro 80, tenía tez oscura y la cara llena de acné. Fue procesado en la megacausa Monos por asociación ilícita –incluso firmó un abreviado a tres años de prisión efectiva que no fue homologado–, pero nunca por el crimen de Paz, asesinato que se mantiene impune. Uno de los tantos papelones de la megacausa fue que González era de “los más buscados” durante 15 meses, pero en realidad estaba preso desde una semana después del homicidio del Fantasma por un expediente federal: una condena a cinco años –unificada con otra de la Justicia provincial por un escruche–, en la que había conseguido una salida transitoria, de la que no volvió a la cárcel.

El Chino estuvo sólo dos meses en libertad. “Yo no maté al Fantasma”, se desligaba, para graficar: “Es muy feo que te pongan como asesino si nunca mataste a una persona”. No había mucho en su contra. Una comunicación telefónica donde alguien que se identifica como Carlitos decía que era quien mató al Fantasma junto “con el Chino”. Un testigo que decía haber recibido un tiro en la pierna por negarse a vender droga para el clan Cantero sindicaba al Chino como un sicario de la organización. Y un testigo de identidad reservada le adjudicaba la autoría intelectual a Ramón Machuca, alias Monchi Cantero: decía que éste le presentó el Fantasma al Chino en un boliche y que los tres estuvieron en una mesa tomando. Que cuando Paz se fue a su casa el Chino lo siguió en moto. Que el asesino lo aguantó toda la madrugada y la mañana siguiente. Y que a las dos de la tarde de ese día lo vio salir y lo ejecutó.

Trabajo de pintor

El Chino vivió casi siempre en Cura Malal 3940, en la Villa Moreno, en la casa de su madre frente a la cual terminarían asesinándolo y donde ayer al mediodía lo velaban. Decía tener por oficio el de pintor. Por estos días estaba en libertad a la espera del juicio oral por asociación ilícita y lo mencionaban como parte del entramado del nuevo liderazgo de la barra brava de Newell’s, que sintetiza la histórica influencia de los Monos en el paravalanchas ahora en alianza con Alexis Caminos, hijo del asesinado ex líder de la pesada rojinegra, Pimpi. El 27 de diciembre del año pasado la Policía Federal allanó la vivienda de calle Cura Malal aunque en búsqueda de su hermano Cristian, apodado Negro, quien se mantiene prófugo desde hace tres años y medio en la megacausa Monos. Ese día los federales dejaron constancia de haberse incautado en una casa lindera a la de los González de 48 gramos de marihuana, algo de dinero en efectivo y proyectiles calibre 11.25, por lo cual se llevaron demorado a Axel R., quien ayer volvió a ser arrestado en el marco de la investigación por el crimen del Chino.

Crimen del Pájaro: el juicio

El Fantasma era cuñado de Claudio “Pájaro” Cantero, el líder de los Monos, quien estaba en pareja desde hacía varios años con Mercedes Paz. El móvil del crimen de Paz nunca se estableció, aunque la principal hipótesis del juez instructor Juan Carlos Vienna y la División Judiciales de la Policía local es que fue asesinado porque se había apropiado de fondos de la banda que le habían encomendado blanquear. Quien apuntó a los Monos en el expediente fue el padre del Fantasma, Luis Paz, el hombre que viajaría con el magistrado Vienna a los Estados Unidos para asistir a veladas boxísticas. “Los Cantero nunca pensaron que el viejo pudiera contestar. Los estafadores son como un eslabón inferior en el mundo del hampa, gente insignificante que puede entregarte por un peso pero incapaz de demasiada violencia. Y además estaban muy cebados en su poderío”, dice un investigador que no participó de la pesquisa de la megacausa Monos, controvertida, entre otras cosas, por ese vínculo entre el juez instructor y el padre de la víctima. Claro que este lunes por la mañana, cuando comience el juicio por el crimen del Pájaro, ocurrido el 26 de mayo de 2013, el acusado como instigador no será Luis Paz, como se repite en la calle, sino Luis “Pollo” Bassi, quien en esa época tenía dominio territorial sobre Villa Gobernador Gálvez. Junto con él serán enjuiciados Milton Damario, Facundo “Macaco” Muñoz y Osvaldo “Popito” Zalazar. El homicidio del Pájaro desató una saga de venganzas que dejaron al menos una docena de muertos. “Aunque lo pudieron haber matado por la interna de la barra o por algún otro vuelto, no parece coincidencia que el crimen del Chino llegue justo cuando empieza el juicio por la boleta del Pájaro. No te olvides que del otro bando también se cobraron algunas deudas, baleando a Javito (muerto) y al Diablito (parapléjico), los sicarios de los Monos que habían matado al padre de los Bassi, y también a Diego Cuello (ileso), supuesto entregador del Fantasma. Tal vez en el juicio pueda surgir el nombre del verdadero autor intelectual del crimen del Pájaro”, dijo un investigador.

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