Aniversario

#19años

Una historia de convicción, compromiso y resistencia

Hoy estamos recorriendo un camino nuevo, el del trabajo autogestionado.


Un día como hoy, hace 19 años, fue nuestra primera vez. En ese recorrido pasaron cosas. Muchas cosas. Demasiadas. Pasaron distintos gobiernos, centenares de trabajadores de prensa caminaron la redacción, disfrutamos del afecto y la solidaridad de nuestros lectores, sufrimos profundas crisis con cierres incluidos, nos enamoramos, tuvimos hijos y también dolorosas pérdidas. Para aquellos que tuvimos la fortuna de comenzar desde el minuto cero el tiempo se expandió. Son tantos los hechos que se amontonan en la memoria que no condicen con los 19 años transcurridos. Sería injusto y casi imposible definir con un acontecimiento nuestra existencia en la vida diaria de los rosarinos. Digamos que una compleja y caótica combinación de factores nos mantiene en pie. Y tal vez ese sea el hecho más trascendente. Es que nunca nos resignamos a los hechos consumados. Convicción, compromiso y resistencia son las marcas que nos fueron modelando. Pero una de las claves estuvo, y está, en la generosidad recibida de nuestros lectores, de los trabajadores, de los amigos, de los colegas. De la sociedad rosarina. Del Sindicato de Prensa Rosario, alma máter de nuestra existencia.

Somos trabajadores, así nos asumimos siempre. Hoy estamos recorriendo un camino nuevo, el trabajo autogestionado, sin renunciar a nuestra condición. No lo elegimos. No somos héroes. Nos empujaron. Y decidimos transformar la falta en virtud. Convicción, compromiso y resistencia fueron nuestros pilares y hoy emergen nuevamente. Pero también hay dudas, temores y dificultades. Muchas. Y sin embargo aquí estamos, otra vez; con errores y con nuestras miserias humanas a cuesta, seguimos estando.

Sería una falacia creer que es sólo un merito propio nuestra existencia. Y todos los días intentamos devolver tanto afecto con nuestra práctica profesional cotidiana. Somos conscientes de nuestras carencias, pero nadie podrá acusarnos de indiferentes de los acontecimientos que atraviesan nuestra región. No somos turistas en los fenómenos. Contamos historias que creemos que importan, lo mejor que podemos. No nos guardamos nada. Tampoco somos neutrales. Decimos lo que pensamos y nos abrimos para todos aquellos que tengan algo que decir.

Aún estamos aprendiendo los secretos del trabajo en una cooperativa. Y sin embargo aquí estamos, otra vez, como La Cigarra, resucitando. Y no hay nada que nos haga cambiar de nuestro objetivo final. Porque El Ciudadano es posible. Y en eso estamos