Ciudad

Una fiesta de colores sobre el cielo del Scalabrini Ortiz

Miles de personas disfrutaron del Festival de Barriletes. Ya es un clásico: cumple el 10° aniversario.

La jornada estaba nublada, el sol no brillaba, excepto durante unos pocos minutos en el inicio de la actividad, pero el color lo pusieron las decenas y decenas de barriletes que una vez más pintaron el cielo de Rosario.

Como desde el 2001, miles de personas participaron ayer en el parque Scalabrini Ortiz, en el 10º Festival de Barriletes Pintemos el Cielo de Rosario que finalizará hoy, con una nueva jornada plena de colores que se iniciará a las 11.

Desde las calles cercanas cualquier rosarino que se acercara al enorme predio del norte de la ciudad podía apreciar algunos barriletes de enormes dimensiones. Sobre uno de ellos algunos decían que podía tratarse de un gran gorro, otros se sorprendían porque sostenían “tiene cuerpo”. No se lo podía clasificar, pero era de gran tamaño y volaba a gran altura.

Otros que llamaban la atención eran un gran hipocampo o caballito de mar de colores amarillo y lila. En el extremo más cercano a la rotonda del parque Scalabrini Ortiz y con el fondo de los edificios Dolphines Guaraní volaban varios pulpos, manejados con un solo hilo y que imitaban los movimientos del molusco. Algunos rojos, otros naranjas, y los había también de colores más claros.

Eran barriletes profesionales, pero también los había, y en cantidades, los más artesanales, muchos realizados por los chicos –que los remontaban– junto a sus padres. Sobresalían los clásicos, aquellos realizados  con cañas, papel y la típica cola con papeles o algunos restos de tela.

El viento era propicio para remontar los barriletes y así muchísimos chicos disfrutaban de la actividad, dado que la jornada de ayer se prestaba para, sin mucha dificultad, elevar los cometas lo más alto posible.

Fundamentalmente el sector central del parque, pero también  los costados  eran aprovechados para levantar los barriletes.

Era una sucesión infinita de colores y formas, triangulares, con caras pintadas, como mariposas, alguno de color negro que pretendía remedar a Batman, al igual que los  más sencillos con fondo blanco y la leyenda Rosario Más Limpia, programa municipal que tenía también un puesto en el parque para difundir la tarea de concientización que se realiza. A cada instante un nuevo barrilete aparecía en el cielo. Una fiesta para los más chicos.

Como cada año hay también carpas donde se exhiben y venden distintos tipos de barriletes, de Mundo Hobby, la firma que junto a la Secretaría de Cultura y Educación municipal organizan el festival, pero también de otros como Alto Vuelo o el del grupo Batoco (Barriletes a Toda Costa).

Y no faltaban los vendedores ambulantes de los barriletes más tradicionales, con los colores de Newell’s y Central, entre otros.

En tanto un amplio sector del predio estaba prolijamente demarcado para posibilitar que allí se realizaran las batallas de Rokakkus, una milenaria tradicional oriental, en la que se efectúa un combate entre los barriletes.

Igualmente se efectuaron los vuelos combinados con la participación de varios pilotos, quienes manejaron barriletes con gran precisión, y talleres sobre la construcción de los cometas.

Pero no todo eran barriletes, muchos aprovecharon para instalarse en reposeras o en algún banco del parque para, mientras observaban el cielo multicolor, aprovechar para tomar unos mates.

Igualmente y como un complemente no faltaron los espectáculos de hip-hop.

Nuevamente las actividades se repetirán desde poco antes del mediodía de hoy, donde podrán apreciarse los barriletes de formas diferentes y disfrutar de una actividad distinta a la que Rosario también le puso su sello hace ya diez años.

Cabe recordar que excepto en el 2004 que se realizó en el predio del hipódromo del parque de la Independencia, las 9 ediciones restantes se efectuaron en el parque Scalabrini Ortiz.

Año a año el festejo de los barriletes va creciendo en cantidad de asistentes, desde aquella primera edición con varios miles de personas que admiraban los cometas realizados en telas plásticas, que se vendían en bolsas y podían armarse, y que salieron a competir con los barriletes artesanales, a la segunda que reunió 20.000 personas y la cifra fue subiendo hasta el año pasado cuando fueron más de 50.000 los asistentes.

La fiesta seguirá hoy y otra vez el cielo se poblará de colores.

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