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Por derecho

Una jarra de agua no se le niega a nadie

La Cátedra del Agua lanzó un proyecto para que esté “en todas las mesas”.


“El Derecho de Jarras es un concepto jurídico y sociológico, es una expansión al derecho humano al agua, significa que se pueda garantizar el acceso al agua potable, de canilla, en bares, restoranes, hoteles, salones de fiestas… Es decir, en todos los lugares privados que tienen una función pública”, explica el titular de la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario, Aníbal Faccendini. El impulsor de la iniciativa llevó el proyecto a la Defensoría del Pueblo, donde fue recibido por la titular de la delegación local, Analía Colombo, y la viceministra de Trabajo de la provincia, Nora Ramírez.

Antes, Faccendini había llevado el proyecto al arzopbispo de Rosario, Eduardo Martín, quien se comprometió a entregarlo “en mano” al papa Francisco en el encuentro que mantendrá mañana en Roma.

“Este es un proyecto inédito en el país, el Derecho de Jarras es un concepto jurídico y, sociológico creado por la Cátedra del Agua de la UNR, queremos que se haga extensivo también a las oficinas públicas y a todos los lugares de trabajo. Este es un primer paso, es la etapa de visibilización y sensibilización del tema para que luego los ediles y legisladores puedan llevar adelante una ordenanza y leyes al respecto. Desde la Defensoría y el Ministerio de Trabajo lo vieron como muy positivo y se comprometieron a dictar resoluciones recomendativas”, agregó Faccendini.

“Si bien hay un viejo dicho popular que reza: «Un vaso de agua no se le niega a nadie», lo cierto es que mucha gente siente una suerte de humillación en un bar o restaurante en pedir agua de la canilla. Directamente uno está obligado a comprar botellas envasadas, cuando la mayoría de ellas tienen alto contenido de sodio, algo contraproducente para personas hipertensas”, razonó Faccendini.

En ese marco, el proyecto Derecho de Jarras viene a asegurar el suministro de la bebida, por definición, más sana para el organismo humano. Por ello, la iniciativa ya está en manos de concejales de la ciudad: la recibieron María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale, del bloque Radical, y en las próximas semanas también la recibirán otras bancadas.

El proyecto también lo tiene ya el senador nacional por Santa Fe Rubén Giustiniani, y la idea es que llegue a más legisladores santafesinos y a otras personalidades. “Y además lo tiene el constitucionalista Eduardo Barcesat, porque queremos que se replique en todo el país”, explicó Faccendini.

El titular de la Cátedra también destacó la proyección internacional del Derecho de Jarras al llegar a manos del papa Francisco precisamente a pocos días de que publicara su documento “Laudato Si”, la primera “encíclica ecológica” de un jefe de la Iglesia católica. Y Faccendini resaltó que ambas se entroncan: “Este proyecto además hace hincapié en que en los lugares que no hay agua potable, hay pobreza”, expuso.

El docente de la UNR sostiene que las ciudades de Rosario y Santa Fe tienen agua potable de alta calidad, lo que hace aún más viable el proyecto.

“Este Derecho de Jarras es una construcción inédita desde el punto de vista sociológico, higiénico y jurídico de la Cátedra del Agua y lo estamos promocionando, haciéndolo visible a nivel regional y nacional. La idea es que también sea un ejemplo entre los concejales, diputados y senadores que en sus mesas estén presentes las jarras con agua (en lugar del líquido envasado en botellas) hasta como una cuestión cultural, promocionar al agua como una bebida sana y gratuita, como un derecho humano”, insistió Faccendini.

La Cátedra del Agua de la UNR ha creado y trabajado la conceptualización del Derecho de Jarras en general; luego se realizó el abordaje para el mundo del trabajo. Ahora el desafío para el autor del proyecto es cómo se hace presente en los lugares privados con atención al público como los bares, restaurantes y servicio de huéspedes con todas sus variantes.

Finalmente, Faccendini agregó: “Necesitamos un ejercicio pleno y efectivo de poder tomar agua pública en los bares, restaurantes y servicios de huéspedes. El agua es como el aire, a nadie se le puede negar el acceso a un bien común. Ya no hay ámbito ambiental y cultural que pueda sostener que se mezquine el agua”.

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