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Una década por homicidio

Los jueces que integran la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones confirmaron la pena contra “Pablito” Godoy, acusado de asesinar en 2008 a Fabián Benítez, al parecer, por un problema de polleras.

Por: Carlos Retamal

Los integrantes de la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones confirmaron la sentencia a un joven de 22 años que en febrero pasado fue condenado a pasar una década tras las rejas por el homicidio de un hombre de 33, asesinado de una puñalada por la espalda en junio de 2008 al oeste del barrio Empalme Graneros.

La condena fue dictada por el juez de Sentencia 2ª, Antonio Ramos, basándose en la investigación policial, los testimonios de testigos del hecho y también la palabra de la víctima, quien resultó gravemente herida en la tarde del lunes 16 de junio de 2008, y fue trasladado hasta el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde falleció dos días más tarde. Mientras esperaba la llegada de una ambulancia, Fabián Darío Benítez alcanzó a decir el nombre de la persona que lo atacó por la espalda: “Fue Pablito”, sostuvo antes de ser trasladado.

El mencionado Pablito Godoy era un joven con el cual cuatro años antes Benítez había tenido varios altercados, al parecer por cuestiones de polleras. Para los familiares del fallecido, esa fue la razón por la cual ocurrió el crimen, mientras que para el abogado defensor de Pablito, el problema era de vieja data, por lo cual no debía ser tenido en cuenta. Lo que había que vincular con el hecho era que Benítez –según el defensor del imputado– “era agresivo y violento y consiguientemente peligroso para la sociedad”.

Además, menciona que no fue valorado el testimonio de un policía que por aquel entonces prestaba servicio en el destacamento del Heca y recibió al herido. Este uniformado aportó datos no considerados en el fallo, de alguien que no escuchó a Benítez mencionar nombre alguno.

Por estas razones y porque Pablito no estaba físicamente en el lugar donde se cometió el crimen, es que el abogado Eduardo Sosa pidió que se revoque la sentencia por falta de pruebas.

Para los integrantes de la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones, Otto Hugo Crippa García, Elena Ramón y Adolfo Ivaldi Artacho, el testimonio del agente, es claro, ya que si bien menciona como únicas palabras de la víctima “que le quisieron robar la bicicleta”, y no el nombre de persona alguna, esto no significa que no pueda haber otro testimonio. Además, los integrantes del tribunal sostuvieron que el agente, en el libro de guardia de la Agrupación Orden Público, mencionó que Benítez dijo que “en el día de la fecha un masculino en una moto se le acercó y lo apuñaló con un cuchillo”.

Un viejo encono

El hermano de Pablito dio un testimonio que resultó clave, al afirmar que cuatro años antes, la víctima y su hermano tuvieron varios problemas, y que por ellos Benítez fue imputado por ataque y lesión contra Pablo Godoy. Pero el imputado, al declarar en el caso, dijo que nunca tuvo un problema con el fallecido. “La razón para negar ese enfrentamiento es porque sabe que esa es la razón por la que atacó a Benítez, ya que caso contrario no tenía por qué negarlo, porque sabe que lo señala y perjudica, sin coartada alguna”, indica el fallo.

Otro hecho valorado fue la declaración de la pareja de la víctima, quien afirmó que Pablito venía insultando desde hacía un tiempo a Benítez, lo desafiaba a pelear, lo provocaba y le decía que lo iba a “agarrar”.

“Por lo tanto, la única conclusión posible es aquella a la que ha arribado el juez Ramos, una pena justa y adecuada, a la luz de la peligrosidad mostrada por el imputado”, reza el fallo de Cámara, por lo la sentencia a diez años de prisión fue confirmada.

El lunes 16 de junio de 2008, Fabián Darío Benítez iba en bicicleta rumbo a la casa de su madre, ubicada en el barrio Emaús y, según alcanzó a decirle luego a sus familiares, cuando cruzó Circunvalación por Juan B. Justo, dos cuadras antes de llegar a destino, fue atacado por un joven que se bajó de una moto, adonde viajaba junto con otra persona. “Le clavaron una chuza por la espalda, un poco arriba de la cintura, y el metal se quebró cuando la víctima quiso darse vuelta, así que le quedó un trozo adentro”, confiaron fuentes del caso.

El hombre alcanzó a ir hasta la casa de su madre, y de allí ella y el padrastro lo llevaron al Heca, donde fue operado y falleció 38 horas después. Según los apodos que la víctima alcanzó a mencionar a sus familiares, los atacantes fueron dos hermanos conocidos como Pablito y Tito, quienes también viven en Empalme Graneros. “El móvil del crimen sería un problema de polleras”, especuló en su momento un investigador.

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