Espectáculos

Una intensa sutileza que dibuja canciones simples

Por Juan Aguzzi.- Con la excusa de mostrar 5, su nuevo disco, Vicentico ofreció un recital empático donde pudo apreciarse el imaginario propio y el singular matiz que imprime a sus populares temas.


vicentico

Casi media hora después de lo anunciado, las luces que cubrían el salón Metropolitano 2 se apagaron y brevemente se encendieron las del escenario hasta que el haz de un cañón dirigido dejó ver a Vicentico y, de a poco, a la banda que lo acompañaría en lo que fue la presentación de 5, su nuevo disco, que “probó” en Rosario, el viernes por la noche, antes de mostrarlo en Córdoba y Buenos Aires. El Metro, como se lo conoce a esta altura, estaba ocupado en un 80 por ciento y de ese porcentaje también el 80 era femenino. Mujeres y más mujeres en una franja que iba de los 20 y pico a los 60 y, hasta podría decirse, sin distinción de clases.

Y eso tal vez se deba al carácter popular que tiene la música de Vicentico, y a sus letras, que suelen abordar la melancolía romántica y una visión de un posible mundo ideal al que se extraña justamente por inalcanzable. Se trata de un músico con marcada convocatoria que de igual modo puede llevar público al Anfiteatro como al más engalanado Metropolitano, y en ambos escenarios el Cadillac seduce sin esfuerzo, apelando a la intensidad de sus canciones y a cierta gestualidad que sintetiza eficazmente el humor y la galantería ingenua.

Con una banda diseñada para que las tres guitarras que la conforman estén siempre al frente generando una prodigiosa tensión sonora, con base de operaciones en el rock y el pop de infinita amplitud, Vicentico abrió con cuatro temas nuevos, “Soldado de Dios”, “Fuera del mundo”, “Un diamante” y “Sólo hay un ganador”, del track list de 5, para después prestarse al juego cómplice con un repertorio de “copados” temas conocidos por todo el mundo, esos que integran sus cuatro primeros discos como solista como para que los fans fueran comenzando a hacerse dueños de la noche.

Noche que el cantautor señaló como única e irrepetible, no precisamente por tratarse de “esa” noche, sino porque, insistió, “todas las actuaciones son únicas e irrepetibles”.

Gran parte de la música de Vicentico se recorta en otros sonidos que pueden identificarse como centroamericanos, incluido el bolero, pero él las usa como referencias para construir un imaginario propio, consciente de otorgarle una textura más deudora del sentimiento latino en toda su extensión. Allí están “Ya no te quiero”, “Viento”, “El Rey”, la particular versión de “Algo contigo”, que a esta altura se refrenda como una cita; “Morir a tu lado” o “Sólo un momento”, el hit que da título a su álbum anterior y que todavía causa “sensación” entre sus seguidores y a los que Vicentico presta su matiz y dibuja sus contornos de canciones simples, casi pegadizas.

Luego de religiosa hora y media y para el primer bis, Vicentico cantó “Creo que me enamoré” –para la que volvió a ponerse el saco con que había iniciado el concierto y que se había quitado poco después–, tema de su reciente álbum y que introdujo sólo con su acústica para los primeros acordes. A esa altura ya era obvio que el resto de los temas de 5 habría que escucharlos en el disco y que Vicentico había conseguido esa empatía directa y entradora con su público, al que antes había invitado a pararse –la disposición había sido de plateas con asientos y sin campo–, lo que despertó el fervor de un montón de mujeres agolpándose frente al escenario y coreando las canciones. Más, ni ellas ni él, no pudieron pedir.

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