País

El Refugio

Una cooperativa de presos y liberados de San Nicolás hace hostias para el Papa y pan para el pueblo

Son 15 que realizan trabajos barriales de inserción social bajo el liderazgo del cura Damián Vidano. Panificación, otra de telar y grabados, y detenidos que elaboran desde pelotas de fútbol hasta hostias en diferentes talleres


Es El Refugio, en la ciudad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos. Una cooperativa que funciona en la casa contigua a la Parroquia Nuestra Señora de Fátima. Allí, un grupo de 15 personas realizan un fuerte trabajo barrial de inserción social bajo el liderazgo del cura Damián Vidano. Panificación, otra de telar y grabados, y un grupo de presos que elabora desde pelotas de fútbol hasta hostias en distintos talleres.

La iniciativa comenzó en 2008 como espacio de referencia para jóvenes de la zona sur de la ciudad. La casa fue acondicionada para el funcionamiento de distintos emprendimientos que tuvieran como propósito generar el valor del trabajo. Todo, destinado a quienes, por diferentes motivos, no habían tenido la oportunidad de recibir contención, orientación y acompañamiento familiar.

Las tareas actualmente son llevadas a cabo por los internos de la Unidad Penal 3 de San Nicolás, con un fuerte acompañamiento del padre Vidano y en conjunto con las Unidades Productivas (El Telar y La Panadería) que funcionan en las instalaciones de El Refugio.

La Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (Fecootra), que forma parte de la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop) los acompañó –a través de Cristian Horton, su presidente- en la conformación técnico-legal, y en la capacitación para organizarse como dos cooperativas y una mutual, en la cual también estuvieran integradas la Iglesia, la comunidad y otros actores.

La iniciativa además estuvo fuertemente respaldada por el Obispado de San Nicolás y Mario Cafiero, ex presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), quien falleció el pasado 13 de septiembre.

En la cárcel, los reclusos fabrican, en tres talleres distintos, bolsas biodegradables, pelotas de fútbol y unas 20 mil hostias por semana. Algunas se reparten en iglesias de la ciudad. Pero otras son enviadas al Vaticano en encomiendas, para que el Papa Francisco las utilice en las misas que brinda en la capilla Santa Marta. Fue el sacerdote Vidano quien hizo de nexo entre la cárcel y el jefe de la Iglesia católica.

En la panadería se elabora pan para los comedores y hogares. También se prepara el “pan social”, donde los chicos que trabajan ganan un porcentaje mínimo porque el producto se vende más barato al consumidor. También se fabrica el “pan a cuenta”. Si el kilo sale 30 pesos, las personas compran y dejan 50, y con los 20 restantes aportan para cubrir el pan del que no tiene dinero para pagarlo.

En El Telar se trabaja con tres líneas de productos: trapos de piso, rejillas y artesanías, que se confeccionan es un salón amplio y luminoso, con los telares automáticos dispuestos en dos laterales, y dos mesas centrales de trabajo.

 

Comentarios