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Una cuestión familiar

Por Daniel Domínguez. Rubén, Giuliano y Gabriel Galvano están unidos por la pasión por los cuatriciclos y aspiran a crecer en este deporte.

Desde que el Rally Dakar se instaló en Argentina, los hermanos Marcos y Alejandro Patronelli ganaron notoriedad. Claro que su historia había comenzado mucho antes. Marcos, por ejemplo, comenzó a competir a los 15 años y ganó cuatro veces seguidas el Enduro de verano (2005, 2006, 2007 y 2008). Además del Dakar de 2010, ganó la XIII edición del Rally de los Faraones, convirtiéndose así en el primer argentino en ganar esa competencia.

Por ese camino pretenden transitar los Galvano, una familia común de Rosario que quiere seguirles los pasos a los pilotos de Las Flores, ya sea en la experiencia internacional como en logros.

Rubén (42 años), Giulano (17) y Gabriel (13) vienen compitiendo desde 2005 y año tras año demuestran que pueden conseguir grandes cosas en este deporte.

La pasión por la velocidad comenzó a temprana edad en los tres protagonistas de esta historia y en cada paso que dieron dejaron su huella.

“Empecé a los 18 años en autos, pero por razones económicas tuve que dejar. Luego, en 2005 arrancamos con Yamaha 350cc y en 2006 cambiamos por los cuatro”, repasó Rubén para comenzar la charla con El Hincha.

Los pilotos se muestran entusiasmados, convencidos de lo que hacen y sobre todo disfrutando este buen momento que los tiene con ganar de dar el salto de calidad.

“Esto es una pasión sin obligación, lo hacemos porque nos gusta, pero además hay que tener capacidad y los chicos la tienen. Tienen un don, uno les dice que lo tomen como una diversión pero también con responsabilidad y saben hacerlo”, afirmó Rubén, campeón de la Copa Master.

Ante cada comentario del padre, los hermanos escuchan atentamente y de vez en cuando asienten con la cabeza afirmando el pensamiento familiar.

Y a la hora de dar sus opiniones, a pesar de las diferencia de edad, hay muchas coincidencias.

Gabriel, con sólo 13 años, ya sabe lo que es ser campeón argentino y tiene las cosas tan claras como el más experimentado: “A mí me aburre correr en la cinta o ir al gimnasio, pero es algo que sé que tengo que hacer para mejorar, para seguir aprendiendo”.

Por su parte, Giuliano contó un episodio que le cambió la forma de pensar: “No me acostumbraba a dedicarle tanto tiempo a esto, hasta que en un carrera me caí, me asusté y lo encaré de otra manera. Ahora no me molesta para nada pasar tiempo practicando o en el gimnasio. Uno ve los resultados y se da cuenta que el esfuerzo vale la pena”.

Estas jóvenes promesas no sólo tienen el apoyo de su padre sino también de su mamá Alejandra, que desde afuera les da la mayor de las fuerzas: “Todo lo que logramos se los debemos también a ella, sin el apoyo de mi señora no lo podríamos hacer. Nosotros trabajamos con máquinas industriales doce o catorce horas por día para poder competir”, graficó Rubén.

Justamente, como todo deporte amateur, los cuatriciclos tienen un costo que generalmente pagan los deportistas y esta no es la excepción.

“Tenemos que pagar el ochenta por ciento de los gastos, las terminales (NdR: empresas fabricantes de los vehículos) dan poco apoyo, nosotros estamos buscando la forma de armar un equipo propio para poder costear de otra manera los gastos. Sabemos que si no, todo será cuesta arriba”, afirmó sin dudar Galvano padre.

Otra de las materias pendientes que tiene este deporte es la difusión, algo prioritario para que todo emprendimiento crezca: “Acá no hay lugar para mostrar todo el esfuerzo que hacemos, mientras otros chicos están en Mar del Plata de vacaciones ellos están en los médanos entrenando, preparándose para competir en la próxima carrera. En enero estuvieron preparando el Enduro de verano en Santa Fe con 40  grados”, agregó.

Volviendo a lo estrictamente deportivo, Rubén dejó una frase que pinta de cuerpo entero el sentir de la familia: “Nos corre nafta por las venas, se lleva en el corazón”.

Por último, los tres pilotos plantearon los próximos objetivos: “Tenemos mucha motivación para correr, lo queremos hacer en el exterior porque el sueño de todos es poder vivir de los que nos gusta. Acá eso sería imposible. En 2013 está el Desafío Ruta 40 y si Dios quiere y el Dakar sigue en Argentina en 2014 nos gustaría estar ahí”.

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