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Una masacre de islamistas en Egipto divide a los opositores

Tropas abrieron fuego sobre multitud que apoya a Mursi. Hay más de 50 muertos. Salafistas se bajan de coalición golpista.


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La honda crisis política egipcia tras el golpe militar que la semana pasada derrocó al presidente constitucional Mohamed Mursi volvió a ensangrentar El Cairo ayer, cuando las tropas abrieron fuego sobre una multitud frente a la Guardia Republicana, provocando más de 50 muertos entre sus partidarios y unos 500 heridos. La masacre tuvo de inmediato un coletazo político importante cuando el partido salafista Al Nur anunció que se retirará de las discusiones sobre la elección del primer ministro y del resto del gobierno, que debía anunciarse ayer.

“Decidimos retirarnos inmediatamente de las negociaciones para formar un nuevo gobierno en respuesta a la masacre que tuvo lugar en Nasr City”, declaró Nader al Bakkar, portavoz de Al Nur, en su cuenta de Twitter.

“Queríamos evitar un derramamiento de sangre y la sangre no deja de correr”, agregó el portavoz de la agrupación que durante el fin de semana bloqueó la designación del liberal Mohamed El Baradei como primer ministro, pese a que había sido anunciado por miembros del gobierno de transición.

Al Nur era hasta ayer un aliado de la coalición mayoritariamente secular que apoya el derrocamiento de Mohamed Mursi.

El partido ultraconservador islamista respaldó la búsqueda de una nueva cúpula en Egipto, pero las conversaciones hasta ahora fueron infructuosas porque los salafistas se oponen no sólo al premio Nobel El Baradei, sino también al socialdemócrata Siad Bahaa El Din, y piden una personalidad “políticamente neutral”.

La información de la agencia oficial de noticias contabilizaba 51 muertos y 435 heridos y las fuerzas armadas denunciaban la muerte de dos policías y un soldado, pero en una conferencia de prensa dos voceros de la Hermandad Musulmana culparon al Ejército por 55 decesos.

La matanza ocurrió cerca del edificio de la Guardia Republicana en la madrugada cairota, cuando los soldados abrieron fuego, sin causa aparente, contra una multitud que se dirigía a la mezquita Rabaa al Adaweya, donde los simpatizantes de la Hermandad Musulmana acampan y reclaman la liberación del presidente Mursi.

El Ejército afirmó, en un comunicado publicado inmediatamente tras los hechos, que sus efectivos respondieron a un ataque de “terroristas armados” y que un policía murió y seis conscriptos se encuentran gravemente heridos.

Sin embargo, dos voceros de los Hermanos Musulmanes ofrecieron poco después una conferencia de prensa en el interior de la citada mezquita en la que culparon al Ejército por 55 muertes, informaron sobre 150 heridos y mostraron casquillos de bala, granadas y videos con impresionantes imágenes.

En tanto, el alejamiento de Al Nur profundiza la fractura en la frágil coalición que gobierna Egipto, ya que los salafistas representan un tercio del disuelto Parlamento y junto con el Partido de la Justicia y la Libertad (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, tenían el 65 por ciento de los escaños.

De cara a la reforma y a la convocatoria a nuevas elecciones, este alejamiento de Al Nur genera incertidumbre y alienta más las especulaciones de los principales analistas que insisten que en estas condiciones los islamistas volverían a ganar los comicios.

Por fuera de las fronteras egipcias, la masacre y la aparente falta de brújula de la coalición gobernante desataron una ola de preocupación internacional y varios llamados a la calma.

Los Hermanos Musulmanes están dispuestos a resistir

Los Hermanos Musulmanes llamaron a manifestarse hoy contra la masacre. En tanto, uno de sus líderes espirituales, Safwat Hegazy, sostuvo que la violencia del Ejército no los va a “amedrentar”, e insistió que  las protestas solo terminarán cuando el depuesto presidente Mohamed Mursi sea liberado y regrese al poder.

“La violencia del ejército no nos va a amedrentar, sabemos lo que es la represión por reclamar justicia y defender nuestras ideas. Lo hemos padecido durante años“, dijo el reconocido y  polémico imán y predicador de la TV.

Hegazy, de 50 años, con prohibición a ingresar al Reino Unido por incitar a la agitación y al odio, es uno de los 300 Hermanos Musulmanes sobre los que pesa una orden de arresto. Conocido por sus derrapes y declaraciones sexistas y antisemitas, deploró el “apoyo de la  sociedad para remover a un presidente con un golpe” y aclaró que la fraternidad “no va a tolerar esta injerencia  militar”. Además, acusó a EE.UU. de apoyar la destitución de Mursi.

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