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Una ciudad para todos: Emprender una lucha desde una silla de ruedas

La Organización Sin Barreras, es relativamente nueva, inició su lucha hace tres años y nace para combatir los obstáculos que potencian las discapacidades de aquellos que habitan Rosario. Para conocer más sobre la labor que llevan adelante hablamos con Claudio Halcovich.

Este hombre de 35 años prefiere abrir las puertas de su casa para realizar la entrevista antes que lanzarse a la peripecia de recorrer la ciudad en su silla de ruedas.

Comenta que: “De los 35 colectivos con rampa que tiene la compañía estatal Semtur, sólo uno tiene la misma en condiciones de funcionamiento. Hace unos días me realizaron una tomografía en la que encontraron que tengo la quinta y sexta vértebra de la cervical fisurada por el impacto de la silla. Trabajar en la calle con mi primo hizo que no me quedaran opciones más que atravesar veredas rotas y bajar cordones con violencia, a falta de rampas”.

En otro tiempo todo esto lo indignaba en soledad, pero esos días quedaron atrás luego que Daniel Galeano, padre de una nena con síndrome de down, se le acercara en la calle un día. “Meses atrás había aparecido en la televisión, luego de una situación que presencié en la Plaza de la Integración. Una decena de chicos se estaba hamacando en el columpio especial para la silla de ruedas, y decidí quejarme. Daniel me reconoció y me preguntó si alguna vez había pedido ayuda para tratar de que la situación mejore. Le contesté que yo estaba solo, y él me dijo que estaba equivocado”, recuerda Claudio sobre el encuentro que luego daría nacimiento a Sin Barreras.

La organización, que busca que los discapacitados tengan las mismas posibilidades de transitar las calles, utilizar el mismo transporte y acceder a los mismo espacios, tomó inesperada relevancia mediática cuando decidieron ayudar a Jenifer Díaz. La nena de siete años debía ser operada de escoliosis alta con diagnóstico de hidrocefalia mielomeningocele, por lo que tenía que viajar al hospital Garrahan junto con dos acompañantes y necesitaba la colaboración de todos para concretar la intervención.

Sin Barreras se solventa con los bolsillos de cada uno de sus veinte miembros, al menos hasta que se termine con los trámites para convertirla en ONG, algo que no sucederá hasta dentro de un tiempo. Entre sus colaboradores se encuentra una abogada que luego de sufrir un accidente cerebrovascular, vivió en carne propia las dificultades y el desconocimiento que hay –incluso por parte de los mismos discapacitados- de los derechos. Es de su mano que Sin Barreras tomó como otro de sus objetivos el difundir las leyes que los protegen y que están publicadas en el blog de la organización: www.sinbarreras.blogspot.com.

“Queremos concientizar a la población rosarina de nuestra existencia. Muchas de las instituciones que están en el tema no buscan el bien común y se cierran. Queremos mostrarle a la gente que una rampa rota es un peligro para todo el mundo, y no sólo para nosotros”, explica Claudio, a quien lo desvela el tema del transporte. Las falencias en el servicio urbano fue una de las quejas que le presentaron al intendente Miguel Lifschitz en su momento. Otras de las inquietudes es el tema laboral, la municipalidad tiene un área llamado Dirección de Inclusión pero según Claudio Halcovich, desde que existe sólo han logrado conseguirles trabajo a siete personas con discapacidades y no existen datos en cuánto a las circunstancias de estos empleos. Claudio es analista programador y diseñador de páginas web, y además tiene un máster en Internet, pero nunca pudo ejercer su profesión.

Tampoco hay estadísticas que indiquen cuántas personas sufren discapacidades en la ciudad, lo que supone un obstáculo si se decide tomar medidas serias para mejorar la calidad de vida. Las responsabilidades serían compartidas. “Desde que creamos Sin Barreras, me acerco a las personas con discapacidades que encuentro por la calle, invitándolos a que se unan a nuestra causa. Encuentro mucho rechazo. Hay padres que no quieren reconocer los problemas de sus hijos, y es una pena porque los cambios que queremos lograr son sobre todo para los más jóvenes, que tienen una vida por delante”, reconoce Claudio.

“Por amor al deporte” es otra de las iniciativas de Sin Barreras. La actividad consiste en elegir un parque y colocar juegos caseros. Chicos de instituciones especializadas son invitados, y se realiza una convocatoria de todos los niños que se encuentran en el parque. “El sonido y la música son un aporte de la Municipalidad. La última edición la hicimos en la Plaza de la Inclusión, frente al laguito del Parque Independencia. Estamos planeando la próxima, que será en setiembre”, cuenta Claudio, y agrega: “Los nenes de entre 4 y 10 años juegan con total normalidad y son pocos los que ven a un chico en silla de ruedas y se resisten a participar. Creo que la tolerancia de los más chiquitos se pierde por culpa de los padres, que no les enseñan quiénes somos. Mis sobrinos de 2 y 8 años crecieron con una persona discapacitada y saben lo que es, pero no es necesario tener una persona discapacitada en la familia para enseñarles a los chicos que esa realidad también existe”.

Para colaborar con la agrupación Sin Barreras, escribir a sinbarreras_rosario@hotmail.com. También se puede llamar a Claudio al 156240551

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