Maximiliano Chiaccherini / Marcos Morao (*)
Siempre el contexto histórico determina la forma de organización de la clase trabajadora. Con lo cual, no perder la visión de conjunto, es una de las claves.
En la actualidad la proliferación de políticas neoliberales a escala mundial impregna el contexto y deviene en miradas individualistas y sectarias, dejando relegado el trabajo colectivo y la búsqueda del bien común.
Otro factor crítico que aparece en el horizonte del movimiento obrero es el impacto negativo de las tecnologías de la información y comunicación que sólo aportaron precarización y flexibilización laboral, con su correlato de perdida de derechos.
Para repasar nuestro rol como trabajadorxs organizadxs en este tiempo basta con mirar las situaciones que ocurren en países centrales como Francia.
Allí, en la actualidad, se pone en vilo el futuro de muchas fuentes de trabajo con el avance masivo de la utilización de multiplataforma de Amazon Prime como herramienta preferencial para hacer compras de supermercados, situación que puso a Carrefour a temblar.
En paralelo, miles de trabajadorxs salieron a las calles en contra de retrasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años, llevando a los 43 años de aportes para evitar un posible déficit en la caja de las pensiones.
El camino, como siempre, es la defensa de derechos y de la justicia social; construyendo estrategias innovadoras para llevar al movimiento obrero a mayores niveles de organización.
Las Herramientas sociales, políticas y económicas deben ser desarrolladas por los sindicatos, ya que poseemos un sinfín de medios para tal tarea.
La información, la salud y la capacitación son ejes indispensables sobre los cuales debemos trabajar.
Es vital una construcción con pensamiento y prácticas colectivas. Y ese es sendero y el desafío a desandar.
(*) Consejo Directivo ATE Santa Fe